4 de septiembre 2008 - 00:00

Algunos motivos para ver agradable comedia nacional

Celeste Cid tiene a mal y buen traer a Jorge Marrale en «Motivos para no enamorarse».
Celeste Cid tiene a mal y buen traer a Jorge Marrale en «Motivos para no enamorarse».
«Motivos para no enamorarse» (Argentina, 2008, habl. en español).Dir.: M. Mucci. Guión: M.L. Gargarella. Int.: J. Marrale, C. Cid, M. Gonzaga, L. Azcurra, E. Meloni, R. Ranni, M. Briski, I. Sexer.

Generalmente, las historias románticas siguen una fórmula consabida y compartida con su público: «boy meets girl, boy loses girl, boy gets girl». Salvo una como «Twinky», por ejemplo, donde Susan George es una chica de 16 que se mete en casa de Charles Bronson, que está durmiendo, le salta encima, y al otro se le van todas las arrugas. En ese caso es «girl meets a middle age man, and lo hace de goma».

Bueno, aquí también Celeste Cid es la chica que encuentra un hombre mayor y se gana un lugarcito en su casa, no diremos cómo. Solo diremos que participan una bombacha y una llave. Lo importante es que él es un gruñón solitario, receloso, amargo (juega Racing, ella pregunta «¿Cómo van?», «Como pueden», gruñe el otro), y ella es una linda señorita, muy educada, sólo que un tanto invasora. Y cada uno oculta además sus secretos, y hasta su verdadero nombre. Cosas del cine, claro. El resto tampoco hay que anticiparlo. Suficiente con saber que transita variantes imaginables, que casi todo está muy bonito y cuidado, y que Celeste Cid tuvo más suerte que la George, que a los 30 ya empezaba a estar fulera, mientras ella promete llegar a la madurez física y actoral en plenas y hermosas condiciones.

De porte fino y delicado, supo cuidar su imagen en la pantalla chica, evitó la saturación, y ahora es bueno darle la bienvenida a la pantalla grande. Entre ella y Jorge Marrale juegan bien la comedia, que es bastante suave, y el romance, aunque, llegado el momento, es Mónica Gonzagaquien pone la mayor pizcade erotismo, cuando avanza sobre Marrale como si fuera la más decidida abanderada de todas las mujeres «de su edad».

Mención también para Rodolfo Ranni, dictando cátedra sobre el mejor modo de echar a una empleada. El texto es «usted tiene un excelente nivel de productividad, lamentablemente vamos a tener que dejarla ir», el asunto es con qué cancha lo dice. Del resto, sorprende el director Mariano Mucci, que venía de hacer la eficaz pero muy poco elegante (por decirlo con delicadeza) «El boquete». Aquí lo ayudan muy bien los actores, el guión, aunque irregular, la fotografía, un poco la selección discográfica, y mucho la ambientación, que luce lindos rincones, bodegones, y restaurantes, un típico departamento porteño sobre un lindo corazón de manzana, y una casona en Villa Gesell a donde los protagonistas llegan de repente y, para envidia de cualquier veraneante, está más que limpita. Cosas del cine, reiteramos.

P.S.

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