El cambio de año no tiene lugar al mismo tiempo en todo el mundo. La llegada del Año Nuevo sigue un recorrido marcado por los husos horarios, que dividen al planeta en una secuencia de celebraciones que se extiende a lo largo de 24 horas o más.
Los países que ya celebraron Año Nuevo y cuál será el último
Algunos territorios ya se encuentran en el 2026, mientras otros recién empiezan a despedir el 2025. Todo está determinado por la ubicación geográfica.
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El Año Nuevo llega en distintos momentos según el lugar del mundo.
Esta dinámica global expone cómo la ubicación geográfica y los acuerdos internacionales sobre el tiempo determinan cuándo cada región deja atrás el 31 de diciembre.
Mientras algunas comunidades ya encendieron fuegos artificiales y comenzaron los rituales del 1 de enero, otras continúan con la cuenta regresiva final del año anterior. En ese contexto, el océano Pacífico se convirtió en el eje central del calendario mundial, ya que allí conviven los primeros minutos del año entrante y las últimas horas del año que se despidie.
El primer país del mundo en recibir el Año Nuevo
Entre los puntos que inauguraron el calendario anual, Kiribati ocupa un lugar destacado. En particular, la Isla de Kiritimati, también llamada Isla de la Navidad, se posicionó como el primer territorio habitado en cruzar la medianoche. Su localización, apenas al este de la Línea Internacional de Cambio de Fecha, explicó este privilegio temporal.
De acuerdo con la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), esta línea imaginaria separa dos días consecutivos: al atravesarla hacia el oeste se adelantó un día en el calendario, mientras que al cruzarla hacia el este se retrocedió una jornada completa.
El país estuvo conformado por 33 islas, aunque solo 20 permanecen habitadas, y cubren una superficie cercana a los 811 kilómetros cuadrados. Pese a su extensión reducida, su posición estratégica lo colocó a la cabeza de los festejos globales, cuando en gran parte del mundo todavía transcurrió el último día del año.
En 2011, Samoa resolvió modificar su relación con la Línea Internacional de Cambio de Fecha para alinearse mejor con sus vínculos comerciales en Asia y Oceanía. A partir de esa decisión, el país se sumó al grupo de los primeros territorios en celebrar, compartiendo protagonismo con Kiribati dentro de la región de la Polinesia.
Lista de los 10 primeros países o territorios en celebrar Año Nuevo:
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Kiribati (Isla de Kiritimati): el primer sitio habitado en alcanzar la medianoche.
Samoa: adelantó su calendario tras el cambio aplicado en 2011.
Tonga: nación insular vecina dentro de la Polinesia.
Nueva Zelanda (Islas Chatham): región que se adelantó al resto del país.
Nueva Zelanda (Isla Norte e Isla Sur): conocida por los festejos masivos en Auckland.
Fiyi: uno de los destinos turísticos más reconocidos del Pacífico.
Australia (Isla Norfolk): celebró antes que el territorio continental.
Australia (Sydney y Canberra): sede de uno de los espectáculos pirotécnicos más famosos del mundo.
Papúa Nueva Guinea: ubicada dentro de los primeros husos horarios.
Islas Salomón: celebraron antes que gran parte del continente asiático.
El último país del mundo en celebrar el Año Nuevo
En el extremo contrario del planeta, del otro lado de la Línea Internacional de Cambio de Fecha, se ubican las Islas Howland y Baker. Estos territorios deshabitados pertenecientes a Estados Unidos fueron los últimos puntos del globo en recibir el Año Nuevo, casi 24 horas después de Kiribati y Samoa.
Si se consideraron únicamente los lugares con población permanente, Samoa Americana ocupó el último lugar en sumarse al calendario anual. Aunque se encontró a poco más de 2.000 kilómetros de Samoa, la diferencia horaria provocó que ambas celebraciones quedaran separadas por un día completo.
Lista de los 10 últimos países o territorios en celebrar el Año Nuevo:
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Islas Howland y Baker: los últimos territorios en cruzar al nuevo año, sin población estable.
Samoa Americana: el último lugar habitado en celebrar.
Hawái (Estados Unidos): uno de los destinos más conocidos del Pacífico.
Tahití (Polinesia Francesa): isla destacada por su actividad turística.
Islas Marquesas (Polinesia Francesa): con un huso horario distinto al resto del territorio.
Alaska (Estados Unidos): las zonas occidentales celebraron entre las últimas.
Islas Midway (Estados Unidos): otro enclave del Pacífico norteamericano.
Islas Cook (Nueva Zelanda): archipiélago autónomo asociado a Nueva Zelanda.
Islas Pitcairn (Reino Unido): colonia británica aislada en el Pacífico sur.
Polinesia Francesa (resto del territorio): completó el grupo de los últimos festejos.
Estas diferencias temporales evidenciaron cómo, mientras en ciertos lugares el Año Nuevo ya formó parte del pasado, en otros el 31 de diciembre todavía continuó su curso, reforzando el carácter singular de esta celebración global.
Qué son los husos horarios y por qué varían según cada región
La distribución mundial de las celebraciones se explicó por la existencia de los husos horarios, un sistema que divide la Tierra en 24 franjas, cada una asociada a una hora diferente.
Esta organización responde a la necesidad de coordinar el tiempo con la posición del sol, de modo que el mediodía coincidiera aproximadamente con el momento en que el astro alcanzó su punto más alto en el cielo.
La Línea Internacional de Cambio de Fecha, trazada de forma convencional sobre el océano Pacífico, funciona como la frontera entre dos días consecutivos. Al cruzarla hacia el oeste se agregó un día al calendario, mientras que al hacerlo hacia el este se restó uno. Por esa razón, el Pacífico central concentró tanto al primer país en recibir el Año Nuevo, Kiribati, como a los últimos territorios en hacerlo, las Islas Howland y Baker.
La delimitación de los husos horarios no siempre respondió únicamente a criterios geográficos. Decisiones políticas, intereses económicos y factores sociales también influyeron en la adopción y modificación de las horas oficiales de cada país.
Además, existieron regiones con configuraciones poco habituales, como Nepal, que utilizó fracciones de hora no convencionales, o zonas que no aplicaron el horario de verano, como el archipiélago mexicano de Revillagigedo, un conjunto de islas deshabitadas en el Pacífico.
Esta flexibilidad en la organización del tiempo reflejó la interacción permanente entre geografía, economía y cultura, que definió cómo el mundo ordenó sus relojes y celebraciones a escala global.






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