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Dramático pedido de Paulson para apurar el salvataje de los bancos
El secretario del Tesoro norteamericano, Henry Paulson, dedicó casi todo el día de ayer a conceder entrevistas a los principales medios. Es que necesita apoyo para lograr que el Congreso acepte estatizar la deuda intoxicada por las hipotecas, que implicará un costo de entre 700.000 millones y 1 billón de dólares. Está claro que el histórico proyecto de ley será aprobado esta semana, ya que nadie querrá quedar como culpable del hundimiento de los mercados y, en definitiva, de la economía de EE.UU., que sobrevendría si se lo rechazara. Los demócratas sólo introducirán cambios no significativos, pero que -con la campaña en la mira-apuntarán a maximizar los costos políticos para los republicanos. Barack Obama salió ayer a sacar partido de la situación, al calificar de "asombroso" el costo fiscal de la medida, al culpar otra vez a la administración Bush y al exigir garantías para los contribuyentes. Además, reclamó que un comité independiente fiscalice la aplicación del salvataje. En un intento de despegarse del tema, John McCain dijo que Bush "falló" por no haber previsto la crisis. Mientras tanto, arrecian las críticas contra Paulson. Es un ex Goldman Sachs que pasará a tener superpoderes para rescatar a bancos de inversión cuyos ejecutivos siguen cobrando millonarios bonus pese a la crisis. Increíble.
«Esto es algo que debe funcionar; confío plenamente en que funcionará», proyectó, y agregó: «Debemos hacerlo, y queremos que sea pronto».
El texto consta de apenas dos carillas y media, pese a involucrar sumas multimillonarias. La explicación de la Casa Blanca es que procura contar con toda la flexibilidad que sea posible para actuar. Paulson dejó entrever la propuesta intervención en los mercados privados como un mal necesario. Argumentó que las consecuencias de la inacción serían tan extremas, que la pesada carga que tendrán que afrontar los contribuyentes será el mejor camino. «Esto no es algo que queríamos hacer. Es algo que era muy necesario», continuó.
Si el Tesoro usara todo el margen que tendría bajo el plan, el rescate representaría 2.000 dólares por cada habitante de Estados Unidos. Para cubrir el costo, el Tesoro pidió al Congreso que eleve el límite de la deuda pública a 11,3 billones de dólares desde 10,6 billones de dólares.
Si bien la propuesta de tres páginas del Tesoro decía que las firmas que participen tendrían que tener sede en Estados Unidos, Paulson sostuvo que las firmas extranjeras podrían descargar activos si tienen operaciones estadounidenses grandes.
«Si una institución financiera tiene operaciones de negocios en Estados Unidos, contrata gente en Estados Unidos. Si es que están atascados con activos ilíquidos, tienen el mismo impacto en los estadounidenses como cualquier otra institución.»
La enorme propuesta establece que el Tesoro compre deuda impaga relacionada con hipotecas a las instituciones financieras, incluyendo subsidiarias estadounidenses de bancos extranjeros, para tratar de frenar la peor tormenta financiera desde la Gran Depresión.
Sin embargo, incluso después de que Paulson apareciera en cuatro canales de televisión para impulsar su idea, persistían dos preguntas clave: ¿qué precio tendrá que pagar Estados Unidos por esas deudas «tóxicas», que desataron una crisis global del crédito? ¿Cuándo empezará a comprarlas? Buena parte de estas respuestas tratarán de encontrarla los legisladores cuando debatan el paquete en las próximas horas.
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