10 de enero 2007 - 00:00

Aguilé conserva carisma (y fans)

En «Viajero y trovador», su nuevoespectáculo veraniego, LuisAguilé agrega a sus éxitos desiempre, «Señor Presidente», untema crítico a los políticos quesus fieles celebran fervorosamente.
En «Viajero y trovador», su nuevo espectáculo veraniego, Luis Aguilé agrega a sus éxitos de siempre, «Señor Presidente», un tema crítico a los políticos que sus fieles celebran fervorosamente.
«Viajero y trovador». Dir. gral.: L. Aguile. Coreog.: V. Saullo. Dis. Luces: R. Traferri. Luis Aguile y Bailarines: M. Avila, M. Elbaum, M. Luque, R. Rodríguez, J. Rosillo y V. Saullo. (Teatro Astral).

Entre la cada vez más generosa oferta teatral de todo verano porteño, la presencia de Luis Aguilé ya es un clásico. Con su simpatía y carisma habituales vuelve a cantar sus temas que vienen siendo éxito desde hace varias décadas, contar chistes de diversos colores y formas con acento en distintas etnias y provocar alegría en un público que interactúa con él brindándole un apoyo incondicional.

Si bien el escenario tiene sencillos telones, algunos de ellos ya vistos en otros espectáculos del mismo Aguilé, pero esta vez muy bien iluminados por Roberto Traferri, para que el cantante despliegue junto a un pequeño ballet, un recital que alterna sus canciones, las de otros compositores que él ha transformado en éxitos propios, anécdotas de viajes, de su vida pasada en Buenos Aires y la que lleva en España.

Lo cierto es que, como siempre, Luis Aguilé es la figura excluyente de este nuevo show titulado «Viajero y trovador», donde ratifica su calidad de showman, recorriendo entre profusos cambios de sacos y pañuelos, las canciones románticas, las «pop», las melodías con sabor urbano (en su mayoría propias) y su tarea de contador de chistes, por todo lo cual es ampliamente festejado desde la platea. Además de sus viejos hits (« Señor champagne», «Cuando salí de Cuba», «El tío calambre», « Rubias de New York», y hasta una versión en inglés de «New York, New, York»), Aguilé dedica un set especial al estreno de una canción que tituló «Señor Presidente», una crítica a las ambiciones de poder y a los políticos que olvidan rápidamente sus promesas. Luego de cantarla una vez, y sin que nadie se lo pida, la vuelve a cantar («para que se la aprendan»). Inmediatamente vuelve a la alegría de las canciones y las danzas que siempre tiñen sus espectáculos y que su público festeja ruidosamente.

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