9 de enero 2014 - 00:07

“El secreto del cine es que la gente salga contenta”

Valverde Calvo: “Los productores siempre han venido a pedirme de modo tan claro que hiciera lo que suponían que yo hacía aceptablemente, que nunca probé ni tuve oportunidad de hacer otra cosa”.
Valverde Calvo: “Los productores siempre han venido a pedirme de modo tan claro que hiciera lo que suponían que yo hacía aceptablemente, que nunca probé ni tuve oportunidad de hacer otra cosa”.
"El nuestro es un cine tan sencillo, tan ingenuo, ¿qué puede interesarle? Sólo fue escribir lo que nos gusta, disfrutarlo, tratar de ser coherentes con el público, y saber que el cine es una industria, donde uno entrega su parte confiando en la pericia de los otros para aprovechar de esa parte lo que mejor convenga". Así responde Salvador Valverde Calvo, guionista de Superagentes, Brigadas, Bañeros, Extermineitors, Mingo y Aníbal, Sandro, Favio cantor, Porcel para niños, y un largo y sonriente etcétera. A propósito del reestreno en 3D de "Los bañeros más locos del mundo", charlamos con él, en compañía de su hijo y en ocasiones coguionista Salvador Valverde Freire.

Periodista: ¿Es cierto que usted introdujo a Sandro en el cine?

Salvador Valverde Calvo: Eramos amigos, y él quería hacer cine. Fui a un productor y me dijo "No, con esos labios que parecen una sopapa, no". Prefiero no nombrarlo, porque después se suicidó. Y así, hasta que lo llevé a Muruzeta. El tuvo visión. Hicimos "Quiero llenarme de tí", "La vida continúa", "Gitano". Años después le escribí "Subí que te llevo", que era como un cuento clásico. Así que yo escribí la primera y la última de Sandro.

P.: También escribió "Simplemente una rosa".

S.V.C.: Leonardo Favio hacía un cine trascendente, pero le gustó protagonizarla. "Me gusta porque la veo y es muy romántica, muy naif", me decía.

P.: Y para Elio Roca, Palito Ortega, Manolo Escobar y otros que estaban en el candelero. ¿Cómo es eso de escribir específicamente para una figura?

S.V.C.:
No me engaño, el público jamás iba por la historia que hubiéramos escrito, eso lo agradecía después. La gente iba a reírse con sus cómicos o a escuchar a sus ídolos. Yo escribía pensando cómo podía lucirse cada uno, y, en el caso de los cantantes, pensando cómo insertar ocho o diez canciones en 90 minutos. Con la de Escobar ["Alejandra, mi amor"] pasó algo propio del oficio. Me contratan para una adaptación de Alfonso Paso. De pronto me hablan de un galán mexicano. A mitad de camino cambian por un cómico. Escribo. No, es para una mujer. Al final fue para una coproducción con un cantor español y hubo que cambiar todo. Otra vez escribimos para una escena de los Superagentes en la nieve y se terminó rodando en las cataratas. Tuve que volar a ver cómo reemplazar los esquíes. Esa la dirigió Julito. Julio De Grazia.

P.: Cuénteme de los Superagentes.

S.V.C.
: Las hicimos para los chicos, eran superhéroes un poco antihéroes: el cómico, el galán, y el Hércules. Ocho, y en ninguna se vio sangre, nunca hubo un muerto. Lo mismo en la novena, "Superagentes. La nueva generación". Ahora Julio ya se fue, y Victor Bo y Ricardo Bauleo están mayores. Los conocí jovencitos, cuando hicimos "Los mochileros" y "Yo gané al Prode, ¿y usted?"

P.: Nueve de Superagentes, las 2 últimas de Titanes, 2 de Brigada Explosiva, 4 de Extermineitors, 3 de Bañeros, que ahora reestrenan la primera...

