13 de septiembre 2024 - 13:49

Dos notables películas dramáticas, con animales marinos

Pese a sus títulos, "El señor de las ballenas" y "Mi amigo el pingüino" no son películas para chicos (aunque pueden verlas). La primera nacional, y la segunda de Brasil y los Estados Unidos.

Carlos Kaspar en una escena del film nacional El señor de las ballenas

Carlos Kaspar en una escena del film nacional "El señor de las ballenas"

Coinciden en estrenarse dos películas con animales marinos: “El señor de las ballenas”, filmada en Península Valdés, y “Mi amigo el pingüino”, rodada en Ilha Grande, Brasil. Atención: no son películas infantiles. Hablan de dolores, resentimientos y mezquindades de los seres humanos. Los niños pueden verlas, incluso les viene bien para ir absorbiendo cosas de la vida, pero conviene una advertencia previa.

“El señor de las ballenas” enfrenta a dos personajes típicos de muchos pueblos: el pintoresco y medio mitómano que se roba la atención, y el hombre serio pero de alma negra que quiere que le presten atención. Los dos conocen el negocio turístico del avistaje de ballenas, pero lo miran de distinto modo. Y no es esa la única diferencia.

Hay algo más, bastante bravo, de lo que nos iremos enterando, y que hace al conflicto de fondo. Sin quererlo, una periodista levanta el avispero. Al mismo tiempo, mientras esto pasa en el pequeño mundo de los hombres, ahí cerca están las ballenas, enormes, majestuosas, en el inmenso mar. Es un placer verlas, y la cámara de Mariano Cúneo les rinde los honores como se debe.

Intérpretes, Osvaldo Laport, Carlos Kaspar, Malena Solda, amén de Viviana Sáez y Javier Goity, hermano del Puma. Director, Alex Tossenberger, de buena experiencia en temas y exteriores patagónicos (“Gigantes de Valdés”, “QTH”, “La guarida del lobo”).

“Mi amigo el pingüino” tiene otro tono —y otras cuantas diferencias de paisaje y presupuesto— pero al comienzo tiene un momento dramático bastante fuerte: la muerte de un niño en el mar, ante la impotencia de su padre. Ese hecho marcará al hombre y su mujer para el resto de su vida. Será una herida siempre abierta, y la habitación del niño un santuario siempre incólume, hasta que un pingüino lo desacraliza un poco.

El animalito había perdido el rumbo, se le pegoteó petróleo en sus andanzas, pero fue rescatado por ese hombre, que lo cuidó y le tomó cariño. Ya en condiciones, lo devolvió al mar. Lo curioso, lo divertido, es que el pingüino habría de volver, una y otra vez, a visitarlo. Y en el pueblo hasta le pusieron un nombre, Dindim (pinguiño, en la media lengua de una vecinita).

Grata pintura de un ave rarísima y graciosa, y buen mensaje sobre la virtud sanadora del cuidado de animales, esta historia se inspira en un hecho real, ocurrido años atrás en la playa de Proveta, estado de Rio de Janeiro. Se le adosó la muerte del niño y el duelo de los padres, para darle fuerza dramática, pero lo cierto es que volvió a lo largo de ocho temporadas (buena publicidad de las playas brasileñas, se nota), y que el hecho fue seguido y estudiado por varios expertos.

En la película, Nicolás Francella encarna a uno de esos estudiosos. Pero los protagonistas son Jean Reno, Adriana Barraza, y, tal como figuran en los créditos finales, Maui, Big Z, Teodora, Madalena, Rosita, Capitao, Fafa, Homer, Amelia y Alcione, los diez pingüinos de Magallanes que, sin saberlo y sin cobrarlo, representaron al Dindim de la película.

“El señor de las ballenas” (Argentina, 2024); Dir.: Alex Tossenberger; Int.: Osvaldo Laport, Malena Solda, Carlos Kaspar.

“Mi amigo el pingüino” (My Penguin Friend, EE.UU.-Brasil, 2024); Dir.: David Schurmann; Int.: Jean Reno, Adriana Barraza, Pedro Urizzi, Amanda Magalhaes.

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