Raúl Urtizberea, el periodista que hizo famoso su personaje de “abogado del diablo”, tuvo siete hijos, todos santos: Karmita, Soledad, Raúl, Gonzalo, Álvaro, Ignacio alias Mex, y Agustín. Mañana Alvaro, director, productor y coguionista, estrena una pequeña fábula, “Radio Oriente”, con su hermano Gonzalo como secuaz de un empleado tímido. El diálogo, en casa de Mex, también intérprete en el film, donde también participan Nicolás Espinosa (el tímido) y Marcelo Chirinos (el dueño del pueblo).
“Radio Oriente”: un motín en tono de comedia según los Urtizberea
Dirigida y producida por Álvaro, y actuada entre otros por sus hermanos Mex y Gonzalo, llega mañana a la cartelera de cines.
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Periodista: ¿Cómo nace esta historia?
Alvaro Urtizberea: David Bisbano me mandó a ver una obra interpretada por Nicolás Espinosa. Me gustó, empezamos a tirar ideas, y, bueno, de la obra de teatro a la película final, nada que ver, salvo la idea del encargado de la radio que se amotina.
Nicolás Espinosa: Era un monólogo, “El día que cantó Anselmo Juárez”, donde describo un día casi mitológico en un barrio tipo Villa Luro. La emisora está por venderse, y la gente apoya su mantenimiento para que el lugar no se transforme en un supermercado. En este caso la quieren comprar unos orientales. Quizá sean uruguayos.
A.U.: Trasladamos la acción a un pueblo perdido. Pensé llamarlo Agua al Ras, quedó Aguarrás. Ahora veo que existe la palabra aguará, por una especie de zorros.
Mex Urtizberea: Es una comedia un tanto onírica, absurda. Caprichosa como los sueños.
A.U.: Tiene un humor no convencional, pero en su mundo también aparecen el poderoso y los oprimidos.
N.E.: El poderoso berreta.
M.U.: Como un vendedor de autos usados.
A.U.: Pero con poder para manejar a los habitantes y que varios quieran estar en su mesa chica. Esto pasa a nivel pueblo, pero es escalable a cualquier sociedad. Por eso un letrero dice “basado en hechos reales”. La hicimos en Ernestina, un pueblo de dos cuadras, en tres etapas: dos semanas en diciembre de 2019, una en febrero del 2020, y cuando íbamos a seguir en marzo vino la pandemia. La terminamos recién en julio último. Por suerte seguíamos todos firmes.
P.: ¿Ese gusto por hacer cosas singulares, ingeniosas, empezó con “Magazine for fai”?
M. U.: “Magazine” era muy artesanal, con un presupuesto ínfimo que bancaba Cablin, todo actuado por niños, y nos salió buenísimo. Tengo el orgullo de saber que Julieta Zilberberg, Martin Piroyansky, Martín Spivak, mi hija Violeta, Mayra Andrenacci, y otros cuantos chicos, salieron de “Magazine for fai”. Era otra época. No te perseguían los sindicatos como pasa ahora. Hoy, en vez de 20 niños solo habría lugar para tres o cuatro. Yo tuve la idea, conducía, hacía los libretos con Alberto Muñoz, y Lucrecia Martel era la directora.
A.U.: Yo entré porque sabía manejar la calculadora. Ahí Lucrecia me pidió que la ayude con los trámites de “La ciénaga”, su primera película. Trabajamos varios años, después decidí no participar, pero igual me enganchó para dar una mano en “La niña santa”. Muy buena directora, las actrices me decían “no entiendo mi papel”, pero ella tenía todo claro en su cabeza. Yo no tenía pensado producir, pero apareció Diego Lublinsky, que había sido compañero suyo en la Enerc, la escuela de cine del Incaa, e hicimos “Hortensia” y “Amor urgente”, que tienen cierto estilo en consonancia con “Radio Oriente”. Daniela Seggiaro me llamó porque su productor no se movía, e hicimos dos, llegamos hasta Berlín. David Bisbano me propuso hacer un dibujo animado en Perú: “Rodencia y el diente de la princesa”. Soy medio flojo, y terminé aceptando. ¡Al final se vendió en 80 territorios! “Rodencia” está muy bien, pero el dibujo que estamos haciendo ahora, “Dalia y el libro rojo”, es todavía mejor. Para el nivel latinoamericano será una película sobresaliente. Nos llevó ocho años, en coproducción con otros seis países. Entre medio hicimos “El cruce de la pampa”, con solo dos actores, que eran nuestro hermano Gonzalo y Roly Serrano. Todo en un galpón, y gigantografías al fondo, basado en la obra de Rafael Bruza. Super interesante, lo que más me gusta de Bisbano es que está siempre investigando nuevas formas. “Amor urgente” también se hizo en estudios, por idea del director de fotografía Willy Behnisch. Me gusta trabajar con gente creativa de buena onda, siempre la idea es pasarla bien. Evitamos la gente conflictiva.
P.: Pero usted, Mex, una vez reincidió con el mismo director, famoso por su mal genio.
M.U.: Pero divertido. En “Valentín” me dio un personaje hermoso. Linda película. Y después vino “Un mundo menos peor”, con el finado Carlos Roffé. Un rodaje bravísimo, pleno invierno en Mar de Ajó, lleno de perros hurgando en la basura. Y justo el último día el director se peleó con la actriz, se mandó a mudar y me dejó a cargo. “¿Vos querés hacer cine? Encargate, ésta es tu película, es tuya”.
P.: ¿Y quieren seguir haciendo cine?
A.U.: La expectativa siempre está. No sé si continuará el Incaa. Su fondo está deteriorado, este año se suspendieron, o directamente se cancelaron, montones de rodajes. Y está la inflación. Para los afiches de “Radio Oriente” una imprenta nos pedía 120.000, otra 40.000 pero no tenía papel. Igual seguimos. De nuestro padre heredamos la tozudez, y la voluntad de generar nuestro propio trabajo.
M.U.: Nuestro viejo era así, con mucha polenta. Tenemos esa sangre vasca, no paramos hasta no haber conseguido lo que queremos. También heredamos algunos gustos, recuerdo cuando nos llevaba a ver las películas de Jacques Tati, o “La guerra de los botones”, o cuando hacía teatro en casa, y venían Ulises Dumont, Rodolfo Ranni, o nos llevaba a conocer los estudios de Canal 7. Todas las noches volvía despotricando contra los medios, pero esa era su vida, hasta los 80 años. Cuando no le renovaron el contrato, se vino en banda. Se enfermó y murió.
P.: ¿Y el cura que hacía la contraparte en el programa “El abogado del diablo”?
M.U.: ¿El padre Joaquín Aduriz? Al final largó los hábitos y se casó. Ganó el diablo, nomás.
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