Ayer el Dow retrocedió un 1,07% a 14.776,53 puntos, la segunda merma más grande desde el 27 de agosto. Si bien la pirotecnia en torno al "cierre de la billetera" del Gobierno federal continúa creciendo con las declaraciones del presidente Obama amenazando que un default norteamericano causará "un caos demencial y catastrófico", no está demasiado claro hasta qué punto el mercado está reaccionando de manera directa a estos augurios. Es que en lugar de ver bajas generalizadas, lo que estamos viendo es a los papeles que más subieron en el año liderar las mermas, un vuelco hacia las "blue chips" y el cruce del dinero al otro lado del Atlántico (la tasa a 10 años sigue en el 2,64%). Esto da idea de un "ajuste" más que un "desplome". Hace semanas alertamos que lo que podría comenzar a preocupar a los inversores es el límite al endeudamiento que puede suscribir el Tesoro, cosa que ocurre el día 17. A esto es a lo que está comenzando a hacer referencia Obama, tratando de asustar al público para que presione a sus congresales. Si bien la estrategia (el presidente se ha negado a recurrir a cualquiera de los mecanismos que le permitirían mantener grandes áreas del Gobierno en funcionamiento) es extremadamente peligrosa y podría tener un brutal efecto negativo de largo plazo (por primera vez en la historia los Estados Unidos está sugiriendo que podría dejar de pagar su deuda), desde lo político le está brindando algunos resultados y la aprobación de su gestión ha crecido al 46% (durante su cierre, Clinton contaba con una aprobación del 53%). Así Obama seguiría en sus 13 hasta rozar el borde del default (hay bancos elaborando planes de contingencia y las Letras más cortas del Tesoro se han desplomado). Ojalá no lo cruce.
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