8 de mayo 2007 - 00:00

Pereyra se decidió por el concierto de manual

Luciano Pereyra y laapuesta más tentadora:seducir a lasadolescentes y dedicarseal repertorio de mercado.
Luciano Pereyra y la apuesta más tentadora: seducir a las adolescentes y dedicarse al repertorio de mercado.
Concierto de manual. Disco que cumple con todos los procesos esperables para un artista que quiere meterse en el mercado grande de la música. Una carrera que irrita a algunos y enloquece a muchos, o muchas, para decirlo con propiedad. Así puede describirse la realidad de un cantante que empezó haciendo folklore, que apuntaba como la contracara masculina de Soledad, que era una muy interesante promesa en ese repertorio, y que llega a 2007 rodeado de canciones románticas, al estilo internacional, mucho mejor colocables en cualquier mercado.

Es lamentable que el cantante, oriundo de Luján, haya abandonado definitivamente el repertorio de raíz tradicional. Cuando el « tifón de Arequito» avasallaba los festivales veraniegos de folklore, Pereyra aparecía como una versión a la vez joven y mucho más cuidada de esas canciones. Pero, aunque lo tradicional tuvo un marcado crecimiento, aunque sus discos no se vendían mal, hay una evidente diferencia entre miles y millones, entre público local y giras internacionales, entre el respeto del público en general y el erotismo enloquecido de montones de adolescentes.

Pereyra optó, finalmente, por la segunda opción en cada caso. Su nuevo disco « Dispuesto a amarte» terminó por poner las cosas en su lugar. Si con cada nuevo trabajo, el cantante jugaba todavía entre ambos terrenos, aquí «lo melódico» se ha adueñado definitivamente de la situación. Y los conciertospresentación en el Gran Rex están dando cuenta de lo mismo. Salvo una mediocre versión de «Sólo le pido a Dios» de León Gieco -lo más «folklórico» de la noche-, el resto fueron canciones edulcoradas, baladas que podrían formar parte del repertorio de muchos otros artistas en toda América, temas que se parecen a tantos que ya hemos escuchado montones de veces, materiales que forman el nuevo álbum y que es el que hay que vender.

Y una puesta con cambios de ropa, frases y gestos preparados, pantalla gigante, coro mixto, que va en la misma dirección. Así las cosas, Pereyra hizo un show profesional, con una numerosa y buena banda como respaldo, sin más sorpresa que la emoción imparable y los gritos ensordecedores de sus fans, y con la satisfacción de estar jugando en las grandes ligas del negocio de la música.

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