30 de enero 2003 - 00:00
Cada vez hay más oposición contra las cámaras ocultas
-
Baramulla: el nuevo thriller oscuro de Netflix que mezcla desapariciones y fenómenos sobrenaturales
-
Dua Lipa sorprendió otra vez al público argentino con un clásico de MIranda
Marcelo Tinelli
María Cristina Caminia, jueza y docente de la UBA, dijo a este diario: «Ante la ausencia de legislación para estas pruebas nuevas como escuchas telefónicas, cámaras ocultas, ADN, Internet, etc., creo que hay que discutir y legislar, pero de manera seria. Estaría de acuerdo con que haya leyes al respecto pero no mamarrachos improvisados que surgen del apuro del Congreso a responder cuestiones transitorias».
Hasta ahora los intentos legislativos por regular su uso naufragaron. El último proyecto que circuló por las comisiones parlamentarias preveía prisión de seis meses a dos años y una multa de hasta 90 mil pesos para la difusión de información con cámara oculta. José Genoud y Pedro del Piero, habían presentado un proyecto que trataba el tema de las escuchas telefónicas, extensiva a las cámaras ocultas, enunciando una nueva disposición al artículo 157 del código penal.
Carlos Ghersi, abogado y profesor de la UBA, expresó: «Con estas cámaras hay una intromisión a la intimidad sin autorización de la persona y se viola un derecho personalísimo. La investigación periodística es un recurso que puede ser utilizado siempre y cuando la justicia forme parte de la investigación. La gran diferencia es que el periodismo investiga hechos sociales mientras la justicia investiga delitos. No creo que tenga sentido legislar y declarar ilícitas las cámaras ocultas para humorísticos, en tanto no violen la intimidad. No es materia judiciable ni merece censura, con el arículo 1071 bis del código civil alcanza».
Consultada por este diario, Ubiedo señaló: «No digo que las cámaras ocultas sean ilegales, digo que trajeron el daño moral por lo que se instó a la multa de 18 mil pesos. Con esas cámaras se aprovechan de la ingenuidad de la gente, le toman el pelo. La cámara oculta no me gusta éticamente pero es difícil legislar porque se roza la violación a la libertad de prensa. Creo que hay que tener en cuenta cada caso y no sancionar leyes en este sentido».
Con respecto a su uso periodístico, Caminia dijo: «Estoy en contra cuando la cámara es una autoincriminación para la persona, es decir, cuando alguien está siendo grabado sin saberlo y esa prueba puede ser usada en su contra, por engaño o por sorpresa. A mi juicio, lo que se obtiene de esa prueba es nulo pues como prueba es ilegal, yo trabajo con pruebas limpias y no tomo las cámaras ocultas autoincriminatorias como pruebas».
La cámara sopresa nació en 1930 con «A propósito de Niza», de Jean Vigo, documental crítico de los desbordes económicos de la aristocracia. Ese film tuvo como principal recurso la cámara oculta y se convritió en el primer antecedente de su uso. En nuestro país, el pionero de la cámara oculta/sopresa fue Nicolás «Pipo» Mancera en sus «Sábados circulares» (1962). Claro que primaba la comicidad por sobre la ofensa.
«En el caso de los programas humorísticos, estoy en desacuerdo con el recurso pues se invade la privacidad, es decir, el derecho de las personas a disponer de su vida, y todo para divertir a unos cuantos. Me parece de mal gusto pero no puede decirse que sea ilegal», sostuvo Caminia.


Dejá tu comentario