Berlín (EFE)- «Germania», la colosal metrópolis en que Hitler soñó convertir Berlín, no sólo soportó el impacto de las bombas aliadas durante la guerra, sino que fue objeto de mordaces sátiras por parte de algunos de los arquitectos que la diseñaron a las órdenes de Albert Speer.
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El Museo de Arquitectura de la Universidad Técnica de Berlín expone por vez primera la colección de dibujos de Hans Stephan, uno de los colaboradores de Speer en el megaproyecto que debía hacer de Berlín una metrópolis gigantesca que reflejara la grandeza del régimen. Stephan asumió los planos urbanísticos de «Germania» entre 1937 y 1942 y, en aquellos mismos años, dibujó una serie de grabados bajo el título «Reorganización Feliz», que ofrecen su personal visión de los planes que los nacionalsocialistas tenían entre manos para Berlín.
Con su plumín, el urbanista diseñó tenebrosos escenarios de ciudadanos desahuciados y asustados por las enormes grúas del tamaño del Reichstag, encargadas de derribar árboles y colocar las moles de hormigón que levantarían la capital del Reich. «Cuando todo empiece, los peatones no tendrán de qué reírse», previene uno de los dibujos.
En las escenas previstas por él, unos hombres diminutos esperan atemorizados a poder cruzar una vasta avenida de cincuenta carriles repletos de coches, otros se atrincheran entre las montañas de escombros, mientras un gran cañón abre literalmente a bombazos la Gran Avenida.
El propio Speer conocía de la existencia de los dibujos que ponían en evidencia los delirios de grandeza del Führer, pero éstos nunca fueron presentados más allá del pequeño círculo de arquitectos. «No se sabe con seguridad, pero creo que no habría pasado nada bueno de haber llegado a oídos de Hitler», señala Hans-Dieter NTMgelke, director de la exposición.
Tampoco se conoce el porqué de los grabados, ni siquiera se puede decir que se tratara de una crítica velada al régimen, como demuestra el hecho de que Speer, que posteriormente sería juzgado en Nuremberg como ministro de Hitler, los tolerara.
Al parecer, algunas de esas « caricaturas de Germania» -como las denominaría Speer en 1949-, colgaban de la pared en el despacho de Stephan y provocaban cierta hilaridad entre el equipo de colaboradores,aunque no tenía pensado publicarlasantes de 1950, fecha fijada por Hitler para que la megalópolis estuviera terminada.
Sin embargo, los planes de la gran capital del Reich se vieron interrumpidos por el estallido de la Segunda Guerra Mundial, como recuerda Patrick Golenia, otro de los responsables de la muestra, quien dice «entender» las razones que llevaron a Stephan a formar parte del proyecto « voluntariamente». «Se trataba de construir, de repente, una ciudad completamente nueva. Para un arquitecto es muy interesante poder hacer una cosa así».
Entre los grandes proyectos de Hitler, todos ellos satirizados por Stephan, se destacaba el denominado Gran Pabellón, que debía tener 290 metros de altura, y cuya cúpula debía sustentar la escultura de un águila, símbolo de la fortaleza del Régimen, apoyada sobre el globo del mundo.
Una de las escasas piezas del plan estrella de Speer que sí vio la luz fue la cancillería del Führer, erigida en apenas unos meses y arrasada en unas horas por las bombas aliadas.
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