La historia de Juliana Rauek y Felipe Azcona es mucho más que las de dos emprendedores que lograron crecer. Los creadores de Elefante Wines comenzaron creando el vino para su propio casamiento en barricas que guardaban en una habitación. El éxito los llevó a consolidar el proyecto que hoy los posiciona como una de las principales bodegas boutique de San Juan, con vinos de calidad del Valle del Pedernal.
Elefante Wines: de hacerse el vino de casamiento a producir 15 etiquetas y 15 mil botellas al año
La pareja comenzó a elaborar botellas en una habitación y hoy llevan adelante una de las principales bodegas boutique del Valle del Pedernal, en San Juan.
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Juliana Rauek y Felipe Azcona se conocieron estudiando en la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCuyo en Mendoza, y apenas se recibieron se trasladaron a San Juan. Juliana es enóloga, con un Magister en administración de Empresas. Felipe es Ingeniero agrónomo.
En 2013 fue la primera vendimia, experimental con un Syrah de la familia de Felipe. Siguieron probando con Calingasta en 2014, pero en 2015 compraron uvas Malbec del Valle de Pedernal el “flechazo con el lugar fue total”, aunque la barrica quedó guardada en un cuarto sin saber que destino darle. Continuaron elaborando en el garaje de la casa y en el 2016 hicieron el lanzamiento oficial presentando su primera etiqueta en su casamiento. En ese momento la decisión de bautizar la bodega como Elefante Wines se había afianzado y para esa noche especial pusieron en cada mesa una botella del Malbec 2015 que ya tenía su etiqueta y diseño listo.
Ese fue el primer El Elefante (in the room) , el nombre alude a la expresión inglesa que se refiere a algo que es casi palpable, que todos ven, pero de lo que nadie se anima o quiere hablar. Eran 400 botellas, 100 de ellas servidas en la cena y el resto vendidas a familiares y amigos, que se convirtieron en los primeros clientes exclusivos.
Historia
Apasionados de la vitivinicultura, Juliana y Felipe han realizado vendimias en distintos países. Incluso en 2021, en plena pandemia, viajaron en familia, con sus dos pequeños hijos, a Malleval, Rodano, Francia, para trabajar en la cosecha y seguir aprendiendo.
El emprendimiento fue creciendo y el garaje de la casa quedó chico para la familia, los tanques y las barricas. “Por un lado, no teníamos más lugar y, por otro, nuestra hija empezó a treparse a los tanques y además nació nuestro segundo hijo... con la fermentación es peligroso para los niños...y además con todo el movimiento de bodega, dejó de ser friendly para el vecindario”, recuerda Felipe.
En 2021 adquirieron una bodega histórica en Santa Lucía, localidad ubicada a 1 hora y media del Valle de Pedernal y en un punto geográfico estratégico de San Juan. “La había comprado un amigo de mi papá en un remate hacía 20 años, era una bodega que hacía casi 30 años que no elaboraba. Había sido desguazada, sólo quedaban las piletas y una prensa vieja. Fue una apuesta con cierta magia, porque esa bodega cuenta la historia de lo que fue el vino en San Juan, en la época de los 90 litros per cápita. Allí se elaboraba un millón de litros. En la puerta hay un cartel que dice ‘Viñas de Irene. Venta en damajuana’”, relata Felipe.
El edificio, que están restaurando, contaba con piletas grandes de cemento de 20.000 y 25.000 litros que, para adaptarlo a las necesidades y escala de Elefante Wines, fueron demoliendo y dejando las paredes para usarlas como infraestructura o como salas de barricas. Además, posee unas 12 piletas de 7000 litros que están siendo recuperadas.
“La premisa es que no queremos romper nada, queremos dejar todo lo antiguo como está y que sean huellas o cicatrices de un pasado del cual estamos orgullosos. Lo que queremos es modernizar, haciendo Vinos de Autor, haciendo vino con trazabilidad, con indicación de origen”, relatan.
Actualmente ampliaron la producción, a 15.000 botellas anuales, están haciendo una cava especial en los tanques bajo tierra antiguos, terminando el galpón de fermentación y la sala de Turismo.
Proyectan hacer la apertura en diciembre, tener restaurant y visitas guiadas. “Va a ser un hito para San Juan porque no hay bodegas chicas abiertas al público que hagan cosas de alta gama, siendo la segunda provincia vitícola”, aseguran.
