15 de agosto 2006 - 00:00
"El circo se jerarquizó e integra todas las artes"
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G.R.: Es cierto pero le explico por qué. Luego de investigar la respuesta del público ante perros comediantes, jirafas, loros en aros, pirámides de monos, etc, nos dimos cuenta que lo que causa más gracia es cuando los animales representan conductas parecidas a los hombres. La gente se ríe cuando el mono toma la cerveza o la foca agarra la valija. La risa surge cuando descubren a los animales en actividadeshumanas, entonces buscamos hacer lo opuesto.
P.: Sin embargo, lo que más parece estar de moda es el circo estilizado y estético. ¿También el tecnológico?
G.R.: Las corrientes canadiense, Cirque du Soleil, y la francesa, fueron pioneras en abrirse a nuevas disciplinas que cruzan circo, danza, teatro, escenografía, puesta de luces, esto es, corrientes que vienen del teatro, de la dirección de escena, lo que llamamos «puesta en pista». Antes el director de circo era el mismo dueño que contrataba numerosas figuras y los ordenaba, ahora aparece un director teatral como gran puestista. También hay nuevo vocabulario.
P.: ¿No se pierde de ese modo el talento de los cirqueros tradicionales en detrimento de la actuación y danza?
G.R.: Al menos nosotros buscamos privilegiar la técnica real de circo, el equilibrista en el alambre debe ser el mejor en lo suyo, o el trapecista. El número técnico es lo primordial y es lo que diferencia al circo de otros espectáculos.
P.: ¿Y cómo se renueva el «viejo circo»?
G.R.: Más que incorporar nuevas corrientes como la plástica, la música o los puestistas, el circo tradicional incorpora quizá nueva tecnología. Acceden a ella pero no modifican su concepción del circo. Tienen más luces, por ejemplo, o dispositivos más sofisticados, pero hacen lo que conocen. A mí me gusta mucho el circo tradicional aunque sufro bastante con los animales. Pero hay grandes artistas y amo la técnica pura del circo. Sin embargo, por mi formación de teatro y danza, me sale otro tipo de espectáculo.
P.: ¿Cómo define el «nuevo circo»?
G.R.: Tiene que ver con los jóvenes que se acercan, que traen otro background, generan un circo más actual. Veo en ellos una mixtura de arte y deporte, un circo que requiere una actividad física muy exigente pero además la transmisión de emociones. Se ve mucho rigor técnico, respeto por el detalle, eso en el viejo circo se había perdido. Se minimizaba quizá el vestuario, era común escuchar «hoy no tengo muchas ganas de salir a la pista, menos si no hay mucha gente». Esa es la gran diferencia con la actualidad, cada uno que está ahí es porque lo ha elegido. En las familias cirqueras quizá varios estaban obligados, igual que los animales. Como el circo siempre fue muy abierto y popular, mucha gente que no se animaría a entrar en una escuela de danza, ópera o teatro encuentra en el circo otra distensión. Es el primer paso a un acercamiento artístico que genera menos prejuicios.
P.: ¿Y cómo es hacer circo en la Argentina?
G.R.: Difícil, porque cuesta sostenerse económicamente. El circo es un métier caro, requiere de mucho equipamiento, de entrenadores, de espacios grandes; el que lo elige hace una gran apuesta y arriesga mucho. También estamos atrasados en los incentivos del Estado, que no está involucrado. Francia o Canadá tienen escuelas nacionales y fue por eso que se ha creado un furor del circo contemporáneo francés de exportación. Es sólo por formación de nuevos artistas que habrá evolución o continuación de nuestro circo criollo. Para un real cambio se necesita un poco mas de apoyo estatal porque es una actividad cara para encarar sólo de manera privada.
P.: Varios criticaron al Cirque du Soleil porque trajo un espectáculo viejo. ¿Qué opina?
G.R.: A mí me gusta porque es lo más nuevo del viejo circo y además se convirtió en industria del entretenimiento. Puso al circo en el candelero de las artes y volvió a jerarquizar a esa disciplina que desde principios del siglo pasado había perdido protagonismo ante el apogeo del cine, radio y luego TV. Dejó de ser lo que era y el Soleil tiene ese gran mérito que fue volver a acercar buen circo y gran circo a la mayor cantidad de gente.
Entrevista de Carolina Liponetzky
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