S.V.C.:
"Los bañeros más locos del mundo" fue una idea muy chiquita, que juega con el absurdo, como tantas que hicimos: por equis circunstancias unos muchachos se contratan para algo que no saben hacer. Y luego se teje una historia que llega a tener secuelas, y ahora me sorprende saber que muchos niños de aquel entonces siguen usando algunos dichos de los protagonistas, y quieren llevar a sus hijos a verla. Tengo curiosidad por eso. Y por ver cómo quedó, remasterizada y en 3D.

P.: Aparte, hizo teatro.

S.V.C.:
En el Hermitage, para Nora Cárpena, Bredeston, Campoy, Cibrián, Calabró, Susana, Emilio Disi y Doris del Valle. Iba viendo los ensayos y corregíamos el texto. "Esto es la carpintería teatral", me decía la Campoy. Tuve el gusto de haberlos conocido, a ella y su marido. Los quise tanto.

P.: Usted conserva el acento español de su infancia.

S.V.C.:
Algo me queda, y eso que vine a los 7 años y ya tengo 89. Pero en España me dicen enseguida "Usted es argentino". Es que además acompañé a mi padre en el programa "Fiesta española", que se dio 15 años por Radio Splendid. Ibamos de lunes a viernes y de enero a enero, pegados a "Pantalla gigante", de Jacobson, y cada programa lo dedicábamos a un poeta, un pintor, un músico, un lugar de España. Estaba Julián Pérez Avila, un actor muy bueno, y todo lo hacíamos con mucho cariño. Sería lindo editar algunos de esos programas.

P.: ¿Su padre era el autor de "Ojos verdes", que cantaba Miguel de Molina?

S.V.C.:
Mi padre le hacía las glosas a Miguel de Molina. Era poeta, escritor de teatro, radio, y sobre todo de canciones. Esa y otras de Miguel de Molina, todas las que canta Lolita Torres en sus películas, bastante. El me llevó a Argentores, luego yo llevé a mi hijo, somos tres generaciones de "argentoristas". Y don Miguel era amigo de la familia.

P.: Por eso usted recopiló sus memorias.

S.V.C.:
El mérito es de su sobrino nieto Alejandro, que rescató de la calle una bolsa de consorcio llena de papelitos manuscritos donde el pobre iba anotando recuerdos de su vida. Seis meses estuvimos con mi mujer traduciendo, ordenando cronológicamente y transcribiendo esos recuerdos. Lo bueno es que yo se los había escuchado todos, hacía 30 años que los venía escuchando.

P.: Da para un melodrama. A propósito, ¿nunca se probó en otro género? ¿Y nunca lo tentó dirigir una película?

S.V.C.:
Debe ser lindo dirigir. Pero es un arte muy complejo, que requiere controlar muchísimos elementos. En cuanto a escribir para otro cine, los productores siempre han venido a pedirme de modo tan claro que hiciera lo que suponían que yo hacía aceptablemente, que nunca probé ni tuve oportunidad de hacer otra cosa. Ni tampoco tuve tiempo, al menos hasta mediados de los noventa. Y para esa época mi hijo, con quien venía escribiendo en los últimos años, empezó a escribir para televisión.

P.: Un recuerdo.

S.V.C.:
Cuando joven era periodista de espectáculos, loco por el cine, sobre todo el italiano, miembro de Cronistas, cineclubista. Recuerdo cuando vino Vittorio De Sica, le teníamos preparado un pergamino en la boletería y justo estaba cerrada. Tuve que saltar la reja para recuperarlo. Pero fue la ilusión de mi vida entregarle ese pergamino y cambiar unas palabras con De Sica. El otro dia volví a ver "Ladrones de bicicletas". Y volví a llorar, como es lógico.

P.: Y una razón de su permanencia.

S.V.C.
: La gente salía contenta del cine, por eso los productores volvían a llamarme. Y siempre me he llevado bien con todos. Es el secreto del cine. Y de la vida.

Entrevista de paraná Sendrós

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