23 de agosto 2017 - 23:47

Diálogos de Wall Street

Wall Street, firme; Washington, en convulsión. ¿Son compatibles? Lo discutimos con Gordon Gekko, nuestro hombre en la trinchera.

Diálogos de Wall Street
Periodista: Un día estamos a punto de atacar Corea del Norte; al día siguiente, de invadir Venezuela; o, quién sabe, de entrar en guerra con los estados confederados. Washington es un avispero y Wall Street, si titubea, no lo hace dos o tres días seguidos. Siempre encuentra el lado positivo. ¿Exagera la política? ¿O las finanzas?

Gordon Gekko: Convengamos que el presidente Trump tiene un récord de exabruptos que no les va en zaga a los récords de la Bolsa.

P.: Por eso pregunto. ¿Cómo ambas trayectorias no chocan entre sí?

G.G.: Trump ha sido extremadamente cuidadoso en no agredir nunca a la Bolsa. Siempre se congratula por la salud del rally. Es, cada vez más, el único activo genuino del que puede vanagloriarse.

P.: Tampoco el mercado bull es de su autoría. Nació con Obama en marzo de 2009.

G.G.: De acuerdo, pero Trump puede pavonearse de los 4 mil últimos puntos que trepó el Dow Jones Industrial. No es poca cosa.

P.: Es la única concreción en su foja de servicios en la Casa Blanca.

G.G.: Con el nombramiento del juez Gorsuch en la Corte Suprema.

P.: ¿Hasta dónde el desconcierto que provoca Trump con su gestión, y la ausencia de resultados favorables, dejará sana y salva a la Bolsa?

G.G.: ¿Cómo saberlo con exactitud? Que el rally persista en estas condiciones es una proeza.

P.: Ni siquiera ensaya una leve corrección.

G.G.: Desde febrero del año pasado que no registra una caída que supere el 10%. Y lleva más de un año sin un tropezón del 5%.

P.: ¿Cómo se explica?

G.G.: Con dificultad. Aun con el diario del lunes a mano. Es verdad que la economía, con Trump o sin Trump, crece a una velocidad de crucero en torno a 2%.

P.: Trump prometía el 4%, y en rigor, en lo que va de su mandato, el registro es una décima inferior a la mitad. No importó.

G.G.: Los balances de las compañías han mejorado mucho, es el punto fuerte de 2017. Y no hay señales de que el futuro próximo se empañe. Más bien, con un dólar debilitado, los números de las firmas grandes, que tienen actividad y negocios de ultramar, brillan más.

P.: También es cierto que las small caps, las acciones de las compañías chicas, están sufriendo un castigo feroz. Fueron las abanderadas de la suba cuando las promesas de Trump eran creíbles, y ahora no participan para nada de la bonanza.

G.G.: Ese es un pequeño secreto del rally. La Bolsa rota. Muda de liderazgos. Las acciones de transporte, por caso, también han caído a pique. El ascenso se concentra en un puñado de papeles. Cuando se mira el detalle, no todo es color de rosas. Pero aun así, el desempeño es llamativo.

P.: Tampoco se percibe euforia.

G.G.: No hay euforia, no hay burbuja. ¿Está la Bolsa valuada como si rigiera la perfección? Claramente, no. Trump es grotesco. Y lo es a la vista del público. ¿Cuánto de lo que prometió va a lograr llevar adelante? Hoy se descuenta que será incapaz de cumplir demasiado.

P.: Sin embargo, off the record, Washington desliza que hay avances en la reforma tributaria y todo vuela.

G.G.: El truco funciona. Todavía.

P.: ¿Y hay avances? Después de todo, los republicanos mandan en el Congreso y la Casa Blanca.

G.G.: Van a tener que hacer algo si quieren evitar una catástrofe en las elecciones de medio término el año que viene.

P.: Entonces es creíble que consigan acordar aunque sea una baja simbólica de impuestos.

G.G.: Lo más increíble es lo que ocurre, la inacción oficial y el país dividido discutiendo una agenda del siglo XIX. Pero no es casual. La prédica nacionalista es otra receta electoral.

P.: Despedir a Steve Bannon, su principal mentor, obliga a ir por el camino de la baja de impuestos, ¿o me equivoco?

G.G.: Trump es el dueño del circo, no Bannon. Él decide. Gary Cohn y el secretario del Tesoro, Steve Mnuchin, la semana pasada, no se sabía si permanecían o no en el Gobierno. Se fueron Bannon y la carta nacionalista. Quedan ellos con la tarea de la reforma tributaria a cuestas.

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