9 de diciembre 2025 - 00:00

El oro no dejará de brillar: tras un año histórico, el mercado anticipa nuevas subas en 2026

El metal amarillo se cansó de quebrar récord a lo largo del año. Se distanció del resto de los activos del menú de inversiones, en términos de rentabilidad en 2025. Cierto es que los árboles no crecen hasta el cielo, pero los pronósticos apuntan a que, moderadamente, seguirá escalando.

El precio del oro es reflejo de un cambio estructural que perjudica a EEUU.

El precio del oro es reflejo de un cambio estructural que perjudica a EEUU.

Casi cerrando el año, el precio del oro ya quebró más de 50 récords en el mercado mundial. La onza troy del metal precioso hoy cotiza por encima de los 4.200 dólares en el Comex de Nueva York, lo que implica una rentabilidad de 60% en lo que va del año, convirtiéndose en el activo más rentable. Los últimos reportes de los principales bancos de inversión del mundo, como Goldman Sachs, J.P. Morgan, e incluso el Deutsche Bank y otros, ya sea por inercia, por efecto “FOMO”, por seguir al rebaño, por lo que sea, siguen proyectando nuevos récords para el oro el próximo año y los subsiguientes.

Desde modestos 4.500 dólares hasta más de 6.000 dólares, e incluso algunos arriesgan niveles de 20.000 dólares de acá al fin de la década asociado al colapso de las monedas fiduciarias tal como se las conoce hoy en día. Lo cierto es que, amén de una serie de factores que pueden afectar la trayectoria del oro, los expertos del mercado mundial de metales auguran que el rally del oro no ha terminado.

Ocurre que la demanda sigue traccionada no solo por los fondos ETF y los minoristas sino también por los bancos centrales, que día a día, dan a conocer nuevos planes y programas de compra de reservas de oro, pero ya en todos los continentes. Hasta hace poco eran los tradicionales que empujaban, con China como el principal jugador, pero de a poco se fueron sumando otros países de toda Europa, Asia, Eurasia, Latinoamérica y África. Parece que nadie quiere quedarse afuera de la ola. Incluso, con el precio del oro en estos niveles que podrían desalentar nuevos posicionamientos. En este contexto, las proyecciones del Consejo Mundial del Oro, que apuntan a que podría subir entre un 5% y 15%, lucen moderadas. Veamos que observan los expertos.

Un año extraordinario para el oro

El oro ha experimentado un 2025 extraordinario con un nivel de rentabilidad envidiable, que se perfila como el cuarto mayor rendimiento anual del metal desde 1971, gracias a una combinación de factores como: una mayor incertidumbre geopolítica y económica, un dólar más débil y un impulso positivo en los precios. Este entorno generó un mayor impulso a la diversificación de carteras, en medio de una mediocre rentabilidad de los bonos y la preocupación por la efervescencia en los mercados de valores. Tanto los inversores como los bancos centrales han aumentado sus inversiones en oro, buscando diversificación y estabilidad, en todas las regiones, de Occidente a Oriente.

Ahora bien, de cara a 2026, las perspectivas se ven condicionadas por la continua incertidumbre geoeconómica. Al respecto, no puede soslayarse que el precio del oro termina reflejando, en general, las expectativas macroeconómicas, por lo que podría mantenerse dentro de un rango si persisten las condiciones actuales.

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Sin embargo, a juzgar por lo ocurrido este año, los analistas arriesgan que es probable que 2026 siga sorprendiendo. Claro que, si el crecimiento económico se desacelera y las tasas de interés siguen bajando, el oro podría registrar ganancias moderadas, mientras que, en un escenario de una recesión más severa, marcada por el aumento de los riesgos globales, el metal amarillo podría tener un mejor rendimiento.

Por el contrario, en el escenario de un resultado positivo de las políticas establecidas por la administración Trump, aceleraría el crecimiento económico y reduciría el riesgo geopolítico, lo que se traduciría en tasas más altas y un dólar más fuerte, lo que presionaría al oro a la baja.

