10 de septiembre 2020 - 09:23

Curiosidades de la vuelta a clases en España: ¿cómo es la "nueva normalidad" en las aulas?

Una docente del País Vasco detalló cómo fue el regreso a las escuelas en la pandemia. El ingreso a la aulas, los recreos, señalizaciones y cómo se pide ir al baño. Los protocolos y recomendaciones vigentes.

El establecimiento Deutsche Schule San Alberto Magno, situado en San Sebastián, volvió a abrir sus puertas este lunes.

El establecimiento Deutsche Schule San Alberto Magno, situado en San Sebastián, volvió a abrir sus puertas este lunes.

Foto: Deutsche Schule San Alberto Magno

La vuelta a clases en España en el contexto de la pandemia trajo repercusiones entre el recelo de los padres, la incertidumbre de los docentes y las amenazas de sanciones por parte del Gobierno. Regiones como Madrid y Navarra fueron las primeras en reabrir algunos centros educativos el viernes último, mientras que País Vasco, Cantabria, La Rioja, Valencia, Aragón y Murcia lo hicieron el lunes pasado; y Cataluña y Canarias serán las últimas, a partir de la próxima semana. Lo cierto es que, en pocos días, ya se habrá gestado el regreso masivo de los más de 8 millones de niños y adolescentes a las aulas en todo el país, cumpliendo con medidas sanitarias y de seguridad acordadas por las distintas regiones y el Ministerio de Sanidad de la Nación español. Sin embargo, la vacuna contra el coronavirus Covid-19 todavía no está disponible y el riesgo de contagio crece día a día, por lo que las medidas de prevención cumplen un rol clave dentro de la esfera estudiantil.

En exclusiva para Ámbito, Mercedes Lopetegi, una docente que cuenta con más de 38 años de experiencia en la enseñanza secundaria y el bachillerato (alumnos de entre 12 y 18 años), dio detalles sobre la dinámica que se emplea en el establecimiento Deutsche Schule San Alberto Magno, situado en San Sebastián, País Vasco. Allí se están siguiendo todos los protocolos y las recomendaciones vigentes, intentando que esta “nueva normalidad” sea lo más orgánica posible, sin que esto represente un perjuicio en la calidad educativa ni en el modo de relacionarse con los estudiantes. “Los padres deberían tomarles la temperatura a los niños antes de salir de casa. Ahí entra la confianza. Algunos lo hacen bien y otros salen con prisa. Por eso es que también se les controla al llegar al colegio”, comenzó diciendo la educadora sobre los detalles del regreso.

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Los dispensers de alcohol en gel del Deutsche Schule San Alberto Magno.

Los dispensers de alcohol en gel del Deutsche Schule San Alberto Magno.

“Todos tienen diferentes rutas de acceso en función de la edad. Solo uno de los responsables puede entregar al pequeño y no se puede quedar en los patios”, explicó Mercedes, quien detalló que desarrollaron un sistema de horarios escalonados con un margen de entre cinco o diez minutos dependiendo del nivel del alumno: por ejemplo, uno llega a las 9 y el siguiente 9:05. “A toda persona que ingrese se le controla la temperatura, se tiene que limpiar las manos y por supuesto ponerse la mascarilla”, agregó la docente, y sumó que cada niño debe tener dos barbijos, uno puesto y otro para cambiarlo a lo largo de la jornada ya que, según estableció en base a la reglamentación con la que cuenta, los mismos funcionan solo cuatro horas.

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Todas las áreas comunes están delimitadas para ayudar a los alumnos a mantener el distanciamiento social.

Todas las áreas comunes están delimitadas para ayudar a los alumnos a mantener el distanciamiento social.

Las peripecias dentro del aula

“Una vez que entraron a la clase, cada uno tiene su sitio asignado y no puede mover su mesa. Respecto de los grupos de trabajo, se espera que este año lectivo sean estables, para que haya el menor número de contactos diferentes posibles”, explicó Lopetegi, y agregó: “Se les ha pedido que no traigan y lleven lápices, estuches y bolígrafos, de manera que tengan un material en la clase y otro en casa. Además, se les solicitó que no compartan ni útiles, ni comidas, ni botellas de agua, ni nada. Lo que siempre les hemos enseñado, a compartir y ser generosos, se nos ha vuelto en contra. Ahora hay que desenseñar y desaprender. Esperemos que sea temporal”.

Por otro lado, agregó que si una familia quiere ponerse en contacto con ella a través de la agenda (lo que en Argentina sería el cuaderno de comunicaciones), debe pedirle al alumno que se la muestre sin agarrarla. “Yo la leo en la distancia y, si necesito escribirle algo, debo pedirle al estudiante que sea él quien lo escriba”, detalló, por lo que concluyó que a partir de ahora habrá mucha más comunicación vía online. En relación a los trabajos escritos, explicó que no deben dárselo en la mano, sino que deben depositarlo en una caja. “Yo debo dejar ese trabajo en reposo durante 72 horas antes de tomarlo. Con lo cual, mi trabajo se acumula y se pospone”, sentenció Mercedes.

