Carlos Gandolfo, consagrado director teatral y uno de los últimos grandes maestros de actores de nuestro teatro, murió ayer, tras padecer durante mucho tiempo un cáncer de garganta. Nacido en Buenos Aires el 27 de marzo de 1931, realizó estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes y en la de Psicología Social de Enrique Pichón Riviere. Comenzó en el teatro, en 1950, como actor en el grupo «Los Independientes» y 6 años después inició su intensa carrera de director con «La condena de Lucullus» de Bertold Brecht. Devoto del teatro realista «que entienden todos e interesa a todos», fue impulsor de nuevos grotescos, montando obras de Sergio de Cecco («El gran deschave»), Oscar Viale-Ismael Hasse («Y por casa como andamos») y Roberto Cossa («Gris de ausencia»), entre otros.
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Además de distinguirse por la humanidad de sus puestas, Gandolfo fue un maestro de actores que dirigió a un sin número de talentosos intérpretes, entre ellos la española Charo López ( coprotagonista junto a Thelma Biral en «Hay que levantar la casa») y Lito Cruz («Hughie»).
Pese a haber sufrido una traqueotomía, siempre se mantuvo activo. Salvo durante cuatro años, en que dejó de dirigir para dedicarse a estudiar la obra de Pirandello, pero más que nada para alejarse de las mediocres propuestas que le ofrecía el circuito comercial. Así lo comentó en un entrevista con Ambito Financiero: «En el circuito comercial uno trabaja por encargo y debe aceptar las condiciones que le impone el productor o el actor que lo convoca-pero ahora decidí que en adelante yo voy a elegir la obra y el elenco con el que trabajar.» Finalmente su vocación pudo más y regresó a la escena para dirigir -con guión propio «Buscando a Pirandello» en el circuito off.
Hace dos años volvió a conectarse con un público masivo a través de la exitosa «Copenhague» del inglés Michael Frayn, que llenó la sala Casacuberta del San Martín durante dos temporadas y cuyo reestreno está previsto para el próximo 17 de marzo con su elenco original: Juan Carlos Gené, Alberto Segado y Alicia Berdaxagar. Su interés Además de consagrado director teatral (en marzo el San Martín repondrá su exitosa puesta de «Copenhaghe»), Carlos Gandolfo fue uno de los últimos grandes maestros de actores.
por temas que abordaran la condición humana, desde un costado reflexivo y de actualidad, se vio reflejado, nuevamente en su puesta de «En casa/ en Kabul» de Tony Kushner, que estrenó el año pasado, también en la Sala Casacuberta. Estos dos últimos trabajos que montó en el San Martín reparan de algún modo el injusto olvido al que fue relegado por esa institución durante 35 años, luego de que dirigiera a Pepe Soriano en «Adriano VII» de Peter Luke. Gandolfo fue rector de la Escuela Nacional de Arte Dramático, director de TV, dictó seminarios de actuación en España y recibió, entre otros premios, el Podestá, el Konex de platino, cuatro Estrellas de Mar y el Pepino el 88 por su labor docente.
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