29 de julio 2020 - 00:00

Más una terrible profecía que un bestseller ordinario

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Todo estalla a fines de 2019. Una pandemia, un reguero de muertes. Se ha planeado provocar un genocidio que importa poco si se desboca. Un virus se esparcirá “para limpiar el país destruyendo la actual sociedad corrupta y volviendo a que sea como los Padres Fundadores querían que fuese”. Una toxina que servirá de arma suprema a los supremacistas del IPA (Ejército Patriota Invisible) para impulsar la unión de la derecha y convocar al renacimiento del país. El líder de esa milicia, racista, pedófilo, magnicida, proclama: “Nos bañaremos en la sangre de los corderos y esparciremos nuestra semilla en el desierto”. Secuestran a Michelle Spivey, epidemióloga que conduce el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Atlanta. Michelle temía que raptaran a su hija de 11 años y la usaran en una red de prostitución. Pero el objetivo era ella, la viróloga.

“La última viuda”, nueva novela de Karin Slaughter, parece escrita con el diario de ayer. La autora invita a la masacre de un relato adrenalínico. Retuerce la trama de modo que no se pueda dejar de leer. Avanza en la historia con escenarios superpuestos en paralelo, con dinámica y ritmo cinematográfico. Ha explicado que investiga y después escribe “hasta el colapso”. Confiesa que esta historia surgió cuando “un agente del FBI me dijo que la mayor amenaza para Estados Unidos son los grupos de supremacistas blancos, el terrorismo doméstico”.

Sara Linton, médica forense de clase alta, convive con Will Trent, policía de investigaciones que logró llegar a ese puesto tras salir de un orfanato. Tras años de vivir juntos, discuten casarse. Decisión que se posterga por el secuestro de la epidemióloga Spivet y bombas que provocan masacres en dos hospitales, la central del FBI y la universidad de Emory. A partir de ahí se suman riesgos y desafíos para los protagonistas. El más previsible es que Sara, secuestrada por los terroristas, debe intentar sobrevivir, y Will se infiltra en la ultraderecha para rescatarla. Pero lo que atrapa es todo el resto de lo que ocurre, la prosa desinhibida, provocativa, la captura del alma de los personajes en una frase. Los escritores españoles acuñaron la categoría “bestseller de calidad” para diferenciar sus productos de aquellos producidos por los superventas estadounidenses. Karin Slaughter, que tiene tanto de Patricia Cornwell como de Flannery O’Connor, explica que escribe thrillers porque le gustaría “morir en un orgasmo”, y que lo suyo es ficción pop, literatura comercial. No se pavonea con que fabrica bestsellers de calidad, le basta con haber publicado 18 novelas de las que vendió unos 35 millones de ejemplares tras ser editada en 120 países.

=Karin Slaughter, “La última viuda” Barcelona, Harper Collins, 2020, 542 pág.

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