La consigna, dejada por el mandatario en el breve lapso que medió el miércoles entre su jura y su viaje a China para la cumbre del Grupo de los 20, busca comprometer a los legisladores de su base aliada antes de que se lance una campaña electoral que puede dividir a algunos de sus miembros.
Las elecciones municipales son motivo de una fuerte competencia en Brasil, ya que implican el control de grandes ciudades -y cajas políticas- como San Pablo y Río de Janeiro, entre muchas otras de importancia.
La columnista de Globo News y el diario O Globo, Miriam Leitão, indicó que Temer pretende enviar las reformas jubilatoria y laboral al Congreso antes de las elecciones del 2 de octubre. Asimismo, pretende que el congelamiento del gasto ya esté aprobado para ese momento.
En el discurso emitido por cadena nacional el miércoles a la noche -grabado antes de su viaje a China-, el presidente explicó que su prioridad es atraer inversiones para recuperar el crecimiento económico.
Después de defender el juicio político que desplazó a Dilma Rousseff y lo instaló en el palacio del Planalto como "democrático" y "transparente", habló de sus reformas. "Tenemos que modernizar la legislación laboral, incorporar la libre negociación es un avance". Se refirió así a un plan reclamado por el sector industrial que colaboró con la campaña a favor de la salida de Rousseff y que es rechazado por los sindicatos.
Además, advirtió que si no se realiza una reforma del sistema previsional "no habrá dinero para pagar a los futuros jubilados" y destacó la enmienda constitucional con la cual pretende ponerle techo al gasto público.
Temer dijo que su misión ante el mundo será "mostrar a empresarios e inversores que en Brasil hay seguridad jurídica y estabilidad para garantizar buenos negocios que generen empleo".
La idea del nuevo Gobierno es flexibilizar las leyes laborales, legalizar la tercerización y convertir en permanente un programa de emergencia de reducción de la jornada a cambio del mantenimiento de los puestos de trabajo, según anticipó el ministro de Trabajo, Ronaldo Nogueira.
Con respecto al espinoso asunto de la tercerización, el funcionario explicó que ciertos trabajadores deberían inscribirse como personas jurídicas, con lo cual deberían realizar aportes a la seguridad social y otras obligaciones que ahora recaen en las empresas.
Con respecto a la reforma jubilatoria, el Gobierno apunta a fijar una edad mínima para los futuros jubilados, 60 años para las mujeres y 65 para los hombres, disposición que es norma en la mayor parte del mundo pero no en Brasil, donde prima la cantidad de años de aporte.
La idea es que la reforma, muy resistida por los sindicatos, se aplique a los trabajadores que tienen hoy menos de 50 años, tanto del sector privado como del público.
En tanto, analistas recordaron ayer que el programa del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), cuando Temer todavía era vicepresidente de Brasil y titular de la agrupación, establecía el objetivo de "privatizar todo lo que sea posible".
La privatización se convirtió en una palabra prohibida en la era del Partido de los Trabajadores inaugurada en 2003, pero Temer empuja su giro liberal con el eufemismo de realizar "desestatizaciones", de modo de esquivar los cuestionamientos.
"El Estado debe transferir al sector privado todo lo que sea posible en materia de infraestructura", resaltaba el documento del PMDB, titulado "Travesía social".
Ámbito Financiero y agencia EFE |
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