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Inquietante: Estado toma partido por el islamismo militante
Las imágenes de la noche del domingo fueron duras: policías persiguiendo a manifestantes pacíficos, algunos de ellos deambulando ensangrentados entre los cuerpos sin vida y vehículos blindados de reconocimiento cargando contra la multitud. Al menos 26 personas murieron en los disturbios causados por motivos religiosos.
La marcha había empezado de forma pacífica. Cientos de coptos querían protestar delante de la sede de la televisión después de que una multitud de musulmanes enardecidos hubo prendido fuego diez días atrás una iglesia en la localidad de Edfu, en la provincia de Asuán.
Las palabras del gobernador de Asuán, Mustafá al Sayid, justificando indirectamente la destrucción del templo aumentaron la ira de los coptos. La iglesia fue construida de forma «ilegal», dijo Al Sayid. En efecto, los cristianos coptos no reciben prácticamente nunca autorizaciones para construir templos.
La iglesia de Edfu, en el Alto Egipto, el sur del país, no fue la primera en ser incendiada tras la caída de Mubarak. Y tampoco se trató de la primera vez que los coptos querían protestar ante la sede de la televisión. Esta vez, sin embargo, fueron atacados con piedras por vecinos y grupos de jóvenes musulmanes, confirmaron reporteros y blogueros independientes por separado.
Algunos coptos, sobre todo jóvenes del barrio marginal de Shubra, respondieron también con pedradas, según las imágenes de la televisión. Y atacaron brutalmente a los efectivos policiales que se habían quedado varados con sus vehículos entre la multitud.
Incriminaciones
Pero la Policía especial dispersó luego con una violencia inusitada sólo a los coptos. Y no hicieron diferencias entre los manifestantes pacíficos, entre ellos también musulmanes que defienden los derechos de los cristianos, y los vándalos de Shubra.
La televisión estatal egipcia lanzó luego incriminaciones directas. «Los coptos han matado a dos soldados», sostuvieron varios presentadores. Ello, pese a que sigue sin estar claro de dónde procedían los disparos que mataron a los militares.
La Policía militar atacó además los cercanos estudios televisivos de Al Yazira y de las pequeñas emisoras independientes locales Al Hurriya y 25TV, en una medida que no parecía tener relación con la violencia en las calles.
Los conflictos de índole religiosa son habituales en Egipto. Los disturbios empiezan por ejemplo por la construcción de una iglesia o porque mujeres coptas se convierten al islam debido a la estricta prohibición del divorcio en su religión. Y las autoridades que gobiernan de forma interina tras la caída de Mubarak no se han atrevido hasta ahora a aprobar normas iguales para la construcción de mezquitas e iglesias.
«Llámenlo ley antidiscriminación o ley antirracismo o como quieran», reclamaba el abogado copto Nabil Gabriel durante las protestas del domingo. «El punto es que queremos igualdad de trato en este país», agregó.
Egipto, sin embargo, parece haberse distanciado un poco más de ello tras los disturbios de la víspera. El bloguero Isander el Amrani lo calificó como una evolución preocupante.
La clase política está en crisis, la confianza en el gobernante Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas ha caído a niveles récord y la población está cansada de la inseguridad y el caos reinantes ocho meses después de la revolución, resumió.
Agencia DPA
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