22 de septiembre 2021 - 00:00

"Perdidamente": el amor trasciende la memoria

Diálogo con Leonor Benedetto y Ana María Picchio sobre la obra de José María Muscari y Mariela Asensio que estrenan hoy en el Multiteatro. El personaje central es el de una jueza que empieza a sufrir alzheimer.

Perdidamente. Leonor Benedetto y Ana María Picchio, poco antes de estrenar la obra de Muscari y Asensio.

Perdidamente. Leonor Benedetto y Ana María Picchio, poco antes de estrenar la obra de Muscari y Asensio.

Debuta hoy ¨Perdidamente¨, de José María Muscari y Mariela Asensio, cuyo personaje central es una jueza que siente que su mente no funciona bien y decide reunir a las mujeres más importantes de su vida para pedir ayuda. Con actuaciones de Leonor Benedetto, Karina K, Julieta Ortega, Ana María Picchio y Patricia Sosa, se presentará de miércoles a domingo en el Multiteatro. Dialogamos con Picchio y Benedetto.

Periodista: ¿Qué les atrajo del texto?

Ana María Picchio: Me encantan los temas que tienen que ver con la familia. Soy admiradora de películas italianas de Visconti, también Bergman, donde la familia está en primer término. Me dieron la obra para elegir y opté por el personaje de la mucama, la mano derecha de la señora, que es jefa de la Corte Suprema. Es esa mucama de toda la vida que la ayudará en situaciones difíciles, la que queda para el final de su vida. La señora le da todo a esa mujer que la está sirviendo. Hay un amor mutuo. En cuanto al tema, tiene que ver con lo que pasa por el cerebro y los sentimientos, esta nueva tendencia de que si duele la cabeza o la panza tiene que ver con lo emocional. Lo comprende la mucama, que se transforma. Y el efecto que tiene eso en la familia de la señora, que cree que la mucama debe limitarse a limpiar. La empiezan a agredir.

Leonor Benedetto: Me propuse hacer algo nuevo, necesitaba eso. Me gusta la imagen del globo muy inflado hasta el máximo y por ahí tiene pequeño pinchacito, que podemos llamar fobias, tics, tocs, y ese es el tema. A los cinco personajes se les ve lo que son de manera graciosa. Esta obra sostiene que la normalidad no existe e investiga lo que tenemos en la cabeza. Yo soy la patrona y Ana la mucama. Tienen esos vínculos que he tenido por lo menos dos veces con personas que han trabajado en casa y son para toda la vida. Un vínculo de verdadero afecto. Si mañana a Mabel, que estuvo 22 años conmigo y eligió volver a su provincia, le digo que vuelva, ella se toma el avión y viene.

P.: ¿Qué personajes destacarían de su carrera?

A.M.P.: Hice prostitutas, chiquitas jóvenes, mujeres importantes, defensoras de las mujeres, de la justicia, de la esclavitud, no me falta nada. Me gustaría ¨La gaviota¨ de Chéjov pero estoy grande para Nina, sí podría ser la madre de Treplek.

L.B.: No sé si siento cariño por mis personajes pasados, la mayoría siempre han entrado dentro de dos o tres variables, las ricas, poderosas, las que mandan, las que son dueñas de algo. Uno que de verdad me queda profundo placer es la monja de ¨Un lugar en el mundo¨, que no quería usar hábito porque decía que la separaba de la gente. Me hicieron a medida el personaje. Nadie me lo ofrecía hasta que Aristarain se acercó.

P.: ¿Extrañan trabajar en TV o cine?

A.M.P.: Extraño el cine, hacerlo y verlo, y la TV me gusta porque me acerca a lo que le pasa a la gente. Cuando hacés TV y salís a la calle, sabes cómo está tu personaje, si llega y en qué te equivocás. La TV es la inmediatez. El teatro es costoso, hay que poner mucha dedicación, no es joda el teatro, son fines de semana donde te abrís de amigos y familia, cuando ensayás sufrís mucho porque la creación del personaje no viene así como un rayo, viene de a poco y hay que tener mucha paciencia, estudiar mucho, cuidarte mucho la garganta, la voz, es un sacrificio. Pero cuando la pegás, la pegás lindo, ese momento sobre el escenario no se cambia por nada.

L.B.: Mi estructura psicológica no es de extrañar demasiado nada, no me resulta familiar hablar de la nostalgia. No extraño la TV, volvería mañana mismo si me interesara lo que me proponen. Voy a filmar un capítulo de una serie, ¨Privie¨, que habla sobre la reencarnación. Estoy haciendo la conducción de una serie de siete capítulos para la TV pública sobre la historia de la TV que cumple 70 años.

P.: ¿Cómo es ser una actriz de trayectoria hoy en la Argentina?

A.M.P.: La trayectoria sirve para uno, para los que te quieren, para el público que te sigue, no quiere decir que por trayectoria te llaman para trabajar. Los directores eligen por casting, a ver si podes dar lo que necesitan, la trayectoria es algo que una se gana pero te llaman a trabajar porque el personaje va.

L.B.: Cuando aceptás algo quedan otras cosas sin hacer. Ese sí condiciona. Tengo una idea pragmática de la vida, es lo que es, a veces más gratificante, a veces menos. Estoy muy instalada en mi vida tal cual es, no añoro nada de lo que pasó y tengo unos cuantos casilleros vacíos sin saber lo que viene y me lo banco bien.

P.: ¿Cómo ven este renacer del teatro saliendo de la pandemia?

A.M.P.: La pandemia la tomé como un regalo del cielo. Llegué de España de hacer ¨Vis a Vis¨, el Gobierno nos encerró y me quede así. Sentí que fue bueno después de trabajar mucho, descansé. Empecé este año un poco hinchada del encierro, estaba poniéndome de mal humor, hasta que me llamó Muscari y me dije ´Aceptalo´ porque me sentía afuera luego de decir a unas cuantas cosas que no, ¨Brujas¨, una miniserie, etcétera. Tenía miedo de salir. Sigo ensayando una obra para Timbre 4, por zoom, que irá los lunes. Ensayo con barbijo , tengo mucho cuidado, precaución y miedo. No estoy todavía muy relajada, mis amigas se están enfermando, esto no terminó.

L.B.: Ante esta situación del mundo cada individuo está sacando cuentas a ver qué perdió o ganó, no hablo de temas materiales. Ahí se agudiza mi sentido de vivir el presente. Pasé la enfermedad mansamente, no trabajé de actriz, trabajo muchísimo de otras cosas, di clases por zoom a una escuela carenciada de La Plata, hice mis grupos de mujeres para ayudarlas a despertar su creatividad, ese es el tipo de feminismo que ejerzo porque hay tantas maneras de ser feminista. Me gusta mucho todo eso que hago y no extraño no actuar, vino esta obra que se acomodó al deseo profundo de hacer un texto inteligente, desopilante y serio. Se podría parecer a los géneros que manejan Woody Allen o Almodóvar. La línea argumental de ninguna manera es armónica, es un electroencefalograma.

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