19 de enero 2007 - 00:00

El "Mundo peronista" de Santoro en un libro

«Retorno de la isla de los muertos», una de las inconfundiblesobras de Daniel Santoro incluidas en «Mundo Peronista», libro que contiene todas las realizadas por elartista en los últimos ocho años.
«Retorno de la isla de los muertos», una de las inconfundibles obras de Daniel Santoro incluidas en «Mundo Peronista », libro que contiene todas las realizadas por el artista en los últimos ocho años.
Coincidentemente con la muestra de Daniel Santoro (Buenos Aires, 1954) realizada a fines de 2006 en Galería Palatina, se presentó en el Museo de Bellas Artes «Mundo Peronista», libro que contiene la totalidad de la obra realizada por el artista durante los últimos ocho años.

Santoro estudió en la Escuela de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. Es dibujante, pintor, estudioso de la lengua, la literatura y las instituciones de China, aprendió su escritura, realizó estudios de sánscrito, de hebreo y de la cábala, escenógrafo, trabajó en el Colón entre 1980 y 1991. En 1985 realizó diversas exposiciones en museos y galerías de Oriente, experiencia que ha dejado su sello en su obra. Ha recibido numerosos premios, entre ellos, el Primer Premio del Salón Manuel Belgrano (1986), Mención de Honor Salón Nacional de Dibujo (1996), el Premio al Mejor Libro de Arte por «El Manual del Niño Peronista» otorgado por la Asociación Internacional de Críticos de Arte.

Santoro es un artista único; no se lo puede inscribir en ninguna tendencia, descubridor de un mundo tabú al que trata, en primer lugar, sin obsecuencia, con gran libertad, con mirada crítica, a veces, nostálgica y melancólica, también trágica, con grandes dosis de humor e ironía. El libro editado por La Marca Editora, tiene 344 páginas, profusamente ilustradas en color e incluye un DVD con un registro fílmico sobre la obra del autor. Consta de 16 capítulos a cargo del autor y de analistas de su estética, que evocan, por ejemplo, «Historia y Política», «El Vacío y la Plenitud Justicialista», «Juanito Laguna era Peronista», «La Ciudad Justicialista», «La Lejana Patria de la Felicidad», «La Cuestión Racial. El Peronismo como cosa de negros y el Descamisado Gigante», «Proyecto Pulqui».

En su ensayo, Raúl Santana destaca que «ese mundo es el resultado de un largo proceso de investigaciones de documentos, revistas, de la gráfica de la época, la radiofonía, la arquitectura, festejos y apariciones públicas».

El propio Santoro señaló que buscó lograr un acercamiento visual, al menos, dibujar los contornos de lo que podría ser el justicialismo, un enigma para sociólogos, politólogos y economistas. Esas investigaciones le proporcionaron un gran repertorio escenográfico del peronismo histórico (1945-1955) que nunca nadie del espectro artístico se atrevió a abordar y que se originaba en la gráfica del fascismo italiano, el constructivismo soviético y --vaya paradoja-, las escenas hogareñas del confort norteamericano de la época. Consiguió materializar esa era del estado protector, del endiosamiento de sus principales protagonistas, de las publicaciones partidarias, de los dogmáticos textos escolares, la arquitectura, un elemento preponderante en gran parte de su obra.

De este tópico se ocupa el arquitecto Alberto Petrina que se opone a la idea de un Neoclasicismo Monumental mezclado con Art Déco al sostener que los estilos predominantes de la década fueron el Pintoresquismo y el Racionalismo de cuño corbuseriano. Contradice a Santoro, que ha recurrido al monumentalismo de carácter autoritario, ejemplificado, entre otros, por el omnipresente edificio de la CGT en su iconografía.

Norberto Griffa, en «La Lejana Patria de la Felicidad» analiza obras como «La Mamá de Juanito Laguna», toda una saga, ya que Santoro supone que éste es hijo de una madre peronista, ambos personajes tomados por Bernidel paisaje social posperonista, bajo la supuesta advocación de la izquierda. Asimismo se ocupa de «La Isla de los Muertos», inspirado en el cuadro del artista suizo Arnold Böcklin (1827-1901) y «La Leyenda del Bosque Justicialista», «un mito en sí mismo, como lugar idílico de inocencia y felicidad donde el pueblo encuentra su destino». Al decir de Santoro, «un paraíso perdido».

Como hombre de gran cultura, hay muchas citaciones en sus cuadros, metafísicas, surrealistas, lacamerianas, por sólo citar algunas. Un capítulo importante está dedicado a una acción reciente, el «Proyecto Pulqui», un avión que fue construido en Córdoba, podía volar a 1000 kilómetros por hora y competir con el Sabre 86 estadounidense y el Mig 15 soviético, proyecto que quedó trunco en 1955. La reconstrucción del avión en escala, su vuelo de prueba ritualizado y su caídano tenía motor ni tren de aterrizaje-, fue registrada en un film documental y exhibida en el Museo Caraffa de Córdoba. Santoro remite a Lacan cuando éste habla del objeto caído del sujeto, «una imposibilidad de cumplir los deseos».

El arte de Santoro es una forma de arte político, a pesar de que, según sus palabras, siempre fue expulsado de las muestras correspondientes «porque si no sos de izquierda no sos un artista político». Sus contundentes imágenes desnudan una época que ha marcado y dividido a generaciones de argentinos.

Dejá tu comentario

Te puede interesar