Pero hay otros factores que entran a terciar en el comportamiento del oro, como la demanda de los bancos centrales y las tendencias de reciclaje del metal, que también podrían influir en el mercado.

De todos modos, lo más importante es que el papel del oro como diversificador de cartera y fuente de estabilidad sigue siendo clave en medio de la continua volatilidad del mercado. En síntesis, la continua volatilidad del mercado y el riesgo geoeconómico podrían impulsar el oro al alza, pero una reducción de las primas de riesgo podría presionar su rendimiento.

Oro: qué esperar en 2026

Mirando hacia adelante, los mercados prevén en gran medida que se mantendrá el statu quo, pero las divergencias en los datos macroeconómicos, cargadas de un fuerte manto geoeconómico, implican que la incertidumbre se mantendrá alta. También, aumenta la preocupación por la desaceleración del mercado laboral estadounidense, mientras persisten los debates sobre si la inflación se mantendrá persistentemente alta o enfrentará una renovada presión alcista. Al mismo tiempo, y a pesar de algunos avances, las fricciones geopolíticas siguen latentes.

¿Qué significa esto para el oro? Al igual que este año, los eventos imprevistos, como el Día de la Liberación, son imposibles de anticipar, aun así, aunque su naturaleza exacta es impredecible, la frecuencia de los llamados eventos de riesgo de cola está en aumento.

Por ello, los expertos señalan que el hecho de que estos acontecimientos desencadenen una mayor propensión o aversión al riesgo podría desempeñar un papel decisivo en la configuración del rendimiento de las distintas clases de activos y en el papel del oro como diversificador estratégico.

¿Qué dice el consenso sobre el metal precioso?

El precio actual del oro refleja en gran medida las expectativas del consenso macroeconómico relacionadas con el crecimiento económico, la inflación y la política monetaria, lo que termina reflejándose en el rendimiento proyectado.

Este escenario macro está caracterizado por: un crecimiento del PBI mundial estable y, en general, en línea con la tendencia (2,7% a 2,8% interanual en términos reales); recortes adicionales de la tasa de la Fed de unos 75 puntos básicos y una inflación que caería entre 40 a 60 puntos básicos para finales de año; y una ligera suba del dólar mientras los rendimientos se mantienen prácticamente sin cambios.

aranceles Trump abril 2025

Sin embargo, como demuestra la historia, la macroeconomía rara vez sigue la trayectoria que dicta el consenso del mercado.

Escenarios para el oro en 2026

Suba moderada. Los datos económicos de EEUU han sido dispares, pero a los participantes del mercado les preocupa que el impulso pueda estar desacelerándose. A medida que disminuye el apetito por el riesgo, el posicionamiento se orienta hacia activos defensivos. En este contexto, un posible reajuste en las expectativas sobre IA podría suponer un lastre adicional para los mercados bursátiles, especialmente dado que las empresas de IA tienen un peso significativo en los principales índices, lo que amplifica la volatilidad del mercado y fomenta una mayor reducción del riesgo. Esto podría resultar en un mercado laboral estadounidense más débil, ya que los márgenes récord se contraen, lo que provocaría una menor actividad de consumo y contribuiría a una desaceleración generalizada del crecimiento mundial. En este contexto, es probable que la Fed recorte las tasas de interés más allá de las expectativas actuales, flexibilizando la política monetaria en respuesta a la creciente incertidumbre económica y las expectativas de una desaceleración de la inflación.

La combinación de tasas de interés más bajas y un dólar más débil, junto con una mayor aversión al riesgo, crearía un entorno de apoyo continuo para el oro. En este entorno, el oro podría subir entre un 5% y un 15% en 2026 desde los niveles actuales, dependiendo de la gravedad de la desaceleración económica y de la velocidad y magnitud de los recortes de tasas. Esto representaría un rendimiento sólido en un año normal, pero tras el sólido desempeño de 2025, aún se consideraría un año notable. Cabe recordar que la combinación de tasas de interés más bajas y un dólar más débil, ambos factores que se mantienen cíclicamente altos, ha sido históricamente una fuente de apoyo para el oro. Además, las continuas compras estratégicas de los bancos centrales y la posible entrada de nuevos inversores, como las compañías de seguros en China o los fondos de pensiones en India, podrían impulsar aún más la tendencia positiva del oro, incluso si el entorno económico se mantiene relativamente favorable.

