Pasaron 23 años, pero el recuerdo de aquella noche sigue vibrando con una intensidad particular. El 16 de octubre de 2002, en el de River Plate, la banda californiana Red Hot Chili Peppers ofreció un concierto que trascendió la mera presentación musical para convertirse en un gesto de lealtad y un oasis de euforia colectiva en uno de los momentos más sombríos de la historia argentina reciente.
Un país en crisis y un gesto que no se olvida: a 23 años de la cuarta visita de los Red Hot Chili Peppers a la Argentina
Un repaso por la noche en que la banda californiana brindó un show único, en uno de los contextos más difíciles de la historia reciente de nuestro país.
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La banda liderada por Anthony Kiedis y una historia de amor reciproco con la Argentina.
En 2002 Argentina se encontraba sumida en las profundidades de una crisis económica, social y política desatada a fines de 2001. La devaluación había pulverizado el poder adquisitivo, el desempleo escalaba a cifras alarmantes y la desconfianza en el futuro era la moneda corriente. El país navegaba en el "corralito", con los ahorros bancarios retenidos y el dólar inalcanzable.
El gesto inolvidable: rock y funk contra la adversidad
En ese clima de incertidumbre y retracción, donde la llegada de cualquier espectáculo internacional de gran magnitud era prácticamente impensable, la decisión de los Red Hot Chili Peppers de mantener su fecha en Buenos Aires fue interpretada por el público como un acto de profundo afecto y respeto. Muchas otras bandas de primer nivel habían cancelado sus giras o simplemente excluido a Argentina de sus itinerarios, temerosas de la inestabilidad económica y las dificultades logísticas.
Los Peppers, en cambio, decidieron desafiar la coyuntura. Según reportes de la época, el cuarteto integrado por Anthony Kiedis, Flea, Chad Smith y John Frusciante, negoció una significativa rebaja en su cachet. Si bien las cifras exactas varían en las crónicas, se habló de una reducción que pudo haber pasado de los 350.000 dólares a unos 150.000, un sacrificio monetario considerable que fue clave para viabilizar el evento.
Este compromiso no solo se reflejó en sus honorarios. Para que el concierto fuera viable en un país "pesificado" y con ingresos deprimidos, los costos de producción también debieron reducirse. La puesta en escena fue notablemente más austera que en otras paradas de su gira By The Way Tour—el álbum que presentaban—, limitándose a tres pantallas de video horizontales al fondo del escenario, una sencillez que contrastaba con los despliegues visuales habituales de una banda de su calibre.
Precios "pesificados" y un River agotado
El esfuerzo de la banda y los promotores tuvo un impacto directo en el bolsillo del público. Las entradas fueron ofrecidas a precios que la prensa denominó "virtualmente pesificados". Las populares y plateas altas se vendieron a tan solo $15 y $22 pesos, el campo a $22, y las plateas más caras no superaron los $40 pesos.
Esta accesibilidad fue un factor determinante para que 60.000 personas –algunas crónicas hablan de hasta 65.000– colmaran el estadio en ese momento conocido como "Antonio Vespucio Liberti". Fue el recital de rock anglo más multitudinario del año en Argentina, una fiesta de catarsis y evasión que demostró la sed de música en vivo y la lealtad inquebrantable de los fans argentinos. "Una alegría rockera en medio de la crisis", resumió una crónica de la época.
El setlist del show en Argentina de los Red Hot Chili Peppers en 2002
El show de aquel 16 de octubre, que conto como teloneros con las bandas locales Nativo y Dios Los Cría, fue una descarga de funk, rock y melodía que recorrió gran parte de su discografía más exitosa, enfocándose, lógicamente, en su nuevo material. La banda salió con un retraso de 50 minutos debido a la masiva afluencia de gente, pero la espera valió la pena.
El setlist (la lista de temas) de aquella noche fue un poderoso compendio de himnos que sigue resonando en la memoria de quienes estuvieron allí:
- Intro Jam
- By The Way
- Scar Tissue
- Around The World
- Universally Speaking
- Otherside
- Suck My Kiss
- The Zephyr Song
- Havana Affair (Cover de Ramones)
- Parallel Universe
- Don't Forget Me
- Right on Time
- I Could Have Lied
- Can't Stop
- Californication
- Venice Queen
- Give It Away
— Bises —
- Under The Bridge
- Search and Destroy (Cover de The Stooges)
La mezcla de hits de discos como Blood Sugar Sex Magik y Californication con los temas más melódicos de By The Way fue todo lo que necesitaba la gente para vivir una noche inolvidable.
Los Peppers y Argentina, un "romance duradero"
El concierto de 2002 no fue una casualidad, sino un hito más en una relación de larga data. La Argentina y los Red Hot Chili Peppers han construido un lazo emotivo particular, comparable al que forjaron banda como Ramones o Megadeth con el público local. La banda visitó el país en momentos clave de su carrera, marcando su crecimiento y consolidación:
- 1993 (Obras Sanitarias): Su debut en Argentina, en la gira de Blood Sugar Sex Magik, con la formación clásica y la energía desbordante de la juventud.
- 1999 (Luna Park): El regreso triunfal y "limpio" de la mano de Californication, confirmando que el funk-rock más melódico era un éxito global.
- 2001 (Estadio Vélez Sarsfield): Una visita previa al estallido, que confirmó su popularidad masiva.
- 2002 (Estadio River Plate): El show de la crisis, el más significativo por su contexto y el gesto económico.
Y la historia no terminó allí. La relación se fortaleció con visitas posteriores, como el regreso en 2011 y 2018 (ya con Josh Klinghoffer en guitarra), y el emotivo reencuentro con Frusciante nuevamente en la banda en 2023 con dos shows agotados en River, demostrando que este amor, nacido en la euforia de los noventa y consolidado en la adversidad del 2002, es uno de los más sólidos y duraderos en la historia del rock internacional en Argentina.
A 23 años, el concierto de 2002 se recuerda no solo por la música, sino por el mensaje: incluso en la peor tormenta, el arte puede ofrecer un refugio, y la lealtad, un lazo inquebrantable. Ya lo dijo el propio Kiedis en una entrevista ese mismo año: "La idea de no ir a la Argentina no era una opción para mi". Aquella noche, los Red Hot Chili Peppers le regalaron a su fans un puñado de funk, rock y, lo más importante, una alegría colectiva tan necesaria como inolvidable.
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