«Querida Niní». Textos de Niní Marshall. Dir.: S. Doria. Int.: A. Padovani (La Casona del Teatro.)
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E vocar a Niní Marshall es para muchos como recuperar el paraíso perdido de la infancia, cuando la familia podía sentarse alrededor de la radio a escuchar las peripecias de sus desopilantes personajes trazados con mano maestra, con las puertas abiertas, por si acaso algún amigo decidía sumarse al cónclave.
Ella era como aquel país que se perdió. Un país en el que las casas no tenían necesidad de rejas, en el que los niños perdidos solían regresar a su casa de la mano de algún vecino comedido o custodiados por el «varita» que vigilaba desde la garita de la esquina. Un país que aún conservaba la inocencia.
Escuchar a Niní era como un rito. Ella poseía un especial talento para volcar sus observaciones. La síntesis con la que dibujaba con precisión sus caracteres era un dechado de inteligencia. Su sagaz observación desechaba el trazo grueso. Catita, la Niña Jovita, Belarmina,el Mingo, Cándida, doña Pola, la Pituca, todos sus personajes eran fácilmente reconocibles. Ellos se integraban a la existencia cotidiana como si formaran parte de la familia. El suyo era un humor cómplice y gentil.
La Casona del Teatro le está prodigando un merecido homenaje. Niní sonríe con picardía desde las fotografías que han atrapado su imagen y es bueno sentir que su bonhomía no se ha perdido. Es como recuperar una esperanza, como atizar un fueguito de ingenuidad y ternura. Ana Padovani ha rescatado en «Querida Niní» varios textos pertenecientes a los distintos personajes y los vuelca con sencillez, recreando en La Casona un poco del espíritu que reunía a la familia alrededor de la radio.
Con respeto y ternura, la actriz, dirigida por Santiago Doria, se transforma en los distintos personajes recurriendo a un simple cambio de vestuario, fiel al estilo candoroso y a la aguda observación de Niní, cuyos textos facilitó su hija, presente en el estreno en el que se recordaba un aniversario. Generoso tributo de una actriz que revive la memoria de una de las grandes y nos retrotrae a tiempos más tiernos, mansos y bondadosos que los actuales.
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