En el Salón Dorado del Teatro Colón, y en un intervalo de los ensayos, Mstislav Rostropovich, probablemente uno de los más grandes músicos rusos vivientes, ofreció una charla sobre «Lady Macbeth in Mtsensk», de la cual es el director musical. Lo flanqueraon Jorge Telerman y Sergio Renán. Rostropovich agradeció a Jeannette Arata de Erize por haber organizado su debut en la Argentina en 1961. También pidió que se ayude a publicitar la función a beneficio del Hospital de Niños: «Todos tenemos a cargo la generación que viene. Le pagamos muchos impuestos al Estado, pero éste es un impuesto que le pagamos a Dios», dijo el músico.
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Sobre la ópera comentó que «es uno de los trabajos más importantes de mi vida, y con él pago una deuda que tengo con Shostakovich, que fue un gran amigo. Lo conocí en 1943, cuando ingresé al Conservatorio de Moscú, y él me tomó en su clase. Conservo como un documento importantísimo los boletines con comentarios de puño y letra de Shostakovich, y fuimos inseparables hasta 1974, un año antes de su muerte. En 1974, junto con mi familia, nos expulsaron de la URSS».
«Así que tengo una relación íntima con esta ópera -continuó Rostropovich-que fue prohibida en la URSS y llevó 30 años sin tocarse. Después el compositor hizo una segunda versión. Pero Stalin odiaba esta ópera, y en la retocada el jerarca sintió que él enseñó al compositor cómo hacerla bien.»
«La primera presentación se hizo en el pequeño Teatro Stanislavsky, ya que estaba prohibida en el Bolshoi. En el Stanislavsky no había una gran orquesta, y varios de mis amigos y yo reforzamos la orquesta; fue la única vez en mi vida que integré una orquesta, de manera que conozco esta ópera desde todos sus ángulos. Mi esposa -la célebre soprano Galina Vishnevskaya-cantó arias en varios recitales, y yo la acompañaba en el piano; y hasta fue protagonista de la película», agregó.
Rostropovich recordó que «en 1969 yo no podía hacer música, en castigo por haber protegido a Alexander Solenitzyn: después de esto, la ópera se estrenó en Copenhague y Shostakovich pudo venir al estreno; había pedido que yo la dirigiera, y le dijeron que no. De todas maneras, en mi opinión, esta ópera es la mejor del siglo XX».
Su disertación continuó: «Hace poco vi, en portadas de revistas en Londres y en París, que se declaraba a Shostakovich el Beethoven del siglo XX», y de inmediato destacó la labor del equipo de argentinos que trabajó en una puesta altamente novedosa, y que la idea de poner la orquesta a la vista: «La música lo explica todo, es el corazón de la obra latiendo y que hace circular la sangre y le da vida. Toda la ópera se desenvuelve alrededor de este corazón. Una orquesta tocando tan buena música es teatral, y cuando el público puede ver y escuchar tal cantidad y calidad de instrumentos, se vive como un regalo de Dios». Rostropovich concluyó diciendo que: «Dirijo cambiando de podios, según la acción tenga lugar en un plano superior o inferior; es un problema para los músicos, pero se adaptaron bien, porque son profesionales maravillosos; el coro es extraordinario y excelente la sección de bronces. Si algo no sale bien, la culpa será mía. Estoy muy feliz de estar aquí, aunque impaciente esperando el debut; espero que les guste». La ópera, tal como publicamos ayer, sube a escena el viernes a las 20.30 (Gran Abono) y se representa también el sábado 31 a la misma hora (extraordinaria dedicada al Hospital de Niños), el domingo 1 a las 17 (abono vespertino), el martes 3 a las 20.30 (abono nocturno), el miércoles 4 a las 20.30 (extraordinaria), el viernes 6 a las 20.30 (abono nocturno nuevo) y el sábado 7 a las 20.30 (extraordinaria).
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