Mercado alcista. Existe una probabilidad considerable de que la economía mundial entre en una desaceleración más profunda y sincronizada, impulsada por el creciente riesgo geopolítico y geoeconómico. Las tensiones comerciales, los conflictos regionales no resueltos o un nuevo punto crítico podrían erosionar la confianza y afectar considerablemente la actividad mundial. Estas presiones contribuirían a un entorno global más fragmentado y aumentarían la sensibilidad al riesgo en el comercio y la inversión. Entonces, a medida que la confianza se desvanece, las empresas reducen la inversión y los hogares reducen el gasto, lo que desencadena un círculo vicioso que profundiza la recesión. El crecimiento de EEUU se debilita aún más y la inflación cae por debajo del objetivo, lo que lleva a la Fed a recortar las tasas de interés drásticamente.

Los rendimientos a largo plazo caen abruptamente y el dólar se deprecia a medida que se flexibiliza la política monetaria, lo que contribuye a un comercio mundial más débil y a una debilidad generalizada de las materias primas. Esta combinación de caída de los rendimientos, elevada tensión geopolítica y una marcada búsqueda de refugio seguro generaría fuertes vientos de cola para el oro, lo que impulsaría un fuerte movimiento alcista. En este escenario, el oro podría aumentar entre un 15% y un 30% en 2026 desde los niveles actuales. La demanda de inversión, en particular a través de ETF de oro, seguiría siendo un factor clave, compensando la debilidad en otras áreas del mercado, como la joyería o la tecnología. Históricamente, el aumento de los precios ha impulsado el interés de los inversores, acelerando el impulso. Los ETF de oro globales han recibido u$s77.000 millones en entradas en lo que va de año, sumando más de 700 toneladas a sus tenencias.

Mercado bajista: Por otro lado, también existe la posibilidad de que las políticas establecidas por la administración Trump tengan éxito, lo que resultaría en un crecimiento mayor al esperado, vinculado al apoyo fiscal. En estas condiciones, es probable que el retorno de la inflación se consolide, impulsando la actividad y el crecimiento global hacia una trayectoria más firme. A medida que aumenten las presiones inflacionarias, la Fed se vería obligada a mantener o incluso subir las tasas de interés en 2026. Esto, a su vez, impulsaría los rendimientos a largo plazo y fortalecería el dólar.

El aumento de los rendimientos y una moneda más firme incrementan el costo de oportunidad de mantener el oro y atraerían capital hacia los activos estadounidenses. La mejora del sentimiento económico también impulsaría una amplia rotación hacia el riesgo. Entonces, el aumento de los rendimientos, un dólar más fuerte y el cambio hacia una postura de riesgo lastran considerablemente el oro, provocando una notable retirada del interés de los inversores. Con la liquidación de las coberturas y la moderación de la demanda minorista, el panorama se torna claramente negativo, lo que se traduce en una corrección del precio del oro de entre el 5% y el 20% con respecto a los niveles actuales. Las inversiones en ETF de oro podrían experimentar salidas sostenidas de capital a medida que los inversores rotan hacia la renta variable y los activos de mayor rendimiento.

Su magnitud dependería de la reducción de la prima inducida por el riesgo del oro, que ha sido un pilar fundamental desde la invasión de Ucrania en 2022. Sin embargo, el análisis histórico también muestra que las compras oportunistas por parte de consumidores e inversores a largo plazo podrían actuar como amortiguador en este tipo de entorno. A pesar de ello, la combinación de mayores costos de oportunidad, un sentimiento de riesgo y un impulso negativo de los precios podría crear condiciones difíciles para el oro, lo que refuerza este escenario como el más bajista en nuestra perspectiva.

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