Terruño
El Valle de Pedernal está ubicado al suroeste de la provincia, a 90 km de la Ciudad de San Juan, en el límite con Mendoza, recostado en el pedemonte de la Cordillera de Los Andes. Con viñedos a 1.400 msnm, cuenta con sólo 800has cultivadas. Plantas que tienen entre 10 y 30 años y se expresan con colores, aromas y sabores que reflejan lo extremo del Pedernal.
La Estancia El Durazno es una finca de 380 hectáreas que significó el despegue de la zona y abastece de uvas de alta calidad, no sólo a bodegas sanjuaninas sino de otras provincias. Sus suelos son calcáreos repletos de piedras pedernales negras, frío en las noches y mucho sol de día, donde el Malbec encuentra uno de los mejores lugares en Argentina. Las uvas son regadas por las aguas cristalinas del Río del Agua, canalizadas e inyectadas a mangueras que distribuyen por gravedad, sin utilizar electricidad.
Allí Elefante Wines elige sus uvas, “es una relación que tiene su historia. Nosotros empezamos a hacer vino en 2013 y siempre quisimos comprarles, pero no nos vendían. Para la vendimia 2015 hubo muchísima lluvia en Pedernal, la uva estaba muy complicada sanitariamente y los grandes compradores de la finca la habían descartado”, recuerda Felipe. Los dueños de la finca accedieron a venderle a Elefante Wines 1000 kg y Felipe propuso cosechar a mano, hacer un buen trabajo y aseguró a los propietarios sacar un gran vino ahí. El resultado fue El Elefante (in the room) Malbec 2015, el primer vino de una bodega chica proveniente de la finca El Durazno.
Proyección
Así, Elefante Wines es pionera en Pedernal Alto como bodega chica. La uva es cosechada manualmente, en cajas, de pequeñas parcelas que Juliana y Felpe eligen de acuerdo a su expresión e intensidad. La relación con los propietarios de El Durazno fue creciendo, entendieron que podían empezar a tener una trazabilidad real de su uva ya que siempre estaban sujetos a que lo que decían las grandes bodegas sobre la calidad de la cosecha. “Nosotros fuimos dándoles devoluciones reales sobre lo que tenían y fuimos haciendo, con el curs o de los años, una caracterizacion de la finca, ellos tienen al menos siete Malbecs distintos, con diferentes orientaciones, suelos y microclimas, nosotros hemos ido elaborado cada uno de ellos y siendo siempre honestos y trazables con lo que daba cada una. Después empezamos a profundizar sobre las blancas, y fuimos logrando cambios en cultura de la finca como adelantar la fecha de cosecha del Sauvignon Blanc unos 20 días”, relata el agrónomo de Elefante Wines que, durante la pandemia se convirtió en el responsable de la finca durante seis meses, debido a que los ingenieros de El Durazno son de Mendoza y no podía asistir debido a las restricciones. En esa experiencia Felipe descubrió un sector de Malbec que brota 30 días antes que el resto y en el 2020 fue lo primero que se cosechó, así nace Elephant Gun: una explosión de aroma y sabor.
Hoy, Felipe Azcona se convirtió en una mirada indispensable para Estancia El Durazno, el terruño ideal en el Valle de Pedernal que soñó desde el comienzo de Elefante Wines, “tenemos un acuerdo para llevar adelante las parcelas y las labores que se hacen. Estoy mucho en la finca, sobre todo en la vendimia. Además nos hacemos cargo de todo el transporte de la uva, voy personalmente con un carro y traigo toda la uva para tenerla rápido en la bodega”.
Hoy, la pequeña gran bodega elabora un total de 6 líneas y 15 etiquetas: Elefante Blanco, Elephant Gun (integrada por un dos tintos sin paso por barrica y un Rosado de Merlot), El Elefante in the room (un Malbec y un Cabernet Sauvignon Reserva), Un Elefante en un Bazar (naranjo, 100% Chardonnay), Memoria de Elefante (son tres vinos: Capítulo I: Pinot Noir, Capítulo II Syrah y Capítulo III Blend), A través de mis ojos (dos Malbecs de parcelas únicas).






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