30 de mayo 2007 - 00:00

Hollywood cree en Dios y en el dólar

Steve Carell, unnuevo Noé en«Evan Almighty»,secuela de«Todopoderoso»que costó u$s175 millones ypresenta unnuevo diluviouniversal.
Steve Carell, un nuevo Noé en «Evan Almighty», secuela de «Todopoderoso» que costó u$s 175 millones y presenta un nuevo diluvio universal.
Los Angeles - Hay escritores, como el colombiano Fernando Vallejo (o ex colombiano, porque ha renunciado a su nacionalidad) que se proponen destruir y borrar del mapa a la Iglesia, a la vez que convencer las conciencias de sus lectores con novelas tales como «La puta de Babilonia». Hollywood, alguna vez también bautizada como Babilonia, no piensa lo mismo.

El ejemplo de películas como «La pasión de Cristo» de Mel Gibson, y de tantas otras en las que la religión o la religiosidad, aun desde el punto de vista de la comedia, son el centro, suelen dejar elocuentes resultados de taquilla, muchísimos más -sin duda- que los de las películas consideradas «heréticas» o de cuestionamiento al clero, como «Priest» o la farsa «Dogma», cuya repercusión suele ser mayor en las polémicas mediáticas que en las boleterías.

Según datos que recogió ayer la prensa local, los estudios hollywoodenses están cada vez más atentos a esta realidad, y en sus planes de producción no faltan películas para satisfacer la demanda de ese público. Según dijo Jonathan Bock, presidente de la compañía productora Grace Hill Media a «The New York Times», «43% de la población norteamericana va a la iglesia. Es un número demasiado importante como para que los generadores de entretenimiento no lo tengamos en cuenta».

Grace Hill Media, junto con la Universal Pictures, son los productores de la película de inminente estreno «Evan Almighty», secuela del formidable éxito en los EE.UU., «Todopoderoso» («Bruce Almighty»), que protagonizó Jim Carrey. Su continuación, aunque no abandone la senda de la comedia, tendrá connotaciones más religiosas todavía. El protagonista ahora es Steve Carell, que tenía un papel de reparto en la primera parte (era uno de los antagonistas de Carrey).

Aquí encarna a un legislador tan pesimista como Al Gore con respecto a la suerte del planeta, que un día recibe una visita de Dios (nuevamente interpretado por Morgan Freeman). Dios le informa que tiene planeado un nuevo diluvio universal, y así Evan deja el Congreso para construir un arca como la de Noé, incluyendo animales, con la cual enfrentar los tiempos que se vienen.

«Todopoderoso» le dejó a sus productores más de 250 millones de dólares fuera de los Estados Unidos, y se calcula que «Evan almighty», por su espectacularidad, superará largamente ese rédito. Aunque Universal no lo confirmó, se estima que la película costó 175 millones de dólares. Los efectos especiales del film fueron procesados por la ILM (Industrial Light and Magic, los estudios de George Lucas), con terminado computarizado en los laboratorios Rhythm & Hues de Culver City (que se especializó en el aspecto de los animales).

El «target» más definidamente religioso de esta secuela que su primera parte lo confirma el hecho de que la Universal ha realizado una gran cantidad de funciones previas de la película, que se estrena a fines de junio, destinadas a líderes religiosos de los más diversos cultos. La intención es que esos líderes recomienden esta película a sus fieles, y justamente por ello también se la ha realizado sin ningún tipo de escena que pudiera herir susceptibilidades de cualquier tipo. No sólo eso: según puntualizó también el diario neoyorquino, los productores promovieron la creación de una página web (ArkAlmighty.com), que alienta a la participación y la práctica de «buenas acciones». El caso de «Evan almighty» no es el primero. Además del caso del film de Gibson (que, a pesar de su éxito espectacular, contenía escenas de violencia gráfica muy fuertes, además de habérsele endilgado cierta carga de antisemitismo), hubo otros en donde lo religioso fue deliberadamente buscado como estrategia de mercado.

La Disney, cuando lanzó «Las crónicas de Narnia», también había realizado varias funciones privadas previas para líderes religiosos, a los efectos de que quedara bien claro el trasfondo de la novela original de C.S. Lewis que dio origen al film, y no se la considerara meramente una película de magia y misterio con animales. La Fox, el estudio que a través de una división indepediente (Fox Searchlight) fue la que distribuyó «La pasión de Cristo», creó muy poco después una división llamada FoxFaith, exclusivamente dedicada a la producción de películas con tema religioso.

Sony Pictures, cuando tuvo entre sus manos un filón de oro como «El código da Vinci» (que cuestionaba, al igual que la novela, instituciones como el Opus Dei), gastó ingentes sumas en campañas de prensa, sitios en Internet y funciones previas, para aclarar que la película no era «ofensiva», y que no coincidía con el punto de vista de algunos de sus contenidos, que además había que atribuirlos a la ficción de un relato y no a la realidad.

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