7 de agosto 2013 - 00:00

La última reserva del terrorismo global

El Cairo - La capital de Yemen, Saná, parecía ayer una ciudad en estado de sitio. "Los aviones no tripulados dan vueltas sobre nosotros, por la ciudad circulan tanques, los accesos a las embajadas están bloqueados por puestos de control", relató Hakim al Masmari, redactor jefe del Yemen Post, a la cadena de noticias Al Yazira.

Tras las advertencias de los servicios secretos estadounidenses sobre posibles atentados terroristas, las embajadas occidentales en Saná cerraron sus puertas el domingo. Británicos y norteamericanos están retirando ahora el personal diplomático del país e instaron a sus conciudadanos a que dejen de inmediato la nación árabe.

Los medios estadounidenses informaron que los servicios secretos escucharon una comunicación del jefe de Al Qaeda, Ayman al Zawahiri, con el líder de Al Qaeda en la Península Arábiga, Naser al Wuhayshi, en la que el yemení habría recibido la orden de atacar instalaciones estadounidenses.

Era "algo grande", indicó la emisora estadounidense CBS. Al Zawahiri, que se presume se encuentra en algún lugar de Pakistán, había convocado además la semana anterior en un mensaje de audio a sus seguidores en todo el mundo a atacar "intereses occidentales".

El presunto llamado telefónico del sucesor egipcio de Osama bin Laden a Al Wuhayshi puso a Yemen en el centro de atención. "Fue significativo, porque eran los pesos pesados (de Al Qaeda) que hablaron y de hecho sobre un cronograma muy concreto para uno o varios ataques", indicó en condición de anonimato un funcionario que estaba al tanto del informe, según The New York Times.

Los expertos consideran que Al Qaeda no era realmente una organización sólida cuando era liderada por Bin Laden, sino más bien una red libre en la que importaban sobre todo las lealtades personales y en la que atacantes convencidos, que generalmente se ofrecían, cumplían con determinadas acciones terroristas.

Tras la expulsión de Al Qaeda de Afganistán como consecuencia de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos se fortaleció el estilo descentralizado de sus estructuras.

En los países musulmanes en los que hay zonas en las que se desdibujó la división entre combatientes e insurgentes de la guerra civil se establecieron cada vez más ramas de Al Qaeda. Grupos de yihadistas sunitas en Irak, en Yemen, en Somalia, en el norte de África y finalmente en Siria se declararon el brazo local de Al Qaeda.

De esa forma siguieron sus metas: luchar por lograr mayor poder e influencia en sus respectivos países bajo el nombre de Al Qaeda, una especie de miembros de una macabra franquicia del terror.

Poco antes de mayo de 2011, cuando Bin Laden fue asesinado en su refugio paquistaní por un comando especial estadounidense, las florecientes filiales de su red que operaban en zonas de conflicto o de pobreza del mundo árabe ya no eran comandadas por él.

En la actualidad, su deseo original de combatir al "enemigo lejano", los estadounidenses, perdió importancia. Las nuevas formaciones que se presentaron con la marca Al Qaeda están marcadas por los conflictos locales.

Una excepción es la rama de Yemen.
Umar Farouk Abdulmutallab, el nigeriano que en diciembre de 2009 estuvo a punto de hacer volar un avión de pasajeros estadounidense sobre Detroit, fue formado por instrucción de Al Wuhayshi. El yemení de Al Qaeda había estado antes detrás de otros atentados frustrados contra aviones norteamericanos.

Al Wuhayshi fue secretario de Bin Laden en la guerra de Afganistán y combatió a su lado en la batalla de Tora Bora, en la que el líder terrorista logró escapar de las tropas estadounidenses. El yemení incluso huyó de la cárcel de máxima seguridad en Saná, donde lo habían mandado las autoridades yemeníes tras su regreso de Afganistán.

Los aviones no tripulados estadounidenses (drones) mataron en tanto a sus colaboradores más importantes: su vice, el saudita Said Alí al Shihri, expreso de Guantánamo, y el clérigo extremista Anwar al Awlaki, ciudadano estadounidense. Éste habría inspirado al comandante Nidal Malik Hasán, que en 2009 mató a 13 compañeros al abrir fuego en la base militar de Fort Hood, y cuyo juicio comenzó ayer en Texas.

La cercanía del jefe de Al Qaeda en Yemen con el fundador de la red terrorista podría explicar por qué Al Wuhayshi mantiene la idea del terrorismo contra Estados Unidos. De todas formas, no está del todo claro cuán seria es de hecho la amenaza terrorista dentro y fuera de Yemen.

Además, queda por verse también si una reactivación de la línea de comando del sucesor de Bin Laden, Al Zawahiri, con su excolaborador en Yemen podría ofrecer una base operativa a esa amenaza. Tras las revelaciones de Edward Snowden sobre las escuchas de los servicios secretos estadounidenses, éstos podrían estar interesados en darle a la conversación que lograron captar entre ambos veteranos de Al Qaeda un valor que quizás no tenga.

Agencia DPA

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