Determinados contextos llevan a un destino a potenciarse, a sacar a relucir sus lados fascinantes. La Rioja es uno de esos casos: con sus paisajes norteños de tierra colorada, huellas de dinosaurios, producción de vinos y olivas, la provincia más sureña del NOA apunta a dar el salto de un turismo estacional a uno permanente. Tiene con qué. Desde la espectacularidad del Parque Nacional Talampaya o Laguna Brava, hasta un recorrido por la historia minera de Chilecito, la segunda ciudad provincial. O bien dejarse llevar al volante por rutas encantadoras. La pandemia y el turismo de naturaleza, las dificultades para ir al exterior (económicas y sanitarias) e incluso el programa PreViaje, que llevó a millones de argentinos a planificar con meses largo de anticipación sus vacaciones para acceder al beneficio, le dieron a La Rioja un impulso extra.
Paisajes, aventura e historia para dar el salto en el norte
La Rioja está ampliando su capacidad ante la mayor demanda turística. Desde los imperdibles Talampaya y Laguna Brava, en torno de Villa Unión, hasta la historia minera de Chilecito y sus bodegas.
-
¿Qué significa usar gorra todos los días según la psicología?
-
Paisajes únicos y un imponente volcán que enamora: el majestuoso pueblo de Catamarca ideal para las vacaciones 2025
“Tenemos historia y cultura para contar, buena gastronomía y ricos vinos, además de incomparables paisajes. La oferta para el turista es muy completa, viven una verdadera experiencia”, dijo a Ámbito José Rosa, secretario de Turismo de la provincia. “La perspectiva del verano es muy buena, el Previaje nos da previsibilidad, y también tenemos muchos festivales y en febrero del 10 al 14, el Festival Nacional de La Chaya. Estamos trabajando en ampliar capacidad hotelera, gastronómica y de servicios”, agregó el funcionario. El viaje que finalizó en Chilecito comenzó antes en Villa Unión, cabecera del departamento de Felipe Varela, y el punto ideal para estar cerca del Parque Nacional Talampaya.
Cañón
Una de las primeras cuestiones a tener en cuenta para visitar La Rioja, es que se necesita movilidad. Las distancias son largas, en especial desde el aeropuerto. A Villa Unión, tanto desde la terminal de la capital provincial como desde la de San Juan, hay unos 300 km. de ruta. Por supuesto, hay empresas que ofrecen los traslados y las excursiones. Sino, la opción de conseguir un auto al llegar es óptima. En este caso, en vez de las casas de alquiler tradicionales se utilizó el servicio Kinto Share de Toyota, donde el vehículo llega directamente desde el concesionario local con garantía de la marca japonesa y un 0800 para eventualidades. Se eligió la opción de entrega en el aeropuerto y un Corolla Cross híbrido, para un off road light y mejorar el consumo de combustible en tramos a bajas velocidades.
Villa Unión, parte también del circuito de la Ruta 40, está a unos sesenta kilómetros de Talampaya. Lo ideal es estar unas tres noches. Y el alojamiento más equilibrado es el hotel Don Remo: tiene pileta, un amplio parque, restaurante y habitaciones cómodas. Hay también dos opciones de alta gama que cuestan casi el doble: lo hoteles Pircas Negras o Cañón del Talampaya. O, hacia abajo, cabañas más modestas.
¿Por qué tres noches? Una, obligada, para ir a Talampaya, acaso uno de los parques nacionales más bonitos del país. Las inmensas paredes rojas, repletas de arte rupestre que dan muestra de antiguas civilizaciones con cóndores que revolotean en lo alto, solo pueden visitarse a través de las excursiones que ofrece la gerencia del parque. El color lo dan los camiones tipo Unimog para pasar por cualquier superficie y que permiten ir en el techo, al aire libre, para disfrutar de una de las siete maravillas naturales de la Argentina.
La excursión tradicional incluye cuatro paradas: Petroglifos (se destaca el arte rupestre), Jardín Botánico (un oasis de vegetación en pleno desierto del cañón, donde además se puede probar el increíble eco con gritos coordinados -fascina a los más chicos-), y dos sitios donde cobran vida las formas de las piedras: Catedral Gótica (una Sagrada Familia hecha a erosión milenaria) y El Monje (un icono del turismo provincial). A esto se agregó recientemente el plus del Cañón del Shimpa, un camino más estrecho para hacer a pie, con paredes más bajas pero con menos huellas humanas. Imperdible.
