En la agonía, Estudiantes se quedó sin nada

Leandro Desábato se toma la cabeza, luego que Giuliano marcó el gol con el cual eliminó a Estudiantes de la Copa Libertadores.

Estudiantes se quedó de golpe con las manos vacías. El domingo, a pesar de golear a Colón, no le alcanzó para repetir el título en el campeonato argentino y, anoche, terminó su sueño en la Copa Libertadores al ganarle 2 a 1 a Inter de Porto Alegre.

El equipo brasileño, que se había impuesto agónicamente en el partido de ida jugado en Brasil 1 a 0, ayer también, en los minutos finales, marcó el gol de visitante que le dio el pasaje a las semifinales de la Copa.

Precisamente, el gol de Giuliano, a los 43 minutos del segundo tiempo, dejó a Estudiantes sin nada y, tras el desenlace del partido en favor de los brasileños, generó un cruce, con golpes incluidos. Un entredicho entre Abbondanzieri y Desábato prosiguió con un artero golpe de atrás del arquero suplente Lauro al defensor de Estudiantes. Corridas y otro cabezazo no menos artero de Desábato a Abbondanzieri. Escándalo generalizado, más corridas y golpes en el campo, en el sector de los bancos de suplentes y en la entrada a los vestuarios.

Previo al escándalo hubo un partido. Con la personalidad de un campeón, Estudiantes desafió desde el arranque a los brasileños, forzó el desarrollo del partido entre el círculo central y la medialuna del área rival y fue oportuno para aprovechar las vacilaciones ajenas.

Después de merodear el área y azotar la valla del argentino Abbondanzieri con tiros desde media distancia, Estudiantes se puso en ventaja con un perfecto pelotazo de Verón de 50 metros, que González definió por arriba de Abbondanzieri. Dos minutos más tarde llegó el golazo de Enzo Pérez y parecía que Estudiantes se iba encaminando hacia un triunfo tranquilo.

Con esa tranquilidad, pero sin arriesgar demasiado, los dirigidos por Sabella buscaron el tercer tanto, pero no tuvieron justeza para conseguirlo.

A dos minutos del final, con Estudiantes mentalizado en la clasificación, Giuliano recibió libre una pelota dentro de un área con poca visibilidad por la pirotecnia lanzada desde la popular local y enmudeció al estadio con una definición precisa.

Ese «golpazo» y la presión del reloj apenas dejaron espacio para la impotencia en el equipo platense. No hubo más llegadas e Inter terminó festejando y Estudiantes lamentándose.