2 de octubre 2006 - 00:00

Culmina celebración del Iom Kippur

Hoy culminan las 25 horas del Iom Kippur; esta noche, según las Sagradas Escrituras, se cerrarán las puertas del Cielo hasta el año próximo; para entonces, Dios habrá escrito en el Libro de la Vida (Sefer Jaim) quiénes vivirán y quiénes no. El fallo divino es inapelable, pero hay tres acciones que podrían atenuarlo: Tefilá, Teshuvá y Tzedaká (respectivamente «oración», « arrepentimiento», «caridad»).

Son éstos los principios básicos del Iom Kippur, o Iom Hakippurim, conocido como Día del Perdón, pero cuya traducción más ajustada es El Día de la Expiación. Se observa todos los años el 10 de Tishrei en el calendario judío, y conmemora la fecha en la que Moisés descendió del Monte Sinaí con las Tablas de la Ley, como símbolo de que Dios había perdonado al pueblo de Israel por su adoración del becerro de oro.

En esta jornada, que comenzó ayer con la salida de la primera estrella, los judíos observantes (y muchos que no lo son) ayunan casi 25 horas durantelas cuales no está permitidoni siquiera beber agua, lavarse los dientes ni bañarse, con la obvia intención de abocarse sólo a la oración y a la reflexión por los pecados cometidos los doce meses anteriores.

  • Sin lujos

  • Tampoco está permitido llevar calzado o cinturones de cuero, porque en la antigüedad eran considerados ornamentos de lujo, impropios para su uso en una jornada tan dramática, la más sagrada del calendario hebreo. Desde ya, tampoco se pueden usar joyas o prendas llamativas.

    El día está colmado de momentos de profunda emoción, como el de la recordación, «Izcor», que (al revés de lo que se piensa) es un pedido a Dios para que recuerde a sus fieles. O el de la confesión («Vidui»), en la que se debe golpear el pecho admitiendo los pecados cometidos.

    El Iom Hakippurim se cierra con el toque del shofar (el cuerno de carnero) que marca el cierre de las puertas del Cielo hasta el año próximo, momento de júbilo tras una semana de reflexión. Es habitual ver en las sinagogas que tras ese toque los concurrentes saquen comidas y bebidas de sus carteras y bolsos, para compartir con sus vecinos la primera ingesta tras el ayuno. El deseo para este día (que no tiene nada de «feliz») es «Jatimá Tová», o sea «Que te inscriban bien» (en el Libro de la Vida).

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