29 de diciembre 2006 - 00:00

Con más de kermesse que de cierre político

Con un clima mezcla de Alejandro Dumas y «Showmatch», la telenovela Montecristo» concluyó con un show en el Luna Park.
Con un clima mezcla de Alejandro Dumas y «Showmatch», la telenovela Montecristo » concluyó con un show en el Luna Park.
El show final de «Montecristo» fue una gran kermesse, con pantallas gigantes, merchandising (remeras a 20 pesos, CDs, nuevas ediciones del libro de Alejandro Dumas) y papelitos metalizados a lo «Showmatch» durante el cierre. Pero el encargado de gritar «Buenas noches América» era Marley y no Marcelo Tinelli, quien venció a esta novela durante los últimos meses pero sin embargo no ganó el año en promedio de rating.

Los pañuelos negros con la leyenda «Montecristo» que obsequiaban al público en el estadio Luna Park se agitaron durante unas cuatro horas, mientras varias Abuelas de Plaza de Mayo fueron llegando en diferentes turnos y sólo al final se vieron primeros planos de Estela de Carlotto. Se limitó a aplaudir junto a los fans desde las primeras filas y prefirió, sensatamente, no pronunciar ningún discurso en referencia a «Montecristo», primera novela que incorporó la temática de los desaparecidos. Carlotto advirtió el clima demasiado festivo con Marley recibiendo indicaciones de Claudio Villarruel o interrogando a Paola Krum sobre los «litros de lágrimas» que había derramado.

El cierre de «Montecristo» tuvo más encendido que «Bailando por un sueño» la semana pasada, con 34.6 de Pablo Echarri contra 33 de Tinelli. El promedio general en las 145 emisiones de la novela arrojó 26.2 puntos de rating contra las 167 emisiones de «Showmatch» que totalizaron 25.5. El pico de «Montecristo» fue 34.8, el día del encuentro entre los protagonistas Echarri y Paola Krum, mientras el pico de «Showamtch» arrojó 33.1, gracias a la semifinal entre Laura Fidalgo y Carla Conte.

«La próxima tenemos que ir por un Obras», exageraba un productor ante la cantidad de gente que había quedado fuera de un estadio colmado (7 mil personas). Al grito de «Queremos entrar», la multitud se quejaba por la demora y varias mujeres compartían la decepción: habían viajado varias veces durante la semana, del Conurbano a la Capital, sólo para retirar entradas en el canal que se entregaban en tandas.

Desconocían quizá que para tener buena ubicación había que ser «fan vip», lo que se estableció por el número de orden en el llamado telefónico para conseguir la codiciada entrada. Otro requisito fue el de instalarse desde las 8 de la mañana en Bouchard y Lavalle para esperar que abrieran las puertas y conseguir mejores ubicaciones. Como se lee, el fanatismo llega a rincones inimaginables.

Durante la noche del Luna Park, el público ovacionaba todo, desde la grabación que anunciaba la prohibición de fumar hasta la prueba de luces. Y respondía obediente al pedido de Marley «Estén bien arriba que vamos con un flash en vivo» para luego celebrar cada fragmento de la proyección del último capítulo en siete pantallas gigantes, con buenos momentos pero otros francamente grotescos.

Pero nada de esto importó a los presentes, quienes seguían compenetrados el guión y gritaban a los actores qué hacer o decir, tan creídos de estar interactuando con el elenco como si se tratara de una puesta teatral. Lo que quedaba por develar de la trama, el plan de venganza de Pablo Echarri hacia sus enemigos, comenzó con crudos disparos a las piernas de Lombardo (Oscar Ferreiro) y culminó con el asesinato de este último, pero en manos de su propio hijo, interpretado por Joaquín Furriel.

Poco lógico que Furriel escapara de la cárcel, secuestrara a Paola Krum y la ahorcara, para luego descubrir que en realidad no había muerto. Tampoco convenció la pelea entre los enemigos Echarri y Furriel a lo «Matrix» y menos aun el tiroteo en el que ninguno sufría siquiera un rasguño. Pero el público deliraba y los guionistas no desconocieron nunca que debían respetar el ABC del culebrón. Lo resumió Furriel en su discurso final: «Agradezco que amen tanto el odio».

Hubo un guiño que anticipa lo que será la comedia del año que viene en «Telefé» con Miguel Angel Rodríguez. Este apareció en la historia del personaje de la genial Mónica Scaparone en «Montecristo», y ya se habla de que sea esta actriz (una de las más celebradas por el público) quien ocupe el papel de la mujer de Rodríguez. Esa ficción contará además con Gianella Neyra, Claudia Lapacó, Luisana Lopilato y Roberto Carnaghi, otro de los más ovacionados de la noche de «Montecristo» y que en la ficción terminó encarcelado y con la duda de si se había vuelto loco, o se hacía.

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