16 de octubre 2025 - 16:31

Una nueva obra teatral con eje en Osvaldo Lamborghini, figura escencial del siglo XX

Se presenta “Osvaldo Lamborghini obras completas. Primera parte”, un recorrido por la producción del escritor y artista argentino, a 40 años del fallecimiento del autor de El fiord y El niño proletario. Con dramaturgia de Ignacio Bartolone y Agustina Pérez, cuenta con actuaciones de Hernán Franco, Juan Isola y Valentín Pelisch.

Hernán Franco, Juan Isola y Valentín Pelisch protagonizan “Osvaldo Lamborghini obras completas. Primera parte”, con dramaturgia de Ignacio Bartolone y Agustina Pérez. En El Galpón de Guevara. 

Hernán Franco, Juan Isola y Valentín Pelisch protagonizan “Osvaldo Lamborghini obras completas. Primera parte”, con dramaturgia de Ignacio Bartolone y Agustina Pérez. En El Galpón de Guevara. 

“El teatro independiente tiene su lenguaje y poética, que opera como una máquina de guerra contra el presente y la mímesis, contra los fantasmas que no están en el teatro y son los que nos acechan, el oportunismo, la política y las redes sociales”, dice Ignacio Bartolone, quien estrenó el viernes pasado “Osvaldo Lamborghini obras completas. Primera parte”, un recorrido por la producción del escritor y artista argentino reconocido como una de las figuras más singulares del siglo XX por su apuesta estética.

A 40 años del fallecimiento del autor de El fiord y El niño proletario, se presenta la obra con dramaturgia de Bartolone y Agustina Pérez, y las actuaciones de Hernán Franco, Juan Isola y Valentín Pelisch. Puede verse los viernes a las 23 horas en El Galpón de Guevara (Guevara 326).

Bartolone se funda en una premisa lamborghiniana: la del “autor de un solo texto”. El artista sostenía que entre sus libros y sus obras plásticas no había una discontinuidad, sino que eran, más bien, condensaciones tentativas pertenecientes a un proyecto mayor, una obra totalmente ligada a la vida, como querían las vanguardias. Lamborghini, que afirmó no distinguir “entre prosa y verso”, tampoco distinguía entre palabra e imagen.

Periodista: ¿Cómo concebiste la dramaturgia para referirte a algo tan conceptual como el continuum y la totalidad de la obra de este artista? ¿Cuál es la historia que se cuenta?

Ignacio Bartolone: Hay adecuaciones, recortes, ensambles pero aseguro que todo lo que se dice en la obra sale de los libros editados de Lamborghini. La idea no fue adaptar o hacer una versión como se han hecho tantas, la propuesta fue tomar los textos por asalto y decidir una angulación que permitiese una hipótesis de relato posible. Se trabaja la primera parte del autor con obras publicadas en vida. El dispositivo escénico consiste en escribir con sus propias palabras arriba de las palabras, la cuestión podría fragmentarse en pequeños capítulos sobre su manera y ganas de escribir. Hay uno dedicado a El fiord, su primer libro, hay un momento filmado donde se lee Sebregondi y El niño proletario. Es un espectáculo distinto, no hay una historia, se ve una obra como un libro puesto en escena.

P.: ¿Cómo abordaste las producciones de esos libros?

I.B.: Se hicieron operaciones de lectura partiendo de la base que son textos míticos. Con El fiord hubo que determinar una nueva forma de ordenar poéticamente el texto a través de las diferentes menciones que se hacen a partes de un cuerpo que van sufriendo embestidas. Se señalan genitalidades y forman la idea de un cuerpo político, que es una de las líneas que podría señalar la interpretación. El texto esboza contenido político propio de un momento, la querella y el aquelarre de las militancias de esos tiempos, con traiciones, un hervidero y una gran esfera de confusión y de mierda como decía Marechal, porque es un texto super escatologico. Hay un momento del fiord, como todo en su obra, que deja entrever cuestiones de su propia vida y se habla de un asunto familiar.

P.:¿Qué vigencia tiene hoy su obra o cómo podemos actualizarla a nuestros días?

I.B.: Fue de una preponderancia tal que gran parte de su escritura o estilo subyacen en la literatura de hoy, de diversos tipos. Imitarlo es imposible y su nivel de actualización es cuestión de tiempo para que en algún momento del año que viene alguien vuelve a pronunciarse como lector de Lamborghini. En su obra hay una corriente interna y silenciosa que se dispara a zonas propias de la literatura del presente, que para mí es la más resonante. Me refiero a literatura que no es de mercado pero tiene preponderancia en términos políticos y de lenguaje signando un momento para muchos lectores. Hablo de Pablo Farrés, Agustina Pérez, Agustin Conde de Boeck, literatura que de alguna manera alumbra la gran llanura del chiste que Lamborghini marcaba. Es un autor que no ha sido leído del todo, hay algo de su genialidad y hermetismo que hace que se lea lento, no es literatura de placer.

P.: ¿Cómo intervienen las áreas artísticas como las proyecciones, el diseño de movimiento o el muñeco?

I.B.: Es un trabajo que responde a la compleja lógica teatral que es grupal. Hay un video, música en escena, grandes actores, la lógica de segmentar por capítulos y pensar hipótesis de representación o collage que nos permitieran avanzar en esa tupida selva que es la obra de Lamborghini. No hice una adaptación sino que me tomé el trabajo de poner en escena esos textos.

P.: ¿Cómo ves el teatro y la cultura hoy?

I.B.: Más allá de las adversidades de lo que sucede, que es demencial, al teatro lo veo bien y con aire, la gente joven hace nuevas cosas y la gente grande reflexiona sobre lo que hizo. Sucede algo propio de acá, con tanta variedad teatral, que brinda una dialéctica hermosa y funciones estéticas. Cualquier persona que hace teatro tiene una opinión de lo que se hace y eso genera pensamiento. El devenir del teatro tiene que tener en cuenta muchas cosas para subsistir en términos materiales sin embargo el teatro sigue ofreciendo cuestiones más cercanas a lo ritual. Hay místicas que ninguna plataforma ofrece. Es un acontecimiento que sigue siendo paradójico donde se congrega lo sagrado. El teatro tiene la función única de devolver de manera metafísica en un contexto de descentración del hombre. El teatro independiente tiene una necesidad de subsistencia material compleja pero vale la pena pensar en esta tradición y potencia plena de singularidad estética. Eso nos ampara y nos hace pensar cómo producir un teatro que no negocie con el mercado, no porque esté en contra de ese teatro sino en tanto no negociar en términos estéticos.

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