16 de septiembre 2008 - 00:00
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Se realizó
ayer en el
centro
porteño un
gran operativo
para
controlar las
habilitaciones
de los
micros de
pasajeros y
charters.
Esto hace que en los principales accesos que unen el conurbano bonaerense con la Capital Federal se observen minibuses, micros y combis que, entre otras irregularidades, trasladan gente parada, cuando en realidad está prohibido que los pasajeros viajen de pie en rutas y autopistas.
En este mercado secundario hay dos categorías, diferenciadas casi siempre sólo en lo formal:
Obviamente, si el transporte público no funcionara en las paupérrimas condiciones en que lo hace, no habría mercado para estos «emprendedores».
Daniel Millaci, presidente de la Cámara Empresaria de Autotransporte de Pasajeros (CEAP), cree que «la elección de este tipo de transporte se da básicamente por la desaparición casi total de los colectivos de servicios diferenciales. Muchos de los que elegían este servicio por su rapidez, hoy se vuelcan a los charters privados».
Hace algunos años casi todas las líneas de colectivos contaban con diferenciales, pero de a poco fueron desapareciendo. En principio no había lugar para pasajeros parados, tenían aire acondicionado y calefacción, y hasta algunas líneas daban extras como el diario y/o alguna golosina. A cambio, el pasajero abonaba entre tres y cinco veces el valor del pasaje.
«Desaparecieron porque la regulación de las tarifas no nos permitió la renovación de las unidades, que son cada vez más caras y, obviamente, un ómnibus diferencial mucho más aún. El valor del boleto que podríamos cobrar no compensaría el costo de esas unidades», dice Millaci.
Es evidente que no es la única causa por la cual se elige un servicio no oficial: la verdad es que no es la única causa por la cual se elige un servicio no oficial: la verdad es que a pesar de todo lo que se dice en cuanto al transporte, este diario se acercó a aquellos pasajeros que eligen esta opción para su traslado, con el fin de conocer sus opiniones. Veamos qué dicen:
Alicia Méndez (43 años): Viajo en esta combi trucha por una cuestión de comodidad; el tramo que hago es largo, voy de Constitución a Quilmes. El micro va por Calchaquí y me para justo donde yo necesito. Por $ 2 se viaja cómodo y sentado. En cambio, si tuviera que viajar en colectivo me tendría que tomar el 148 o el 129, que pasan muy poco y hay que esperarlos bastante.
Ana Belén García (22 años): Hace cuatro años lo uso. No tuve muchas opciones porque viajo muy temprano, a las 6.40. El único medio de transporte público que me lleva desde Castelar, donde yo vivo, hasta Capital, es el tren del Sarmiento, pero va tan lleno que es imposible entrar en el vagón. Además, nunca sale a horario y se demora en cada estación.Igual, muchos choferes de las combishacen lo que quieren: van muy rápidopor autopista porque desde la agencia los apuran para que vuelvan a hacer más viajes.
Ricardo Mussi (57 años): Hace un año que viajo con una empresa de servicio de charters habilitada. Antes tomaba el San Martín o el 53, que tiene un diferencial más rápido. Pero ya hace tiempo que no se puede viajar en estos medios: en el tren se va como sardinas y decidí no usarlo más porque me robaron tres veces la billetera. ¿Los colectivos? No hay línea que respete horarios. El diferencial, que antes tardaba media hora, hoy tarda una hora; cuando pasa por la parada se junta el doble de gente esperando y también viajás muy apretado. Con el charter voy cómodo, aunque reconozco que suele levantar más pasajeros que la capacidad que tiene y por eso viaja gente parada.
Ezequiel Segal (26 años): Prefiero el charter porque es cómodo. Antes viajaba en colectivo, pero las únicas líneas que puedo tomar vienen muy llenas y se va incómodo. Además, tardan alrededor de 20 minutos en llegar a la parada; si tuviera que tomarlo tendría que salir mucho antes de mi casa. Hoy en los colectivos viajás colgado, apretado contra las puertas... También se te ensucia la ropa, lo cual no es un detalle menor si tenés que trabajar de traje y con buena presencia.
Belia Lacabe (45 años): No se puede viajar en el transporte público. No cumplen con los horarios, la gente tiene que estar esperando más de 25 minutos, es un desastre. Es una actividad que está muy desorganizada. Muchas veces tengo que visitar a clientes y eso me exige ser puntual, cosa que si viajás en el transporte público por lo general no podés lograr. El tema es que el charter cobra alrededor de $ 8 el viaje, por eso no lo uso todos los días, sino sólo cuando necesito puntualidad o cuando tengo que ver clientes a la mañana temprano.
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