7 de julio 2006 - 00:00
Palabra e imagen unidas para reflejar el mundo de Borges
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Kupferminc ha elaborado una iconografía que reúne conceptos del judaísmo; y recalcamos la palabra concepto, ya que está prohibida toda representación, el tigre, la biblioteca de Babel (infinitos anaqueles de galerías hexagonales), vivencias personales, el estudio y la interpretación de la Cábala, un conocimiento que no está oculto pero que sólo lo percibe aquel que quiera acceder a él, los textos de Sosnowski para el libro-objeto cuyas hojas se despliegan en una vitrina que ocupa el centro de la sala.
Esta edición de 25 ejemplares está hecha a mano, un gran mérito de la artista que aprendió a escribir con pluma de ganso de acuerdo a la tradición rabínica. Hacia el fondo la artista ha recreado la imagen de El Aleph, punto donde convergen todos los puntos del universo y que según Borges, lo vio en el sótano de la calle Garay.
Son muy conmovedoras las heliografías que remiten a una oración primordial que se recita todos los días, «Sh'mat», que significa ¡Oye!, y proclama al ser humano como testigo de la creación cuyo gesto de taparse los ojos es una señal de mirada interior. Al terminar el recorrido están «F'taj», cuatro letras que significan «pórtico». «Y sólo entonces se abrirán sus puertas». Está en nosotros querer acceder a la verdad. Clausura el 23 de julio.
En los últimos tiempos varios artistas abordan a través de diferentes medios la representación del agua: las fotografías directas de Estela Izuel de piletas cerradas, las de Eduardo Carrea, abandonadas y con aguas turbias, las últimas esculturas del pampeano Fernández Olivi y sus ríos de hierro, las pinturas de Damián Puig y las de Oscar «Grillo» Ortiz (Córdoba, 1965) que actualmente expone en Vivendi (Honduras 4660). Licenciado en Pintura de la Universidad de Córdoba, reside en Buenos Aires. Ha realizado muestras en nuestro país y en la galería Praxis de Nueva York y actualmente diseña las portadas de libros y revistas editados por el Instituto Nacional del Teatro.
Las aguas simbolizan la unión universal de virtualidades que se hallan en la precedencia de toda forma o creación. La inmersión en las aguas significa el retorno a lo preformal con su doble sentido de muerte y disolución pero también de renacimiento y nueva circulación, la inmersión multiplica el potencial de la vida.. Creemos que es con este sentido que Ortiz instala sus pequeños personajes en un horizonte acuoso, inestable, a veces, borroso.
Pintura delicada, silenciosa, que se contrapone a algunos «paisajes» áridos por su transparencia. «Direcciones Opuestas», «Corrientes Adversas», «Más de un borde», de su serie Arte Protegida señalan los avatares del fluir de las aguas en un lenguaje suavemente expresivo que hace pensar en una veneración por este elemento que aparece de manera transitoria si lo comparamos con la solidez de la tierra, un adjetivo que hoy pareciera no tener validez dada la precariedad e inestabilidad a la que estamos expuestos. Hasta mediados de julio.
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