26 de junio 2002 - 00:00
"La fórmula novela hoy está agotada"
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V.S. Naipaul
Periodista: ¿Cuál es su canon personal? Cíteme 5 escritores imprescindibles.
V.S.Naipaul: Siempre hay que pensar en escritores que sean originales, gente que hizo lo que no había sido hecho antes, son los únicos que cuentan. Si uno escribe en inglés hay muy pocos escritores ingleses verdaderamente completos. Shakespeare con esa sensibilidad del pasado, que no tiene nada que ver con nuestra sensibilidad moderna. Es importante por su trabajo con el lenguaje, más que por su calidad como dramaturgo. Me es difícil citar a otros autores, siendo yo mismo escritor.
P.: ¿Para la literatura inglesa contemporánea ha sido esencial el aporte de escritores procedentes de las antiguas colonias?
V.S.N.: No lo sé. La literatura inglesa actual es mediocre. Los escritores importantes son los que dicen cosas nuevas y no veo innovación en la literatura inglesa de hoy.
P.: Usted que ha escrito muchas novelas, habla de la crisis de la novela.
V.S.N.: No me gusta el término novela para hablar de mi obra, prefiero el de ficción, invención o trabajo de la imaginación en el que como escritor introduzco toda mi experiencia, mi visión del mundo. No me gusta la palabra novela porque hoy todo el mundo escribe novelas, es una forma maltratada y ha dejado de ser una forma literaria importante, la novela como tal está muerta. Una obra literaria, para ser verdaderamente grande, tiene que ser original, nueva. Pero las formas estilísticas se agotan, y la novela está agotada. Montaigne con sus ensayos, Shakespeare con sus dramas o Dickens con sus novelas fueron originales y esa es su fuerza. Hoy, en cambio, se enseña a copiar, no a ser original.
P.: Por el contrario, habla de la enorme creatividad del cine, del de Hollywood que fue muy importante para usted. ¿Ha sido el cine el gran lenguaje artístico del siglo XX?
P.: Sólo durante la primera mitad, luego ya no, después ha sido meramente comercial, puro negocio. No creo que en los últimos 40 años se haya realizado ninguna película importante, ninguna verdaderamente original. La esencia del Hollywood de los años '30 y '40 es que siempre era original, creaba una nueva manera de contar. Hoy todo es puro montaje publicitario, pura basura, dirigida a las clases bajas, a los intelectos simplones. El cine moderno es una estupidez. Fue extraordinario y original hasta mediados de los '50.
P.: A los 11 años decidió ser escritor, aunque no tenía ni idea de qué escribiría. Pasó mucho antes de que se dedicara a la literatura y sus comienzos no fueron fáciles.
V.S.N.: Al principio era una simple idea y no hice nada por llevarla a la práctica. A los 17 o 18 años empecé a escribir, pero esos inicios no fueron nada satisfactorios. Comencé a conseguir resultados a los 23 años, cuando estaba en Inglaterra estudiando. El aprendizaje de la escritura fue muy duro, es difícil apartarse de lo que uno ha leído y encontrar la propia voz, la voz adecuada para las experiencias y los temas que nos son propios. Es muy fácil escribir como otros autores, no hay nada más fácil, pero ser honesto con uno mismo y con los temas que nos son propios, eso conlleva un trabajo muy arduo.
P.: Muchos críticos califican su estilo de «transparente»...
V.S.N.: Sí, pretendo que sea transparente, sencillo, lo cual implica muchísimo trabajo. El estilo nunca debe ser evidente.
P.: En su última novela, «Una vida malaguanyada», su personaje es incapaz de afrontar su propia vida, siempre huye.
V.S.N.: Cuando uno escribe, nunca sabe realmente lo que ha escrito. Nunca pensé en el personaje como lo describe, aunque probablemente sea absolutamente cierto. Yo lo veo como alguien que trata de encontrar su lugar en el mundo.
P.:El final del libro es muy pesimista. Le dice a su mujer que ha vivido la vida de ella, no la suya propia, de ahí el título.
V.S.P.: He querido expresar algo profundo. Plasmar lo que es el matrimonio, en el que llega un momento en que es absurdo seguir adelante. El matrimonio, como cualquier otra relación, tiene su cima y su decadencia.
P.: Viajó y escribió sobre América Latina, EE.UU., el Caribe, la India y a los países islamizados no árabes. ¿Por qué a estos dos últimos lugares decidió regresar varias veces?
V.S.N.: Son temas tan inmensos que es necesaria una segunda mirada y hasta una tercera. Me preocupa que debido a mi edad ya no tengo la energía para viajar de nuevo a esos lugares.
P.: «Al límite de la fe» vuelve a los países islamizados no árabes. ¿Por qué le interesan acercarse a esos páises?
V.S.N.: Porque fueron algo antes de ser convertidos al islam. Allí la gente ha perdido su alma, su verdadera cultura. La gente arabiza su nombre y pretenden ser árabes. No tienen idea de su propia historia. En Pakistán ya no tienen historia, pretenden que esta comienza con la llegada de los árabes que los islamizaron. Se ven a sí mismos como árabes miméticos. Cuando uno viaja a Malasia, es absurdo ver cómo sus habitantes han cercenado su propio pasado, hablan como si Arabia fuese su patria y no tienen lugares sagrados propios, porque todos están en Arabia. El islam ha colonizado sus mentes. Eso hace que esa gente sea naturalmente inestable, crea una neurosis muy peligrosa. El islam ha destruido la historia de estos pueblos.
P.: ¿Ese carácter imperialista del islam es comparable con el del cristianismo?
V.S.N.: El cristianismo actual deja unos márgenes de libertad individual que en el islam no existen. En países islamizados no se permite a la gente estudiar la época anterior a la islamización. El cristianismo moderno es muy diferente del del pasado, es irreconocible comparado con el cristianismo de los primeros tiempos. El cristianismo actual ha permitido recuperar el pasado clásico de Europa, anterior a la cristianización, lo cual es impensable en el islam.
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