La salud cardiovascular es un bien que todos deberíamos cuidar a lo largo de nuestras vidas. Las enfermedades de este tipo son una de las primeras causas de muerte en todo el mundo y Argentina no es la excepción.
Por qué la actividad física es la clave para cuidar el corazón
La salud cardiovascular es un bien que todos deberíamos cuidar a lo largo de nuestras vidas. Las enfermedades de este tipo son una de las primeras causas de muerte en todo el mundo y Argentina no es la excepción.
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Según un informe realizado en base a las estadísticas vitales de la Dirección de Estadísticas e Información en Salud (DEIS), durante 2021, 1 de cada 3 muertes fueron de origen cardio o cerebrovascular. Aproximadamente el 80% de las enfermedades cardiovasculares se pueden explicar por factores de riesgo mediados por el alto consumo de sodio, grasas saturadas y azucares refinados, sumados al sedentarismo. En este sentido, el compromiso con la prevención es la clave para mantener nuestro corazón en óptimas condiciones y así evitar afecciones de este tipo.
Bajo este contexto, la actividad física se presenta como una aliada fundamental, favorable para todas las personas, sin importar su género o edad. No solo actúa como un escudo protector, sino que también reduce la probabilidad de factores de riesgo como la hipertensión arterial, el colesterol elevado, la diabetes y la obesidad.
Los beneficios de incorporar actividad física a nuestra rutina diaria son impactantes: mejora el descanso nocturno, el estado de ánimo y la capacidad cognitiva. Además, se convierte en una herramienta poderosa para combatir la depresión y la ansiedad.
A nivel cardiovascular, las ventajas son aún más notables. Desde la mejora de la función cardíaca, con reducción de la frecuencia cardíaca basal y del desarrollo de arritmias, hasta la disminución de la presión sanguínea, la actividad física se posiciona como un pilar esencial para reducir el riesgo de infartos y trombosis cerebrales.
Sin embargo, de acuerdo con un estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), solo el 40% de las personas hacen ejercicio de forma regular[2]. Entonces, ¿cómo podemos vencer el sedentarismo? La respuesta es simple: incrementar las actividades cotidianas, como caminar más, subir escaleras o andar en bicicleta, son el primer paso hacia un estilo de vida más activo. La clave está en programar el ejercicio de manera gradual, adaptando nuestro cuerpo a nuevas rutinas.
Es conveniente realizar al menos 30 minutos de actividad física de intensidad moderada, durante cinco días a la semana, o 20 minutos de intensidad alta por tres días a la semana. Esto mejorará la capacidad funcional y se asocia a reducción en la incidencia de enfermedad cardiovascular y mortalidad. No obstante, es importante aclarar que de padecer enfermedad cardiovascular, la intensidad y tipo de actividad deben ser indicadas por un cardiólogo. Lo mismo aplica para aquellos que ya practican deportes, quienes deberían realizar una prueba de esfuerzo -conocida como ergometría- para asegurar que la actividad se ajuste a su capacidad.
En conclusión, la actividad física no solo es una herramienta de prevención y tratamiento de enfermedades, sino también un medio para mejorar nuestra calidad de vida en todos los aspectos. Hagamos del cuidado del corazón una prioridad, adoptando un enfoque proactivo hacia nuestra salud cardiovascular.
Auditora de Prevención Salud y Dra. especialista en Cardiología
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