30 de mayo 2007 - 00:00
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«Todopoderoso» le dejó a sus productores más de 250 millones de dólares fuera de los Estados Unidos, y se calcula que «Evan almighty», por su espectacularidad, superará largamente ese rédito. Aunque Universal no lo confirmó, se estima que la película costó 175 millones de dólares. Los efectos especiales del film fueron procesados por la ILM (Industrial Light and Magic, los estudios de George Lucas), con terminado computarizado en los laboratorios Rhythm & Hues de Culver City (que se especializó en el aspecto de los animales).
El «target» más definidamente religioso de esta secuela que su primera parte lo confirma el hecho de que la Universal ha realizado una gran cantidad de funciones previas de la película, que se estrena a fines de junio, destinadas a líderes religiosos de los más diversos cultos. La intención es que esos líderes recomienden esta película a sus fieles, y justamente por ello también se la ha realizado sin ningún tipo de escena que pudiera herir susceptibilidades de cualquier tipo. No sólo eso: según puntualizó también el diario neoyorquino, los productores promovieron la creación de una página web (ArkAlmighty.com), que alienta a la participación y la práctica de «buenas acciones». El caso de «Evan almighty» no es el primero. Además del caso del film de Gibson (que, a pesar de su éxito espectacular, contenía escenas de violencia gráfica muy fuertes, además de habérsele endilgado cierta carga de antisemitismo), hubo otros en donde lo religioso fue deliberadamente buscado como estrategia de mercado.
La Disney, cuando lanzó «Las crónicas de Narnia», también había realizado varias funciones privadas previas para líderes religiosos, a los efectos de que quedara bien claro el trasfondo de la novela original de C.S. Lewis que dio origen al film, y no se la considerara meramente una película de magia y misterio con animales. La Fox, el estudio que a través de una división indepediente (Fox Searchlight) fue la que distribuyó «La pasión de Cristo», creó muy poco después una división llamada FoxFaith, exclusivamente dedicada a la producción de películas con tema religioso.
Sony Pictures, cuando tuvo entre sus manos un filón de oro como «El código da Vinci» (que cuestionaba, al igual que la novela, instituciones como el Opus Dei), gastó ingentes sumas en campañas de prensa, sitios en Internet y funciones previas, para aclarar que la película no era «ofensiva», y que no coincidía con el punto de vista de algunos de sus contenidos, que además había que atribuirlos a la ficción de un relato y no a la realidad.
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