15 de octubre 2025 - 13:48

Plátanos en CABA: cuándo terminan de soltar las pelusas amarillas que provocan alergia

Los árboles son un clásico del paisaje urbano pero en primavera siempre generar molestias respiratorias y oculares.

Como cada inicio de la primavera, los árboles de plátano en la Ciudad comienzan a desprender sus pelusas.

Como cada inicio de la primavera, los árboles de plátano en la Ciudad comienzan a desprender sus pelusas.

Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires

Cada primavera, cuando la Ciudad de Buenos Aires se llena de verde y los días se alargan, muchos porteños saben que llega también una temporada menos amable: la de los estornudos, los ojos rojos y la nariz congestionada. Los responsables suelen ser los plátanos, esos árboles altos y robustos que bordean avenidas como Libertador, Las Heras o San Juan y que, aunque aportan sombra y belleza, se vuelven una pesadilla para los alérgicos.

El fenómeno se intensifica entre septiembre y noviembre, cuando los ejemplares de Platanus hispánica, también llamado plátano de sombra, comienzan su fase de polinización. Durante ese período, el aire se llena de finas pelusas amarillas que se desprenden de los frutos y del polen, provocando irritación ocular y respiratoria en buena parte de la población. En los días ventosos, el efecto se multiplica: basta con caminar unas cuadras para sentir picazón o ardor en los ojos.

Según estimaciones del Gobierno de la Ciudad, hay alrededor de 70.000 plátanos distribuidos por Buenos Aires, lo que equivale a cerca del 15% del total del arbolado urbano. Su presencia masiva explica por qué las “lluvias polínicas” de primavera afectan a tantos vecinos, incluso a quienes no suelen sufrir alergias en otras épocas del año.

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Cuándo se plantaron los plátanos en la Ciudad de Buenos Aires

El origen de esta especie en la Ciudad se remonta al siglo XIX. Domingo Faustino Sarmiento impulsó su plantación entre 1868 y 1874, convencido de que era el árbol ideal para embellecer avenidas y plazas. No se equivocó: el plátano, resistente a la contaminación y al calor, se adaptó sin problemas al entorno urbano.

Su tronco claro y recto, sumado a la gran copa que puede alcanzar los 30 o 40 metros de altura, lo convirtieron en un símbolo del paisaje porteño. Pocos árboles ofrecen tanta sombra como un plátano adulto, algo muy valorado en una ciudad donde el verano puede ser implacable. Sin embargo, ese mismo vigor que lo hace tan apreciado es también el origen de las molestias primaverales.

Con el paso del tiempo, el plátano se multiplicó en parques, bulevares y veredas. Hoy forma verdaderos túneles verdes que bajan la temperatura y mejoran la calidad del aire. Pero en septiembre, cuando florece, libera millones de granos de polen livianos que pueden viajar hasta 30 kilómetros impulsados por el viento. De ahí que, incluso lejos de una plaza, alguien pueda verse afectado.

Qué son las pelusas amarillas que largan los plátanos

A simple vista, parecen motas de polvo flotando en el aire, pero en realidad son semillas cubiertas por diminutos filamentos, que se desprenden cuando el árbol completa su ciclo reproductivo. Estas fibras, aunque no producen alergia por sí mismas, causan irritación mecánica al entrar en contacto con los ojos, la nariz o la garganta.

Distinto es el caso del polen, el verdadero desencadenante de las alergias respiratorias. Este polvo fino contiene proteínas que, al ser inhaladas, provocan una reacción del sistema inmunológico en personas sensibles. Los síntomas más frecuentes son rinitis, lagrimeo, congestión nasal, picazón y, en algunos casos, broncoespasmos.

Especialistas del Hospital Británico y del Hospital Italiano explican que las molestias tienden a disminuir con las lluvias, ya que el agua “limpia” la atmósfera al arrastrar el polen al suelo. En cambio, los días secos y ventosos son los peores aliados de los alérgicos.

El período crítico suele extenderse hasta fines de noviembre o principios de diciembre, cuando las flores del plátano completan su ciclo y la cantidad de polen en el aire comienza a bajar. Aun así, los expertos recomiendan mantener ciertos cuidados: evitar salir en las primeras horas de la mañana o al atardecer, usar gafas y barbijos al aire libre y ventilar los ambientes de manera breve.

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