“En el cansancio y desgaste de los primeros años de vida de mis hijas pude soltar ese anhelo de perfección que me frenaba y no me dejaba avanzar. Gracias a eso me descubrí cantando nanas y canciones de cuna de María Elena Walsh, con una voz distinta, más personal, íntegra y propia”, dice Carla Pantanali, compositora, cantante y actriz que presenta su primer disco, “La citadina”, integrado por composiciones propias y un tema homenaje a Charly García.
“La citadina”, o la búsqueda de un lugar de paz en el ajetreo urbano
Diálogo con Carla Pantanali, nieta de Luis Sandrini, que edita su primer disco como autora e intérprete.
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Pantanali. Hija de Sandra y nieta de Luis Sandrini, la cantante presenta su disco debut, “La citadina”.
Nacida en una familia de actores y actrices argentinos (es nieta de Luis Sandrini), compuso su primera canción a los 13 años con dos acordes, que aún no sabía nombrar, y siguió su formación con el piano, sacando de oído las piezas de Bach y Mendelssohn que tocaba su madre (Sandra Sandrini), además de escuchar por años la misma colección en cassette de música clásica. Brindará un show el viernes 4 de agosto en Café Vinilo, Estados Unidos 2483. Dialogamos con ella.
Periodista: ¿Qué ritmos contiene este disco?
Carla Pantanali: Busca marcar un contraste entre ese ritmo ajetreado y acelerado con el que estamos acostumbrados a vivir con algo más conectado y más lento que viene viajando desde la naturaleza más profunda. Este disco es para todos aquellos que, viviendo en la ciudad, están queriendo bajar un cambio y conectar en el día a día con algo más espiritual. De eso habla “La citadina”, esa mujer nacida y criada en la ciudad que empieza a necesitar este cambio interno.
P.: ¿Cuáles fueron sus primeras influencias?
C.P.: A los 12 años llegó un casette de Charly García, Pubis angelical, ese año lo escuché todos los días en mi walkman y sentí una suerte de fiebre por esa música tan especial. Es un disco que es la banda de sonido de una película, es muy climático, tiene mucho de emocional, fue el comienzo de mi amor por Charly, lo escuché toda mi vida y lo sigo escuchando, y también a Fito, al Flaco Spinetta, mis maestros del rock. Me siento de la mano de ellos cada vez que quiero componer algo.
P.: ¿Cómo la condicionó pertenecer a una familia de artistas?
C.P.: Hizo que yo también lo fuera, es un linaje de actores, mi abuelo fue Luis Sandrini, mi abuela Malvina Pastorino, mi madre Sandra Sandrini, pero entre muchos otros, todos actores y actrices. Supe siempre que iba a ser actriz y si bien me formé desde mi niñez en lo musical fue a los veinte años que empecé con el canto, el instrumento y la composición.
P.: ¿Qué puede evocar de su infancia con su abuelo?
C.P.: Mi abuelo era genovés y cuando yo nací me cuenta mamá que el decía con orgullo y cariño de abuelo con su beba en brazos, “esta beba es genovesa”, con el amor de su propia raíz. Dicen que él decía que yo iba a ser actriz, y no se equivocó.
P.: ¿Qué puede decir de las películas de su abuelo, de su oficio, de su humor?
C.P.: Fue el personaje que reflejó una idiosincrasia propia de la Argentina. Se hace popular en los 30 y 40 y se vuelve una megaestrella. Las personas nos vemos reflejadas en las pantallas y mi abuelo contaba la historia de aquellos que se estaban convirtiendo en argentinos, de los inmigrantes y encontraban en él un reflejo donde poder ver sus cuitas, sus berretines, sus esfuerzos. Va muy de la mano del teatro de Armando Discépolo, son quienes rescataron el espíritu de una época donde había mucho trabajo por salir adelante. Estos personajes los retrataron. Su humor tenía mucho del circo en el que él se formó, y esa mezcla de humor y drama que él lograba fue única. Los que lo vieron decían que te hacía reír y llorar a la vez.
P.: En pandemia decidió volver a cantar y grabar un disco, ¿cómo fue?
C.P.: Cuando desde afuera te llegan límites y te obligan a quedarte quieto la pulsión de vida se las ingenia para crear algo más. Necesita seguir desplegándose. Tenía covid cuando decidí grabar el disco y de a poquito empecé a mover los hilos. Es mi primer disco, y tomé la decisión de hacerlo en pandemia cuando sentía que estaba todo muy quieto. Me permití hacer algo que venía madurando hacía muchos años.
P.: Dice que ser madre fue otro de los hitos que la empujaron a la decisión de grabar.
C. P.: Ser madre me terminó de convertir en la artista que soy. Siempre fui actriz desde muy joven, me formé como música y le di prioridad a la técnica y a la perfección. Cuando fui madre, en ese trajín diario tan fuerte, con el nacimiento de mi segunda hija en pandemia, fue tal el desgaste que tuve que dejar mi voz librada a su suerte, por primera vez, perdió su lugar de niña mimada y tuvo que hacer lo que pudo, no podía estar ocupándome de vocalizar o no gritar si la nena hacía tal cosa. Entonces fue un sello el nacimiento de mis hijas, que terminaron de ayudar a darle forma a mi voz y mi proyecto que es de vida, y que empieza con este disco.
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