28 de marzo 2006 - 00:00

Deep Purple: fiesta del rock

Presentación de « Rapture of the Deep». Actuación de Deep Purple. Con Ian Guillan (voz), Steve Morse (guitarra), Roger Glover (bajo), Don Airey (teclados) y Ian Paice (batería).(Luna Park, 24 de marzo).

Un público de todas las edades superó la capacidad delLuna Park para oír a Deep Purple, un grupo que pese a loscambios de sus integrantes conserva el estilo y el sonido desiempre.
Un público de todas las edades superó la capacidad del Luna Park para oír a Deep Purple, un grupo que pese a los cambios de sus integrantes conserva el estilo y el sonido de siempre.
Frente a un Luna Park colmado en exceso (los apretujones y la falta de aire fueron la constante en la zona de «campo»), los Deep Purple mostraron en esta nuevo concierto en la Argentina por qué se han ganado un nombre en la historia grande del rock internacional.

Más allá de los muchísimos cambios de integrantes que han sufrido -o usufructuado, según se lo mire-, la música de Deep Purple no ha cambiado significativamente. Tienen un nuevo disco, «Rapture of the Deep», editado el año pasado, del que hicieron varias canciones en el Luna: «Thing I Never Said», «Wrong Man», «Rapture of the Deep», «JunkYard Blues», «Kiss Tomorrow Goodbye», «Before Time Began». Pero el sonido Purple, ese de las guitarras desgarradas, de la voz potente, de los acordes sencillos, del sonido «sinfónico», sigue estando presente. Esto se hizo mucho más evidente, por supuesto, con los temas más conocidos que hicieron vibrar al estadio, como «Living Wreck», «Space Trucking», «Highway Star», «Lazy», «Smoke on the Water» o «Hush».

Fue una fiesta del rock, en la que convivieron jóvenes que conocen la historia de la banda por sus padres y por los libros, y cuarentones largos que se mezclaron en la multitud para evocar tiempos idos. Ese público que llegó al Luna Park dispuesto a festejar con sus ídolos, acompañó los temas nuevos pero celebró muy especialmentelos clásicos -aunque, claro, faltaran algunos como «Child in Time», «Woman from Tokio» o «Fireball»-; y se emocionó hasta la locura con los solos de la guitarra de Steve Morse, los teclados de Don Airey y, por supuesto, con la imprescindible voz de Ian Guillan.

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