30 de enero 2023 - 00:00

La Reserva Federal y una suba de tasa de un cuarto de punto. ¿Qué viene después?

La Fed tiene toda la información que precisa, y hasta el ejemplo de Canadá, para tomar su decisión. No hay recesión, dicen las cuentas nacionales. La Fed, nobleza obliga, lo sostuvo siempre.

Jerome Powell

Jerome Powell

Que empiece 2023. Con alza de un cuarto de punto el miércoles en la Fed, y de medio el jueves en el BCE e Inglaterra. Hasta ahora todo ha sido completar la película de 2022. Armado el rompecabezas, como reconoció Kristalina Georgieva, la jefa del FMI: “La situación no es tan grave como se temía”. A saber; no hay recesión, la inflación es una marea retrayéndose de prisa, y la banca central no deberá trabajar otro año a destajo para darle alcance. La siembra de 2022 -una suba de tasas a quemarropa como el mundo no vio en cuarenta años- da frutos que se podrán recoger pronto. Así lo piensa el Banco de Canadá, el primero en abandonar las tasas cero, y en probar los disparos de gran calibre (un punto completo). Es el pionero del G7 en anunciar que “toca y se va”. Gatilló una suba de un cuarto de punto a 4,50% y se declaró en modo pausa. Su faena no terminó, pero mutó a “esperar y ver”. Es un receso condicional. Si la inflación -6,7% en el cuarto trimestre- no baja a 3% hacia junio bien podría intervenir de nuevo. Pero Tim Makleff y se gente consideran que llegó el tiempo de darle una oportunidad a la pax monetaria.

La Fed tiene toda la información que precisa, y hasta el ejemplo de Canadá, para tomar su decisión. No hay recesión, dicen las cuentas nacionales. La Fed, nobleza obliga, lo sostuvo siempre. La debilidad es evidente pero la economía salió a flote. La recesión técnica del primer semestre se remedió con creces. EE.UU. creció 3,2% en el tercer trimestre y en el cuarto, 2,9%. Visto así, y en pleno empleo, ¿dónde está el problema? Visto en detalle, también es evidente. La mitad del crecimiento de octubre a diciembre es acumulación de inventarios. A mano alzada, la otra mitad es la expansión promedio del consumo. Pero el consumo solo aumentó -0,4% mensual- en octubre. Cayó 0,2% en noviembre y 0,3% en diciembre. Enero arrancó “con una caída profunda de la actividad”, reza el informe PMI de S&P Global, que se nutre con data fresca recogida entre el 9 y el 23. ¿Cuánto vigor anima a la demanda final (interna) del sector privado? Su hoja de ruta describe el aterrizaje suave que piloteó la Fed. Voló a gran altura con los planes de estímulo y descendió a lo largo de todo 2022. El cuarto trimestre, carreteó a solo 0,2%. Se frenó, sin un choque frontal ni exabruptos.}

Siendo así, ¿qué hará la Fed? A mitad de diciembre -junto con el BCE, el Banco de Inglaterra y el Banco Nacional de Suiza- achicó el talle de la suba de tasas a medio punto. Se supo luego que la inflación del mes ahondó los progresos de octubre y noviembre. Y que la mediana del deflactor del consumo trepó solo 0,2%, la mitad que la de los precios al consumidor (la única espina clavada). Es un ticket para volver a la munición estándar de un cuarto de punto. ¿Querrá además imitar a Canadá, y dar las hurras? No. Su inflación (5,6%) es más baja, pero mayor su aversión al riesgo. ¿Quizás en marzo tras otro retoque similar? La tasa llegaría a 5%, a solo un cuarto de punto de la estación terminal de su mapa de puntos (que podría añadir en cualquier otro momento si quisiera). Queda claro que la agenda de 2023 cambió. La inflación persiste como prioridad. Sin embargo, su moderación, la anemia económica y la recesión inmobiliaria amplían el abanico de las decisiones aconsejables.

Espada de Damocles

Los mercados lo saben desde octubre. Allí hicieron techo las tasas largas y el superdólar, y piso las acciones. Pero la recesión amenaza a Wall Street. Es la espada de Damocles en todos los pronósticos, su merodeo rebanó las ganancias por acción 5% interanual, y explica la reticencia a soltar amarras y zarpar abiertamente en alza. Que la Fed apretó fuerte, no hay dudas. EE.UU. es hoy la economía más cansina del G7, según los informes PMI. Y Wall Street la plaza más rezagada. Europa brilla como nunca en la comparación (se festeja a prudente distancia de la iracundia de la Fed). Santa Claus no se atrevió a un rally en diciembre, pero tampoco se puede tapar el sol con la mano. La lucha contra la inflación era a matar o morir. Se sabe que la saga de tasas continúa, también que la inflación lleva las de perder. Por eso se retomó el avance. En lo que va de enero, el S&P 500 trepó 6% y el Nasdaq, 11%. Podrá ser prematuro, y susceptible a contratiempos como el síndrome de China y un rebrote de precios, pero apostar al éxito de la Fed es un salvoconducto que no perderá su validez.

Dejá tu comentario

Te puede interesar