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Una atrocidad que anonadó al mundo
Los observadores de la ONU que llegaron el sábado a Hula, en la provincia de Homs, se encontraron con una imagen estremecedora: envueltos en telas blancas en una habitación estaban los cadáveres de decenas de personas ya preparadas para el entierro.
Los videos que los activistas colgaron en internet muestran también la escena. Un soldado de los cascos azules parece pasar revista a la fila de muertos entre un fuerte griterío, mientras sólo se ven las cabezas de los muertos. Uno de cada tres cadáveres es de un niño.
Habían muerto un día antes, durante un ataque de las tropas del autócrata Bashar al Asad al barrio de Taldo. En realidad, los muertos deben ser enterrados en la medida de lo posible el mismo día de su fallecimiento, según manda el islam. Pero los habitantes de Taldo esperaban que los observadores de la ONU pudieran al menos ver y contar los cadáveres.
Y pese a todo, se ahorraron las peores imágenes, que sí pueden ver los que busquen en YouTube «Hula», y probar que son mayores de edad. La atrocidad está documentada en los videos de los activistas: niños ensangrentados, niños mutilados, niños que sufrieron impactos de proyectiles en las cabezas.
La masacre desató la indignación y la ira en todo el mundo. Aunque siguen circulando informaciones contradictorias sobre el desarrollo y la responsabilidad de los hechos, un activista sirio cuyos padres sobrevivieron a la masacre dijo que el fuego de artillería de las tropas de Al Asad tenía un objetivo: la devastación.
El fuego se dirigió primero contra las manifestaciones de una protesta contra el régimen y después llovieron granadas y misiles contra las viviendas durante horas.
Otros activistas lo explican con distintas palabras: las tropas de Al Asad dispararon fuego de artillería contra los manifestantes y después respondieron al fuego los rebeldes del Ejército Siria Libre (ESL). Después, las milicias Shabiha, fieles al régimen de Al Asad, masacraron arbitrariamente a los habitantes del pueblo. En definitiva, el caso clásico en que civiles desarmados caen entre dos frentes en guerra.
La maquinaria de propaganda en la capital Damasco presentó ayer una versión totalmente diferente, según la cual las tropas de Al Asad no dispararon ni un solo tiro, sino que «bandas terroristas» y miembros de la red terrorista Al Qaeda fueron los que desataron el baño de sangre en Hula.
¿Y qué dicen los observadores de la ONU? Robert Mood, el líder de la misión de 275 efectivos en Siria, elegía sus palabras con cuidado en una entrevista con la televisión Al Yazira. «Las circunstancias que llevaron a esta trágica muerte no están claras», señaló. Ni siquiera quiso hablar de masacre. Pero quien sigue empleando la violencia para alcanzar sus objetivos «acerca a este país un paso más a la guerra civil».
Hoy se espera la llegada del mediador de la ONU y la Liga Árabe, Kofi Annan, a Damasco.
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