"A veces para hacer buena música también son importantes los intervalos, los silencios". Jorge Macri, estratega bonaerense de Cambiemos, explica en estos términos la campaña corta y de baja intensidad que despliega el oficialismo, sin actos masivos ni raid de entrevistas como la que ayer protagonizó Cristina de Kirchner en Crónica TV, con "Chiche" Gelblung. La no-campaña de Cambiemos, centrada en la gestión y en la obra pública pero sin épica proselitista ni saturación mediática de entrevistas, consiste en exponer lo máximo posible a la expresdiente y su formato electoral ahora atado al más ortodoxo manual peronista.
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Cristina fue sorprendida ayer en los estudios del canal de cable por una entrevista que la desnudó más allá del personaje político. Se diferenció de los reportajes previos, con preguntas previsibles y respuestas prefabricadas para la campaña. Ayer la candidata habló desde qué come, su vida amorosa, la relación con sus nietos, la envidia que le genera a otras mujeres su vestuario y su obsesión por bajar de peso con un mensaje público y políticamente incorrecto: "Una mujer nunca está demasiado flaca, siempre puede adelgazar más".
Esa Cristina sin red, con preguntas que nunca admitió durante los doce años que ocupó la cima del poder, es la Cristina que le permite a Mauricio Macri y a María Eugenia Vidal frotarse las manos de cara a las legislativas del 22 de octubre. Ayer un encuestador cercano al kirchnerismo difundió un estudio de opinión que ubica a Esteban Bullrich con 38,5% de intención de voto frente a 32,5% de Cristina. El informe es demoledor para Sergio Massa quien, previsiblemente, se derrumba al 9,4%.
La no-campaña de Cambiemos se enfoca, básicamente, en la fractura expuesta del peronismo bonaerense con la candidata de UC exhortando sin eco a la unidad opositora. Ni Sergio Massa ni Florencio Randazzo acudieron a su llamado. Y los intendentes del PJ bonaerense ya están planeando el día después de la elección para reformatear el partido y renovar autoridades. En privado se quejan incluso de la exigencia de La Cámpora para movilizar asistentes a cada acto de Cristina en el conurbano. "No entienden que eso ya es la vieja política, no sirve de nada armar un acto con una multitud si después perdés en las urnas", se queja un jefe comunal de la tercera sección. Macri y Vidal comprendió el cambio de época y se centraron en mensajes segmentados en redes sociales y geolocalización de votantes, una eficiencia electoral que envidian en voz alta los intendentes del PJ.
Los intervalos, el silencio "musical" al que hace referencia Macri primo, intendente de Vicente López, consiste justamente en eso. La campaña de Cambiemos suena mejor cada vez que el oficialismo baja la intensidad y exhibe al kirchnerismo residual en sus desesperación por lograr espacio en los medios y conseguir entrevistadores para la expresidente. El miércoles en Esteban Echeverría, junto a Fernando Gray, la candidata de UC advirtió: "Si creen que me van a asustar no me conocen". El peronismo entró en una fase de paranoia permanente y nadie sabe quién será la próxima víctima de la "lucha" de Macri contra las "mafias" que están afuera del oficialismo.
Mientras Cristina deambula por canales de TV intentando arañar votos por afuera del kirchnerismo duro, el oficialismo recorre la provincia con inauguraciones. Hoy Vidal irá a La Matanza para supervisar una obra hidráulica. Ayer, Marcos Peña estuvo en Cañuelas y Ezeiza. Hasta Macri tuvo tres apariciones la semana pasada en el conurbano y el martes barrió tres distritos (Lanús, Quilmes, Lomas de Zamora) de la estratégica tercera sección electoral junto a Vidal. Mientras tanto, Cristina deja nuevas definiciones en la TV:
• "Me gusta mucho el puré de calabaza. Lo como con milanesa, con hamburguesas caseras. Como ensalada, sopa de verdura".
• "No cocino. En los años 70 y 80 cocinaba. Es lo único que me gustaba de la casa. Odio hacer la cama, planchar".
• "No tengo ninguna cirugía estética"
• "Las uñas me las pinto yo".
• "No tengo zapatos Louis Vuitton".
• "Soy arrebatada. Soy muy mal hablada. Soy de decir malas palabras. Siempre fui de un carácter fuerte, encendido. No digo malas palabras en cámara, por teléfono las digo nada más, ya te habrás enterado...".
• "Yo peleaba mucho con Néstor. Eran peleas políticas. Cuando leí que Néstor me pegaba con un diario, me reí a carcajadas. Si Néstor me hacía eso, el avión no llegaba a destino".
• "A mí siempre me manejaron las neuronas, no las hormonas. Cuando yo lo conocí a él (Néstor), me rompió la cabeza. Y no porque fuera buen mozo. Una cabeza muy importante. Siempre mis neuronas dominaron mis hormonas".
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