10 de junio 2002 - 00:00

"Traviata" que vence prejuicios

MUSICA

La traviata
"La traviata"
«La Traviata» ópera de Giuseppe Verdi. Con Patricia Gutierrez, Carlos Vittori, Luis Gaeta, G. Cipriani Zec, Cecilia Layseca, Carlos Iaquinta, Leonardo Estévez y elenco. Regie: Daniel Suárez Marzal. Dir. De Arte: Milan David. Esc.: Facundo Lozano. Coro y Orq., director: Mario de Rose. (7/6, Luna Park).

Los afiches callejeros la anunciaban como «El musical de todos los tiempos», y la promoción que siguió aclaró que se trataba de la ópera original de Verdi, y ésta es la que subió a escena en el inmenso escenario del Luna Park, con un público multitudinario que no es habitué de los templos donde se honra el arte lírico. Por lo tanto, el objetivo de acercar la ópera al público masivo estaba cumplido, y según la taquilla varios miles se aseguraron su localidad para las funciones que continúan hasta el 16 de junio.

Y los que fueron o irán no serán defraudados, al contrario, salen satisfechos y agradecidos, porque están todos los elementos de una gran producción: orquesta sinfónica completa que toca muy bien y ajustada a partitura, con un director que ensambla equilibradamente las voces y la música, así como un coro estupendo de 40 voces perfectamente afiatadas; y músicos profesionales que logran en el público un silencio sepulcral en los Preludios.

La utilización de la inmensa tribuna escalonada que da a la calle Lavalle como elemento escenográfico es otro acierto, así como el vestuario, la iluminación y una régie tan imaginativa como experimentada, como para permitirse una relectura de la historia de «La dama de las camelias» y que el resultado sea coherente y actualizado, en escenarios despojados y sugerentes, a Milan David le gusta así, tal como vimos en su última «Madama Butterfly» en el Colón. Por caso, es evidente que Violeta Valery esta vez muere de Sida, en un hospital despojado y ascéptico, el que se revela con patético realismo; o las escenas eróticas de las fiestas.

•Buen complemento

Estos y otros elementos de la ópera se complementan con los avances tecnológicos: amplificación de instrumentos y voces (así el público la escucha como al CD que tiene en casa); proyección de primeros planos gestuales y detalles en dos pantallas gigantes, que incluyen el «back stage», es decir, el público que llega temprano tiene acceso a camarines, vestuarios y maquillaje, así como también una traducción simultánea con subtitulado electrónico.

Los protagonistas muy bien en líneas generales, están haciendo teatro cantado, actuado escenas íntimas en un espacio de inmensas dimensiones -la de
Giorgio Germont y Violeta Valery era la más difícil de resolver-sin embargo convencieron y hasta emocionaron, ganando en buena ley las ovaciones con que el público premió su labor.

La función transcurrió sin sobresaltos, aunque un piquete pacífico denunció que
Federico Guerrero -el productor del espectáculo-es subsecretario de Cultura del Municipio de Avellaneda, por lo que su condición de funcionario público no sería éticamente compatible con este rol, y también que el Coro del Teatro Roma de Avellaneda lleva 11 meses sin cobrar los honorarios de 2001.

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