El gobernador Axel Kicillof se erigió como el precandidato más votado de las PASO en la Provincia y le dio a Unión por la Patria una esperanza de cara a las elecciones de octubre. Sin embargo, no pudo celebrar. La derrota nacional de Sergio Massa lo dejó en un lugar incómodo.
Rumbo a octubre: el desafío de Kicillof es poder mantener partida a la oposición
El gobernador bonaerense sabe que para revalidar su victoria en generales debe apostar a que Grindetti y Píparo no acerquen posiciones. A la caza del voto en blanco y de los que no fueron a sufragar.
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Con el 36.4 por ciento de los votos, el mandatario provincial logró una ventaja de más de 3 puntos y medio sobre la sumatoria de sufragios alcanzada por Juntos. Y se favoreció de lleno con la buena elección realizada por Carolina Píparo, quien logró mantener con fuerza los votos de arrastre de Javier Milei.
Pero el número alcanzado no le permite cerrar la puerta del despacho para esperar. Tiene claro que ya está en marcha otra elección y que hay muchos votos en juego que ya mandó salir a buscar.
La participación en la Provincia fue del 66 por ciento, un número por debajo de la media nacional y 10 puntos menos que las PASO de 2019, cuando obtuvo el 52 por ciento de los votos y aventajó por 18 a la entonces gobernadora María Eugenia Vidal.
Caudal
Un caudal de votos que todos los candidatos saldrán a buscar pero que, se sabe, son los que el aparato político puede conseguir con mayor facilidad. A esto hay que sumarle que en la Provincia el voto en blanco fue del 10 por ciento, 4 puntos por encima de lo que fue en 2019.
En otras palabras, el mandatario sabe que no todo está definido y que todavía queda mucho por pelear. Eso sí, tiene la seguridad de que, de no mediar ningún acuerdo opositor, las condiciones para continuar otros cuatro años en el sillón de Dardo Rocha están dadas.
“No nos conformamos con este resultado, al igual que la sociedad tampoco se conforma con este presente. Me parece una buena noticia que este pueblo exija más...”, manifestó ayer Kicillof.
Y añadió que “más allá de la fiesta democrática que vivimos ayer (por el lunes), nos preocupa la caída de la participación de un sector de la sociedad que tal vez siente o percibe que da lo mismo votar que quedarse en la casa. Es una novedad inquietante para nuestra democracia. Nos comprometemos a trabajar para volver a involucrar a esos sectores en las decisiones colectivas...”.
El problema pasa por lo que reflejaron los resultados opositores. Néstor Grindetti se impuso en la interna de Juntos contra Diego Santilli y ambos sumaron el 32.92; mientras que la diputada nacional de La Libertad Avanza cosechó un 23.76. Un número que comprende un voto opositor de más de 56 puntos.
Como es sabido la líder del ala dura de Juntos, Patricia Bullrich, y Milei tienen puntos de acuerdo. Fue el dirigente radical Martín Tetaz quien salió a plantear que “lo primero que hay que hacer es un acuerdo político en la provincia de Buenos Aires. Ya. Es el mejor aporte a la gobernabilidad 2023-2027, gane quien gane. Transmite señal de final de ciclo k. Hay que convertir la elección de octubre en un balotaje”.
Píparo recogió el guante y jugó en su favor. “Tengo muchísimos más votos que Grindetti y estamos abiertos a que se sume el que se quiera sumar...”, manifestó y aclaró que para que eso se dé debe haber “consentimiento”. Y agregó que “si Grindetti estuviera convencido de venir a defender las ideas de la libertad, hay lugar para él”.
La candidata de LLA hizo referencia a la cantidad de votos alcanzados de manera individual. Es que el dirigente PRO ganó su contienda por apenas poco más de la mitad más uno de los votos. Una contienda que lo dejó a la expectativa de lo que pasará con todos aquellos votantes que optaron por Santilli.
Lo cierto es que con este marco de fondo, Kicillof tiene claro que de persistir las diferencias entre ambos sectores esa tensión podría asegurarle el porcentaje necesario para poder continuar al frente. Claro, también dependerá del arrastre que ya le dieron los intendentes en las PASO y de poder sumar un voto descendente más pronunciado de parte del aspirante presidencial.
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