Un nuevo borrador publicado el sábado en la COP26, suavizando aún más la formulación precedente en busca de un difícil acuerdo, pidió a los países acelerar esfuerzos para eliminar progresivamente el carbón y las "ineficaces" subvenciones a los combustibles fósiles.
En su recta final, la COP26 busca difícil acuerdo sobre el carbón y la financiación
Se busca dejar de lado los combustibles de origen fósil (el petróleo, el gas y el carbón). Además se buscan normas de transparencia y control mutuo.
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Este tercer intento de resolución, que llega tras dos semanas de frenéticas negociaciones entre casi 200 países en la ciudad escocesa de Glasgow, no contenía sin embargo ninguna referencia a la financiación específica de las llamadas "pérdidas y daños", es decir los efectos negativos que ya está teniendo el calentamiento.
Esta es una reclamación clave de los países en desarrollo y según varios observadores podría ser el punto que bloquee o desbloquee toda la negociación.
Pese a las consecuencias que las naciones desfavorecidas están sintiendo ya como consecuencia del aumento de la temperatura global, este tema es especialmente controvertido dado que los gobiernos de algunos países industrializados, responsables de la inmensa mayoría de gases emitidos hasta ahora, temen que desate demandas multimillonarias.
"Estados Unidos tiene que apoyar a los más vulnerables en la cuestión de las pérdidas y los daños. No pueden seguir eludiendo esta cuestión. Tampoco puede hacerlo la Unión Europea. Es razonable que estos países pidan más apoyo y financiación cuando los impactos climáticos les están afectando tanto", dijo la directora ejecutiva de Greenpeace, Jennifer Morgan.
Por su parte, la mención del sábado a los combustibles fósiles era aún más débil que en el borrador anterior, donde se pedía a los países "acelerar la eliminación progresiva del carbón" y no "acelerar los esfuerzos hacia" dicha supresión como ahora.
El texto debe ahora ser debatido por los delegados agotados y faltos de sueño tras una larga noche de negociación, en una sesión plenaria que debía comenzar a las 10h00 GMT pero se retrasó hasta las 12h00 GMT, prometiendo un final muy tardío a una conferencia que oficialmente debía haber terminado el viernes.
El borrador, que podría volver a verse modificado, pide también "reconocer la necesidad de apoyo para una transición justa", es decir, cómo ayudar a los países más pobres que aún dependen de los combustibles fósiles para que descarbonicen sus economías.
Sin modificación respecto a versiones anteriores, el llama asimismo a acelerar los planes nacionales de reducción de emisiones y presentar nuevos objetivos para finales de 2022, tres años antes de lo previsto.
Desde el Acuerdo de París de 2015, el alarmismo ha crecido y el mundo se dirige a una situación "catastrófica" si no se toman medidas drásticas, insisten los científicos.
El objetivo fijado en París hace seis años era que el aumento de la temperatura media global no llegue a +2 ºC, e idealmente se sitúe en un máximo de 1,5 ºC.
Para ello hay que elevar el nivel de ambición, imponer más recortes en la emisión de gases de efecto invernadero, planear un cambio radical del modelo energético.
Además, la comunidad internacional debe dar un paso adelante en los denominados mercados de carbono, es decir, la forma en que negocian permisos de contaminación, una fórmula que sin embargo despierta críticas en algunas organizaciones no gubernamentales, y comunidades indígenas.
Pero es sobre todo la financiación de este largo e incierto combate la que provoca más forcejeos.
Ni siquiera se ha podido regularizar los 100.000 millones de dólares anuales que supuestamente tenían que recibir los países vulnerables desde 2020. Y esa cifra era tan solo una base.
Los países en desarrollo quieren que el dinero que vayan a recibir a partir de ahora sea, en líneas generales, repartido a partes iguales en mitigar el cambio climático (reducir las emisiones de gases de efecto invernadero) y en adaptarse a lo que se viene ( por ejemplo, mediante presas, diques en las costas, etc).
Para numerosos países latinoamericanos, como los que comparten la enorme cuenca amazónica, también es importante la noción de pagos por servicios ecológicos, es decir, por preservar la selva, pulmón del planeta.
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