Este sitio, que fue declarado Patrimonio de la Humanidad, tiene en sus cercanías otras atracciones menos conocidas: el Cañón del Arco Iris o Ciudad Perdida, ambas guiadas por una cooperativa local.
Triásico
Al regreso de Talampaya, queda un espacio para ir a la pileta del hotel, o bien dormir una siesta. Conviene estar bien descansado si al otro día el turista opta por la otra excursión top: Laguna Brava. La Reserva Natural se encuentra a unos 4.500 msnm sobre la Cordillera de los Andes y es una excursión que dura todo el día. Por eso, es necesario hacerla con alguna de las muchas agencias habilitadas que hay en la zona. Para evitar el apunamiento, el recorrido incluye varias paradas intermedias, para ir acostumbrándose a la altura. Al llegar, emerge una de las postales más increíbles de toda la región: una laguna de montaña, repleta de flamencos, que le dan contraste de colores a una visual dominada por las aguas cristalinas y los picos en el fondo, en general nevados.
El tercer día en Villa Unión es para tener un día más tranquilo y hacer paseos breves en la zona. Hay varias opciones. Las recomendadas: Vallecito Encantado, a la vera de la ruta, con geoformas curiosas, el Cañón del Anchumbil, o el Cañón del Triásico.
En esta ocasión, el elegido fue este último. Se trata de un circuito para hacer en 4x4 y en menos de tres horas, ya que está a pocos kilómetros de Villa Unión, en la localidad vecina de Banda Florida. “Necesitábamos tener excursiones cortas en la zona, para las tardes libres que les quedaban a los grupos que llegan a Villa Unión en tours cerrados”, explica Fabián Páez, uno de los guías referentes de la zona y creador -junto con otros colegas- del circuito Triásico. A bordo de una Nissan 4x4, Paéz se desempeña como un experto todoterreno, y lleva por un sendero entre piedras y ripio a vivir una aventura off road entre paisajes inolvidables.
La Mejicana
A unos 110 kilómetros de Villa Unión se encuentra Chilecito, la segunda ciudad de la provincia. Conviene tomarse un tiempo prudencial para cubrir el camino. No solo por las curvas y contracurvas del trayecto, sino porque el tramo es una de las grandes postales que ofrece la Ruta 40. Allí aparece la Cuesta de Miranda: al ser una zona alta se aprecian los valles, las montañas y toda la paleta de colores que ofrece la zona. Hay miradores para detenerse y apreciar el paisaje. En paralelo corre además parte del antiguo Camino del Inca.
“Hay un salto, en general la gente venía a La Rioja entre Semana Santa y las vacaciones de invierno. Ahora vemos que se está rompiendo esa estacionalidad”, dijo a Ámbito Matías Vaca, secretario de Turismo de Chilecito.
La localidad tiene una mayor oferta hotelera, en todas las categorías. La recomendación: a 60 km. se encuentra Chañarmuyo, una de las pocas bodegas que cuenta con alojamiento en la provincia. Al pie de la montaña, entre viñedos, se puede disfrutar de la calma del lugar, una visual única, gastronomía de primer nivel y vinos de exportación.
La ciudad puede recorrerse de forma exprés en una tarde o bien tomarse más días para ir a la montaña y adentrarse en los picos cercanos, como el Famatina, y vivir una experiencia cordillerana. Además de una vista al Cristo del Portezuelo, que se erige con sus brazos extendidos en plena ciudad, o un paso por la Cooperativa La Riojana (produce algunas etiquetas de vino clásicas de la provincia, entre otros regionales como aceites de oliva), sorprende el viejo cablecarril minero de hace más de cien años, cuya estructura sigue intacta. La mina La Mejicana, de inicios de siglo XX, operada por una firma alemana, funcionó hasta finales de la década de 1920. Y el sistema de traslado de los metales (oro, plata y cobre) desde el Famatina, a 4.400 m sobre el nivel del mar, era por una megaobra de ingeniería. Hoy, las nueve estaciones del cablecarril se pueden visitar. La base, en plena ciudad, cuenta con un museo. Las estaciones 1 y 2, ya en ascenso, se pueden hacer en auto. A partir de la tercera, se ofrecen excursiones con guía que llevan en vehículos 4x4.
Dejá tu comentario