Además, agregó que todo lo posible se hace digitalmente y que en el centro educativo, ahora más que nunca, utilizan el classroom. Asimismo, detalló que tienen bastantes materias digitalizadas pero, por ejemplo en la suya, hay veces en las que considera necesario que escriban a mano. Lopetegi es profesora del idioma “euskara”, también conocido como “vasco”, una lengua aislada que tiene su origen y se habla principalmente en zonas del norte de España y del sudoeste de Francia. Por eso, como trabajar a través de una computadora puede ayudar a los alumnos a corregir errores, necesita que en algunas ocasiones usen su puño y letra, aunque luego deban dejar reposar esa redacción por tres días.

Recreos, comedor y baños

“En el patio se han delimitado unas zonas para cada curso con el objetivo de que no se mezclen entre ellos, de manera que si hubiera algún caso, se puede detectar muy rápidamente qué grupo ha estado en contacto. Les llamamos 'grupos burbuja'. Es más triste porque no pueden usar balones, no pueden correr y se evita todo lo que sea el contacto físico”, explicó la docente, quien agregó que también les da una oportunidad: “Es posible que a falta de pelota (dijo balón) descubramos otros tipos de juego y la creatividad tenga una puerta abierta”. Por otro lado, hizo hincapié en que esta dinámica duplica o triplica las vigilancias por parte del profesorado.

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Uno de los patios del colegio en el País Vasco.

Uno de los patios del colegio en el País Vasco.

Sobre el comedor, indicó que hay más turnos de los que había el ciclo lectivo pasado, para que sean menos los niños que se agrupan. Sin embargo, esto requiere que los docentes estén más tiempo en la clase para hacerse cargo de aquellos que no estén alimentándose. Por otro lado, dentro de los baños, se cancelaron cubículos de forma alternada para que haya más espacio libre, y en los espejos y lavabos solo pueden estar como máximo tres personas. Fuera de los servicios, se colocaron unas líneas en el suelo para que el alumnado espere su turno allí y no dentro, con el fin de evitar aglomeraciones en espacios cerrados.

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Uno de los baños de la institución.

Uno de los baños de la institución.

La enorme tarea docente

Tal como explicó Mercedes, la “nueva normalidad” implica mucho más trabajo para los educadores, ya que, por ejemplo, las vigilancias de los patios se multiplican porque se necesita más personal, y los tiempos de descanso se acortan ya que hay que acompañar al alumnado con el que se ha terminado la clase hasta el recreo, con el fin de evitar que haya amontonamientos en las escaleras, o que toquen los pasamanos o las paredes. “La voluntad es mucha y hay muchísima preocupación por la salud de los niños y adolescentes, pero también me preocupa todo el profesorado que está con niños más pequeños, ya que son transmisores”, detalló.

“La teoría es teoría sin más. Tienes que intentar evitar el contacto. ¿Cómo vas a evitar el contacto con niños de dos, tres y cuatro años si se ponen a llorar o si les tienes que limpiar los mocos? Es inevitable. Yo tengo 60 años, pero tengo colegas de infantil que tienen 50 o 55, y por ahora parece ser que los niños son mucho más transmisores que pacientes. Yo no puedo tener a uno de mis niños llorando y no tomarlo”, detalló la profesora, y agregó que una prioridad para el cuerpo docente también es su emocionalidad, su estabilidad y que se sientan seguros en el colegio.

“Los alumnos están inquietos, nerviosos y con mucha ilusión de verse”, explicó Mercedes respecto del regreso, e hizo hincapié en que a la expectativa de no haberse visto durante varios meses se le suma el haber pasado de grado, que siempre genera sensaciones particulares. A su vez, también tienen interrogantes en relación a cómo comportarse ahora que las reglas cambiaron debido a la pandemia: “No te podés mover, tenés que comer quieto, tenés que pedir permiso, todo está lleno de carteles, no podés compartir material, cada uno a su botella… entonces se preguntan qué hacer y qué no”.

Por último, Lopetegi señaló que algunas cosas le parecen contradictorias. “En el colegio tenemos que guardar las distancias, cada vez que se mueven se limpian las manos, la mascarilla… y luego salen a la calle con su familia y en los parques están todos juntos”, sentenció. A su vez, explicó que tienen carteles explicativos por todos lados, dispensadores de alcohol en gel y mascarillas de repuesto por si alguien se la olvida. “Es un gasto económico importante, pero es lo que nos ha tocado. Esperemos que todo pase, nos recuperemos en nuestras relaciones y en nuestro compartir y algo bueno salga de esto”, concluyó la docente.

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