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A esta altura y en medio de una fuerte vocación por el rescate del pasado, puede plantearse una discusión que empieza a hacerse reiterativa. El tema es si tiene sentido que artistas y grupos vuelvan sobre temas que han alcanzado versiones antológicas en sus originales, o si un cantante o un músico debe dedicar su tiempo y su talento a volver a interpretar canciones que han sido grabadas hasta el cansancio. En definitiva, si genera interés el planteo de nuevos materiales construidos sobre piezas que ya están en las discotecas de mucha gente; y registrados por artistas que quedarán para siempre en la historia.
Pero cuando la discusión se acaba es en el concierto en vivo. Sin Ellis Regina, Vinicius de Moraes, Tom Jobim o Dorival Caymmi entre nosotros; con Joao Gilberto, Djavan o Chico Buarque lejos de aquí y con visitas esporádicas; sí vale la pena reencontrarse con canciones excelentes. Sobre todo, si se trata de un trío que tiene con qué sostenerlas. «Agua doce» nació, precisamente, de los conciertos en vivo que el trío Melero-Aberastegui-Iovino estuvo haciendo en distintos clubes musicales de la ciudad, especialmente en Notorious (donde ahora se están presentando los miércoles).
Hay en el disco joyas como «Aguas de março», «O vento», «Meu», «Samba do Aviao» o «Consolaçao». Mariana Melero es la muy buena voz principal, pero tanto ella como Rodrigo Aberastegui y Norma Iovino cantan y tocan diferentes instrumentos. Como extra, el disco cuenta con el aporte de Adriana Ríos, Agustín Pereyra Lucena, Alejandro Santos, Hernán Míguez y el brasileño Paulino Nunnes, como artistas invitados.
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