22 de marzo 2001 - 00:00

Policial de buena llegada al público

Rodrigo de la Serna.
Rodrigo de la Serna.
«Gallito ciego» (íd., Argentina, 2000; habl. en español). Dir.: S. C. Oves. Int.: R. de la Serna, G. Garzón, H. Bidonde, E. Rivas, A. Luz y otros.
 
" Gallito ciego" es un policial simple, eficaz y de muy buena llegada al público, como se ha podido ver en las exhibiciones especiales que ha tenido hasta el momento (entre ellas la Primera Semana de Cine Internacional de la Patagonia, en Neuquén, y en la muestra Proyección de la Asociación de Cronistas, en Buenos Aires).

Rodrigo de la Serna
, que se destacó el año anterior en la miniserie «Okupas» de «Canal 7», compone con credibilidad a un estudiante secundario que atraviesa las mismas penurias de muchos a su edad: desorden familiar (vive sólo con su abuela), conflictos emotivos y desocupación, ya que al terminar la escuela no consigue trabajo.

Después de fatigar la calle, termina en el peor de los lugares: incauto, cree haber obtenido al fin un empleo de cadete, pero en realidad se ha metido en la boca del lobo. Un policía corrupto (Gustavo Garzón) y un ladero ya cansado del oficio ( Héctor Bidonde), que habían montado una oficina que sirve como fachada para acometer sus fines, sólo esperan el «gallito ciego» que caiga en sus manos para usarlo como vehículo de sus delitos.

Hasta allí el planteo argumental de la película, relatada de manera clásica y firme, con el buen oficio de Santiago Carlos Oves, quien se vale de algunos flashbacks para ir poniendo al espectador en clima. La progresión de la historia es coherente y el suspenso, sostenido.

Verosímil

La buena pintura de ambientes y la introducción de personajes secundarios contribuyen a que se trasluzca una Buenos Aires verosímil, cruel y desorientada (igual a la penosa aventura en la que se ve envuelto el inocente protagonista), y por fortuna sin los subrayados gruesos, a veces grotescos, por los que tanta inclinación sienten muchos libretistas del cine argentino actual. En ese sentido, Oves no se aparta nunca de la línea que se plantea desde el principio.

Aída Luz
, la abuela estrafalaria, es un buen hallazgo de casting, al igual que la novia del protagonista, Erica Rivas (esposa en la vida real de De la Serna), en una interpretación convincente. En breves papeles se destacan Martín Adjemián, Alberto Busaid y Alicia Zanca. Los protagonistas, finalmente, juegan sus papeles sin sobreactuaciones y con credibilidad. El mejor es De la Serna, aunque por supuesto ayudado por un papel más amplio y rico, que le permite transitar por varios estados de ánimo. Garzón es el policía corrupto que no pone la cara de todos los policías corruptos del cine argentino, y que por eso hace más interesante su personaje. Bidonde, como el delincuente cansado y con deseos de retiro, está exacto.

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