A la hora de bañarse, los pasos y la rutina que realizamos en la ducha son claves para mantener una limpieza e higiene corporal correcta. En este caso, el orden de los factores sí altera el producto, y puede influir en nuestra piel y salud.
Ni las orejas ni la cara, qué parte del cuerpo debemos limpiar primero al bañarnos, según la ciencia
El orden de los productos en nuestra rutina de baño es fundamental para el cuidado de nuestra piel y de nuestra salud. Expertos en ciencia determinaron el orden que deberíamos seguir para limpiar nuestro cuerpo de manera efectiva.
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El momento en el que aplicamos los productos de higiene y enjuagamos cada parte del cuerpo, va a influir directamente en la eliminación de suciedad y bacterias, contribuyendo a favorecer nuestra salud y bienestar general.
Científicos y expertos realizaron una serie de experimientos y pruebas a la hora de bañarse, para determinar cuál es la parte fundamental por la que debemos comenzar en nuestra rutina de baño y limpieza.
Cómo debe ser el órden de nuestra rutina de baño
Los expertos determinaron que la rutina debe comenzar con el lavado del cabello, ya que es fundamental para eliminar los residuos de productos capilares, la mugre y la suciedad, y así evitar que se extiendan por el resto del cuerpo.
Una vez que realizamos ese paso, que es garantía de una limpieza más profunda, podemos proseguir al resto del cuerpo. Sin embargo, es recomendable continuar en un orden descendente, es decir, comenzando por el cuero cabelludo y finalizando por las extremidades inferiores.
Algo clave para asegurarnos de que todas las áreas estén limpias, bien cuidadas y libres de residuos, es prestar atención con detalle a las siguientes zonas que tienden a acumular mucha suciedad: las axilas, los pies, el ombligo y la ingle.
Pasos a seguir para optimizar la higiene corporal
Si bien el lavado es la parte fundamental para mantener una buena higiene y una piel saludable, también hay otros factores determinantes en nuestra rutina que podemos incorporar o cambiar para obtener los beneficios.
A la hora de bañarnos, la temperatura del agua es esencial, no debe estar demasiado caliente ya que puede resecar la piel. La manera para comprobar esto es poner nuestra cara sobre el chorro de agua y que no nos queme, así obtendremos una temperatura templada que ayudará a expandir los poros.
En cuanto a la selección de los productos de higiene, se recomiendan los que tengan un PH amigable con la piel y no alteren sus niveles. También la duración del baño es un factor a tener en cuenta, ya que pasar mucho rato puede eliminar los aceites naturales de la piel, dejándola sensible y seca.
Para finalizar, es importante al salir del baño utilizar una toalla limpia y de buen material para secarnos. Posteriormente, se recomienda aplicar una crema hidratante y humectante para retener la humedad de la piel y ayudar a su suavidad y cuidado.
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