El índice de Condiciones Financieras (ICF), elaborado por el Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas y la consultora Econviews, se deterioró 15,6 puntos para ubicarse en -94.1 puntos.
Las condiciones financieras empeoraron en febrero, según IAEF
De esta manera, interrumpió la racha de cuatro mejoras consecutivas. El indicador Condiciones Financieras se deterioró 15,6 puntos para ubicarse en 94.1 puntos.
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De esta manera, interrumpió la racha de cuatro mejoras consecutivas que había mostrado en los meses previos y ya permaneció en zona de estrés por un año y medio.
En niveles, el estrés de las condiciones financieras sigue siendo comparable al del colapso de las condiciones externas en los meses finales de la crisis financiera de 2008/09.
El subíndice de condiciones externas explicó en mayor medida el deterioro de las condiciones totales, al retroceder 12.1 puntos mensuales e interrumpir cinco avances mensuales consecutivos, ubicándose en 22.8 puntos (zona de confort).
La expansión a nivel global del Coronavirus, con origen en China, impactó en la performance de este subíndice en febrero y seguramente tendrá efecto en marzo. A pesar de esto, hace catorce meses que las condiciones externas se mantienen en terreno positivo.
El subíndice de condiciones locales, que había venido impulsando al índice total en los dos meses previos, se deterioró levemente en el mes tras haber mostrado cuatro mejoras consecutivas.
El empeoramiento se explicó por el aumento en el riesgo país y legislación, sumado a una mayor depreciación esperada.
De esta manera, las condiciones locales se mantuvieron muy estresadas, en -116.9 puntos, registro comparable a la crisis 2001-02, aunque por encima del peor nivel de septiembre 2019, cuando fueron sacudidas por los sorpresivos resultados de las PASO.
Las condiciones locales ya acumularon una seguidilla de 21 meses en zona de estrés. El 40% de las variables que componen el subíndice local se mantienen fuertemente estresadas, destacándose el riesgo país, el riesgo legislación y la confianza en los bancos.
En febrero se dieron los primeros eventos relevantes con respecto a la deuda. En primer lugar, el vencimiento de capital del bono BP21 de la provincia de Buenos Aires (Ley Extranjera) por u$s250 millones, que intentó reperfilarse a mayo sin éxito ya que no hubo respaldo de los acreedores, y se tuvo que pagar a comienzos de mes para evitar el default provincial.
Además, el Gobierno Nacional enfrentó su primer gran vencimiento de capital del año, el bono AF20 (dólar-link, Ley Local) por $105 mil millones. Para esto, ofreció varios canjes (con quitas) por nuevos bonos con vencimiento en 2021, que resultaron sin éxito.
Si bien el Gobierno había mostrado señales de voluntad de pago de deuda en pesos, frente al fracaso del canje del AF20 decidió posponer el vencimiento a septiembre. Esta señal fue muy negativa y rompió con los intentos de reconstruir el mercado en pesos mediante las licitaciones de las nuevas Lebads.
Por el lado cambiario, el reperfilamiento del AF20 trajo cierto alivio ya que su pago potencialmente hubiese provocado una excesiva presión sobre las brechas cambiarias, con el consecuente impacto negativo sobre la inflación y la sostenibilidad del tipo de cambio en el mercado oficial.
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