En los últimos días, desde distintos sectores industriales se conocieron iniciativas con el propósito de colaborar ante la emergencia sanitaria generada por el coronavirus. Algunas automotrices, por ejemplo, están contactando a fabricantes de respiradores artificiales para ofrecer apoyo que le permitan aumentar la producción. Las propuestas llegan hasta la posibilidad de poner a disposición sus plantas. El sector textil, a través de la Fundación Pro Tejer, está analizando con el Ministerio de Producción la posibilidad de volcarse a la fabricación masiva de barbijos.
Respiradores: producción a gran escala no será inmediata
Ante los ofrecimientos de empresas de otros sectores de fabricarlos, expertos alertan por las consecuencias que podría tener no cumplir con protocolos.
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Sin embargo, si bien estas iniciativas tienen una motivación que hay que valorar, no serán de fácil y rápida implementación. Debido al tipo de productos, destinados para la atención médica, deben cumplir una serie de requisitos para poder ser utilizados en la población.
Desde la Sociedad Argentina de Bioingeniería vienen alertando sobre esta situación para no generar falsas expectativas en la ciudadanía.
“Es un tema muy delicado en el que están en juego vidas. Todo lo que se utilice para atender a la salud tiene que tener los controles adecuados para asegurar que cumplen correctamente con la función y que no pueden generar ningún daños a los pacientes”, señaló Eduardo Fernández Sardá, presidente del capítulo de ingeniería clínica de la SABI.
Concretamente, tanto respiradores como barbijos tienen que cumplir con una serie de controles para ser autorizados para su uso público. La ANMAT es el organismo encargado de realizar los estudios pertinentes para que esos productos cuenten con la aprobación correspondiente.
“Un respirador es un equipo muy delicado y preciso que, por un mal funcionamiento, puede causar un daño irreparable al paciente. Los barbijos tienen que tener una característica determinada para cumplir su función”, explicó Sardá.
Si bien los tiempos pueden variar, realizar todos los controles para que pueda ser utilizado puede demandar más de dos meses, según estimó el especialista. Teniendo en cuenta que el pico de los contagios en el país se espera para dentro de mes, estas iniciativas no estarán concretadas antes de ese plazo. En el caso de los respiradores, por ejemplo, además de las cuestiones técnicas, requiere de un período de prueba de funcionamiento de varias semanas teniendo en cuenta que tendrán un uso continuo. Recién entonces, se podría autorizar la producción fuera de los establecimientos ya habilitados. En la Argentina hay dos fábricas de respirados radicadas en Córdoba – Lesitung y Tecme – que en las últimas semanas están trabajando al máximo de su capacidad. La idea de comenzar a producir estos equipos en otros establecimientos, entonces, no va a ser sencillo.
Se está intentando aumentar la capacidad productiva de estas empresas pero también surgen trabas para lograrlo. Por ejemplo, en la producción de estos equipos se requiere un insumo que viene importado de Estados Unidos y que, debido a que el coronavirus también está estallando en ese país, se está restringiendo la exportación para abastecer sus necesidades internas. En este caso, la automotriz Toyota está sondeando a proveedores japoneses para saber si es posible reemplazarlo por un fabricante de ese país.
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